Preparativos en las colinas por temor a una
eventual insurrección chavista
La clase media venezolana se va a la guerra
CARLOS FAZIO ENVIADO
Caracas, 28 de junio. En una semana se ha convertido
en la pequeña Biblia de la clase media metropolitana. Es
el manual Plan Co-munitario de Defensa Activa, un curso "sencillo" de contraterrorismo
urbano para de-fender la vida, la propiedad y la familia. Circula por Internet
y empresas de seguridad lo distribuyen hoy, en mano, urbanización
por urbanización, en las colinas residenciales que circundan la
capital.
El manual parte de una noción básica: "Ha
llegado el momento del real poder ciudadano. El poder de las comunidades
organizadas y unidas". Fue elaborado con base en el Manual de contraterrorismo
de la Escuela de las Américas, con sede en Fort Bennings, Georgia.
Y adaptado por "especialistas" en el área de la seguridad comunitaria.
Está destinado "a evitar que actos vandálicos,
de terrorismo u otra naturaleza perturben o atenten contra la seguridad
física de nuestras familias, bienes y comunidades". Aclara que no
es sólo una cuestión de supervivencia. Y recomienda no alarmarse:
hay que entender que esos procedimientos "son prácticas comunes"
en otros países. Se trata de "salvar vidas".
El clima de pánico se generaliza. Las ciudadelas
clasemedieras se paramilitarizan. Se llenan de alambres de púa.
Cinco anillos de seguridad las protegen. Abarcan desde el perímetro
del barrio a la calle, el edificio, el piso y el departamento. Ante el
"peligro in-minente", las asociaciones de vecinos se arman contra la "amenaza"
chavista.
Se preparan y entrenan para la guerra civil contra las
"mafias" que defienden al gobierno del presidente Hugo Chávez. Se
atrincheran en sus propiedades en un régimen de autoapartheid.
Se medievalizan.
Rodeada
por cientos de barriadas marginales habitadas por "vándalos" y "delincuentes",
la clase media teme que una poblada armada la ataque. Que los miserables
bajen de los cerros y lo arrasen todo. Por eso, ante la "amenaza terrorista",
la "sociedad civil" se organiza para la guerra. Teme que en la próxima
crisis se desate la furia de los parias de los tugurios, y que los cuerpos
de seguridad del Estado no tengan capacidad para responder a los desórdenes
callejeros y los saqueos, como en abril pasado. Se siente "blanco" de los
estigmatizados "círculos bolivarianos". Sabe que duerme con el enemigo.
Por eso, está alerta y se organiza.
Ha comenzado a agruparse en comités de seguridad
y defensa y afina planes de contingencia para contrarrestar la amenaza
de los de afuera. Fortifica sus propiedades. Crea redes de comunicación.
Se familiariza con los códigos de alerta. Ensaya tácticas
de autodefensa. Prevé puntos de concentración. Aprende primeros
auxilios. Almacena víveres. Y está dispuesta a matar para
proteger lo suyo.
En sus urbanizaciones pululan hoy los pe-rros de la guerra.
Hacen su agosto mercenarios traídos del exterior. Ex agentes del
Mossad (los servicios de inteligencia israelíes), se cuentan entre
los más activos. Trabajan bajo pantalla de agencias de seguridad.
Ofrecen protección, brindan consejos, enseñan defensa personal.
Se dice, incluso, que tras los su-cesos del 11 al 13 de abril, y para no
repetir el error, asesores israelíes han diseñado una operación
quirúrgica de envergadura: confeccionaron una lista de 2 mil dirigentes
a eliminar. Una nueva Operación Yakarta. Las víctimas
seleccionadas integran las "hordas bolivarianas", eje del mal vernáculo.
Tras el fallido golpe de abril, los "patriotas" que violaron
la Constitución y disolvieron las instituciones para "restituirlas"
a sus verdaderos propietarios, los "ciudadanos" de las colinas fortificadas,
esgrimen hoy el derecho a la legítima defensa. La ultraderecha fascistoide
alienta a la clase media a que se arme. Llevan tres meses haciéndolo.
