Hablaron sobre indígenas, migración, pobreza y otros temas, según la Presidencia
Sólo duró 20 minutos el encuentro Fox-Papa
El mandatario llegó a la nunciatura sin compañía; Sahagún arribó por separado, trasciende
JUAN MANUEL VENEGAS Y ALONSO URRUTIA
En medio de una tormenta, el presidente Vicente Fox y su esposa, Marta Sahagún, llegaron en vehículos distintos a la nunciatura, donde fueron recibidos por el papa Juan Pablo II en audiencia privada, que no se prolongó más de 20 minutos.
En días previos, la Presidencia de la República evitó oficializar el encuentro con el Pontífice. El hermetismo se mantuvo hasta los últimos instantes, al grado de que la esposa del mandatario evitó ser vista por los informadores que hacen guardia en los alrededores de la representación vaticana.
Nadie la vio entrar, pero trascendió que Sahagún utilizó un Grand Marquís negro con vidrios polarizados que llegó a la nunciatura segundos antes que la camioneta del presidente Fox.
La prudencia con que se manejó la reunión causó que algunos medios electrónicos difundieran la noticia, sin confirmar la presencia de la esposa del Presidente. Sería un comunicado de Los Pinos, emitido por la noche, el que despejaría las dudas.
Prevista para las 19 horas, siempre conforme al horario extraoficial que desde Los Pinos se hizo circular, la reunión se efectuó 20 minutos antes. "Fue una cortesía del Presidente de la República, siempre supeditada a la salud de su santidad, y en el entendido de que en todas las giras internacionales que realiza el jefe del Estado Vaticano se reúne en privado con su homólogo del país que visita", informó la oficina de prensa del Ejecutivo.
Pobreza, marginación, indigenismo... todo en 20 minutos. Esta fue la segunda ocasión en que Fox y Sahagún son recibidos en audiencia privada por el obispo de Roma. La primera ocurrió en octubre pasado en el Vaticano, aunque en aquella ocasión las entrevistas fueron por separado.
Tal como ocurrió en Roma, de nuevo la reunión fue precedida por un intenso cabildeo entre el gobierno mexicano y la jerarquía católica, debido al estricto protocolo vaticano respecto a la recepción de los jefes de Estado y sus esposas. Y también, como aquella primera vez, sólo hasta que el encuentro se había dado la Presidencia habló del tema.
La cautela de entonces se repitió ahora. Entre los periodistas que aguardaban su llegada se especuló que el adelanto en los tiempos obedeció a la estrategia de mantener hasta el último momento la discreción sobre la presencia de Marta Sahagún en la nunciatura.
Y entre la tormenta, todo fue confusión. Primero llegó el vocero de Los Pinos, Rodolfo Elizondo, quien sólo habló unos instantes con elementos del Estado Mayor Presidencial e ingresó a la sede diplomática.
Minutos más tarde arribó el Marquis negro, sin que alguien pudiera identificar a sus tripulantes. Entre el desconcierto, segundos más tarde apareció la camioneta blanca de Fox. Eran las 18:40 horas.
Fueron 20 minutos de reunión. Muy pocos para los tantos temas que, según la Presidencia, se abordaron: la situación de los indígenas y los migrantes, así como la pobreza, la marginación y el desarrollo de las microrregiones.
También se dieron tiempo, siempre de acuerdo con el boletín de Los Pinos, para hablar de la iniciativa que promueve el Vaticano, denominada Globalización de la solidaridad, para fortalecer la ayuda al desarrollo y los programas sociales que acompañan al crecimiento económico.
Fox también habría expuesto los cambios políticos de "transparencia y pluralidad que se viven en México" y explicado algunas iniciativas de su gobierno tendientes a asegurar "la equidad y la justicia en el país", así como para "el combate a la pobreza y procurar el bienestar social de todas las familias, principalmente las más marginadas, como las comunidades indígenas".
Sólo 20 minutos y tantos temas. Sólo 20 minutos y saldría el convoy. Otra vez, el Marquís por delante y la camioneta con Fox, solo.