La delegación Gustavo A. Madero alberga el sitio
El Centro Cultural Cristina Payán será inaugurado mañana con música
ANGEL VARGAS
El Programa Comunitario Un norte para la cultura, organizado por habitantes de la delegación Gustavo A. Madero, en seis años de existencia ha logrado convertirse en una opción real de oferta y desarrollo cultural para una parte considerable de los vecinos de esa jurisdicción, al atender con sus diversas actividades (talleres y espectáculos artísticos) a un promedio de 10 mil personas al año.
El programa ha crecido a tal grado que propició ya la construcción de un centro cultural, ubicado en el camellón de avenida Eduardo Molina, frente al gimnasio Nueva Atzacoalco.
El recinto será inaugurado mañana a las 12 horas con un festival de jazz y blues, en el que durante los cuatro domingos de julio intervendrán sendos exponentes de alguno de esos géneros: Real de Catorce, Grupo Montaje, Astillero y Juan Hernández y su banda de blues, en ese orden. El centro fue bautizado con el nombre de Cristina Payán, en homenaje a la labor de promoción cultural que desempeñó en vida la pedagoga, sobre todo en los ámbitos popular y comunitario, impulsando y dirigiendo proyectos como uno con colonos de Santo Domingo o el del Centro Comunitario Culhuacán.
El trabajo de la maestra, de hecho, fue indispensable para desarrollar el programa Un norte para la cultura, según Pablo Hernández, uno de los principales impulsores del mismo. Explica el pintor y escultor que retomaron varios de sus planteamientos para hacer consciente a la población acerca de lo indispensable que resulta que cada ciudadano se comprometa con el desarrollo de actividades culturales, si desea resarcir en realidad la marginación que se sufre al respecto.
El programa Un norte en la cultura ha sido posible por la correlación de diversos factores, aunque los más importantes son, explica Hernández, que "nació en un ambiente político favorable en el que la gente tomó otra actitud en cuanto a su participación ciudadana, sobre todo por el movimiento zapatista", y que algunas autoridades delegacionales han dado su apoyo.
Para llegar a la construcción del Centro Cultural Cristina Payán se debieron superar diversas etapas: la primera, exigir a las autoridades la restitución de 3 mil metros de camellón que un laboratorio médico se había apropiado para utilizarlo de estacionamiento; luego, la comunidad, con ayuda de especialistas, diseñó una estrategia de desarrollo cultural para la zona y fue así como, de manera inicial, se construyó un templete, más tarde un teatro al aire libre y ahora el centro.
En ese lapso se ha contado con la ayuda del programa Alas y raíces para los niños del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y se han desarrollado talleres de pintura, lectura y recuperación de juegos.
También, merced al esfuerzo de la comunidad, se ha logrado llevar hasta ese foro a Jesusa Rodríguez y su compañía de teatro La Chinga; también, orquestas sinfónicas, como la de Coyoacán y la de Marina, y compañías de danza, como el Ballet Independiente.