Un lingüista de origen mexicano adaptó a esa variante el primer
capítulo de la obra de Cervantes
El spanglish también tiene su Quijote
Según Ilán Stavans, el híbrido entre inglés
y español es un nuevo idioma de 40 millones de hablantes que los
puritanos de la lengua se niegan a reconocer
El fenómeno, revolución cultural
ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL
Madrid, 20 de julio. Ilán Stavans, profesor
de lingüística nacido en México, adaptó al spanglish
el primer capítulo de El Quijote. Lo que para los puristas
del idioma representa un sacrilegio, para el promotor de esta idea no es
más que el reconocimiento a este ''nuevo idioma'' y lo que significa:
una auténtica "revolución cultural" que emerge con dinamismo
en una "nueva civilización".
Stavans, autor de la primera adaptación de la obra
cumbre de las letras españolas, sostiene que este híbrido
entre inglés y español, que hablan ya casi 40 millones de
personas, tiene su raíz en el Tratado de Guadalupe-Hidalgo de 1848,
mediante el cual Estados Unidos se anexionó el entonces Texas mexicano,
lo que supuso la gestación de un "mestizaje fonético y morfosintáctico"
que no es fruto de un "encuentro de lenguas", sino más bien de un
"choque de culturas".
El Quijote también tiene ritmo y riqueza
lingüística en esta, su más novedosa traducción,
que surgió a raíz de una reciente visita de Stavans a Barcelona,
donde difundió sus más recientes investigaciones sobre el
spanglish, una forma de comunicación masiva que todavía
no cuenta con el reconocimiento oficial de idioma o dialecto, o variación
de un idioma.
A pesar del todavía incierto reconocimiento académico,
Stavans ha dedicado los últimos años a estudiar la forma
en la que desde hace décadas se comunican millones de hispanos en
Estados Unidos, investigación que derivó en la publicación
del primer diccionario del spanglish y que lo ha erigido como uno
de los máximos especialistas en la materia.
Stavans nació en México hace 41 años,
si bien su vida académica la ha desarrollado en Estados Unidos,
en la Universidad de Columbia. Estudió un posgrado de lingüística
y ahora es el responsable de la cátedra Lewis-Sebring de cultura
latinoamericana en Amherst College, en Massachusetts. De origen judío,
se crió escuchando yiddish, castellano e inglés, por lo que
parece estar acostumbrado a la mezcla de sonidos, palabras y significados.
La primera traducción del capítulo inicial
de El Quijote se publicó luego de una petición expresa
del diario barcelonés La Vanguardia, que en su suplemento
cultural dio cobijo a esta novedosa interpretación lingüística
de las vicisitudes del caballero de la triste figura.
En la entrevista publicada en ese suplemento, Stavans
explica: "En un programa radiofónico durante mi visita a Cataluña,
hace algunas semanas, un purista de la lengua afirmó que al spanglish
no hay que prestarle atención hasta que no produzca su propio Quijote.
La afirmación es necia: El Quijote no era ni siquiera un
sueño en 1604, ni qué decir del siglo XII o del VII de la
era común. Debemos su aparición, ¿a qué? Quizás
a un documento de 1569 en el que se ordena el arresto de un tal Cervantes
por haber herido a Antonio de Sigura. O probablemente a la fundación
de Córdoba como capital de Al-Andalus. O a los viajes de Marco Polo
a China y de Leif Eriksson por el Atlántico. O a la destrucción
del segundo templo en Jerusalén... Sin ellos, nuestro adorado manco
de Lepanto jamás habría tramado las ilustres aventuras del
caballero de la triste figura. No es improbable que una secuencia similar
nos lleve algún día a la redacción de un magnum
opus en spanglish".
Choque idiomático
El profesor de origen mexicano también tiene, según
sus investigaciones, muy claros los orígenes y la esencia del spanglish:
"Es un fenómeno verbal de amplia difusión, sobre todo en
Estados Unidos, que resulta del encuentro -o mejor aún, del choque-
entre español e inglés. Por su importancia, lo describiría
asimismo como una revolución cultural. La minoría hispánica
al norte del Río Bravo es una extensión de América
Latina en Estados Unidos, así como una comunidad de inmigrantes
que anhela inscribirse en el mosaico social norteamericano. Pero es algo
más: una nueva civilización, ni anglosajona ni hispánica.
Además su aparición no es reciente. Se remonta por lo menos
a 1848, cuando, con la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo, dos terceras
partes del territorio mexicano, con todos sus habitantes, pasaron a formar
parte de la Unión Americana. En ese instante se hace oficial la
contaminación lingüística: los pobladores de lo que
ahora se conoce como el Southwest se vieron forzados a incorporar el inglés
como su idioma público sin abandonar del todo su idioma materno
que, por cierto, era ya una variante de los varios españoles peninsulares.
Surgió pues una mezcla, un híbrido -o mejor dicho, un mestizaje
fonético y morfosintántico-, cuyas mutaciones desembocaron
en lo que conocemos como spanglish. Sí, es un producto de
la contaminación y la impureza. De ahí su riqueza".