Los italianos marcaron un hito en la historia de las actuaciones de grupos
de rock
Premiata Forneria Marconi derramó TNT puro en
el Salón 21 para deleite de sus fans
GABRIEL LEON ZARAGOZA ESPECIAL
Con su primera y única presentación en la
ciudad de México, la noche del sábado los italianos de la
legendaria banda progresiva Premiata Forneria Marconi, con dos horas y
media marcaron un hito en la historia de los grupos de rock que se presentan
en el país. Derramaron trinitrotolueno puro de música de
antología clásica con su magistral interpretación
de temas de sus 16 álbumes integrados en 30 años de excelsa
vida sonora.
En un Salón 21 abarrotado de otoñales cuarentones
y cincuentones y unos cuantos morros de 20 y 30 primaveras, harto
influenciados por la cultura musical de sus padres, la imponente jovialidad
con aroma a naftalina de Premiata provocó arritmias cardiacas entre
los asistentes, que ovacionaron desde sus asientos a los concertistas.
Treinta
años esperaron los fans mexicanos del rock más progresivo
de Europa para ver en este país a los dinorocksaurios con
la fibra suficiente para provocar la catarsis de quien se les ponga enfrente.
Un intermezzo abrió el concierto en el que,
durante dos horas y dos encores de 15 minutos cada uno, prevalecieron
rapsodias de ensueño y fantasía auditiva interpretadas por
los veteranos Flavio Premoli (teclados), Franco Mussida (guitarra), Franz
Di Cioccio (percusiones), Patrick Djivas (bajo), Lucio Violino Fabri
(violín y teclados) y Roberto Gualdi (batería).
En opinión de los asistentes y viejos conocedores
de la banda, predominó un programa con rolitas de los primeros acetatos,
como Storia di un minuto. Sólo hubo un tema de su reciente
producción Serendipity, con el que los roqueros llegaron
al país para presentarse como los músicos consagrados del
género que son, ajenos a las giras de comercialización para
dar a conocer sus nuevos materiales.
Cuerpos en trance y movimientos pendulares de cabezas
blancas dieron fiel seguimiento al registro acústico de los instrumentos
que lucieron faltos de potencia decibélica, pese a los exhortos
del respetable, que deseaba le estallaran los oídos con los acordes
provenientes de la cultura del Mar Mediterráneo, los sonidos medievales
y la música celta que floreció en lo que actualmente es Italia.
Arreglos acústicos similares a los de Carmina
Burana en versión de Ray Manzarek, extractos de sonidos de bandas
del mainstream, como Queen y otros monstruos de alto registro decibélico
impregnaron el recinto, donde el público acudió deseoso de
escuchar rock italianísimo sin resquicio de interpretaciones en
idioma sajón que, por cierto, sí estuvieron presentes en
dos ocasiones, que inicialmente fueron abucheadas y, finalmente, ovacionadas
ante las estupendas interpretaciones de los italianos.
La sesión, chela en mano, incluyó
los temas River of life, Photos of ghost, La carrozza
di Hans, La rivoluzione, La luna nuova, Il banchetto,
Dolcissima Maria, Si puo fare, Altaloma, Violin
solo, Rossini & William Tell overture, Maestro della
voce y celebration, entre otras.
Con adjetivos italianos como bravissimo, mama
mia, molto bello, el público externaba su sentir del
concierto, pero como las aclamaciones les parecieron falto di forza,
no dudaron en expresar sus emociones como debe ser, muy a la mexicana:
"Están cabrones los músicos", lo que provocó risas
y agradecimientos de los miembros de Premiata, que entendieron perfectamente
el mensaje.
En todo momento ovacionados de pie, aplaudidos y calificados
como magistrales por la crítica especializada, que no podía
faltar, los músicos y juglares del escenario se retiraron con unánimes
coros de molto grazie de sus seguidores, pero prometieron regresar.