En La Florida, Prados del Este, La Lagunita, Valle Arriba, Country Club,
Terrazas del Ávila y Altamira, los vecinos creen que ha llegado
la "hora cero". Por eso, mostrando un "comportamiento atípico" para
gente de su clase, arrasaron las armerías de Caracas. Los civilizados
se armaron hasta los dientes.
La venta de escopetas se multiplicó por tres. El
calibre 12, de uso deportivo, es el más buscado. Aunque las pistolas
9 milímetros y .40 son las favoritas de los conocedores. Por su
potencia de fuego, claro. También los revólveres 38. Ahora
los clasemedieros practican tiro. Hacen su catarsis. Los cursos de las
academias y los polígonos han visto crecer 30 por ciento la afluencia
de tiradores novatos.
No es que quieran tomar la ley por su propia mano. No.
Simplemente preparan la "resistencia" de sus urbanizaciones frente a un
eventual asalto de los bárbaros de afuera. De los excluidos del
neoliberalismo, esos "delincuentes terroristas". Muchos de esos marginales
son sus guardaespaldas, porteros, mucamas, empleados, sirvientes. Por eso,
el manual recomienda: "No sea tan confiado con los empleados domésticos,
específicamente los que vienen por día. Recuerde que muchas
de esas personas han sido manipuladas. Algunas nos comienzan a ver como
enemigos. Esto es un asunto delicado y no hay por qué generalizar...
pero debe estar alerta ante cualquier evidencia. Hable con sus empleados
si tiene la confianza, y dígales la verdad del país".
La introducción al curso comienza con un "análisis
del terrorismo". Está tomado de un manual de contraterrorismo del
Pentágono. "Es necesario entender el contexto", dice. "A pesar de
que el terrorismo aparenta ser una actividad sin sentido, al azar, sin
posibilidades de predicción, es en realidad una actividad con un
propósito definido". La asimilación chavismo-terrorismo está
implícita.
Dado que el caos, la violencia y la destrucción
de la estructura social son los objetivos del terrorismo, hay que familiarizarse
con sus métodos operacionales. "Sus ataques son conducidos con el
elemento sorpresa y generalmente hay muy poco aviso. Son violentos y de
corta duración. Operan en células pequeñas y clandestinas
colocadas entre la población civil".
El manual identifica algunos mecanismos "para producir
terror" y los adapta a sucesos locales conocidos por todos los usuarios:
asesinatos (como los del 11 de abril), toma de rehenes (el día del
golpe la concentración popular chavista frente al Palacio de Miraflores
fue "utilizada como escudo humano"), fuegos intencionales (incendios en
los saqueos del 12 y 13 de abril), tácticas callejeras ("círculos
bolivarianos"), violencia grupal (acciones contra manifestaciones), robos
y expropiaciones (situaciones en el Táchira y Santa Bárbara
del Zulia, Ley de Tierras).
El manual enseña cómo elaborar un "plan
de prevención-impedimento-reacción-predicción". Debe
contemplar una "estrategia de inteligencia" y "manejo de crisis". Dos temas
clave: adiestramiento y disciplina. El plan de contingencia debe ser discutido
por toda la familia, y si es necesario se debe recurrir a un "psiquiatra
amigo" que dé charlas a los vecinos sobre cómo manejar "la
crisis".
Rambos en el condominio
Todo está previsto. Desde códigos de alerta
en tres fases (amarilla, naranja y roja, que indican sospecha, ambiente
de posible violencia y confrontación inevitable), hasta mantener
a mano la bolsa de mano o la billetera, la lista de teléfonos, víveres,
agua, pertenencias básicas, herramientas y el auto con su depósito
de gasolina lleno y estacionado en dirección hacia una ruta de evacuación
prefijada. Ante la presencia de sospechosos en el condominio, recomienda:
"Nunca busque o inicie la confrontación (visual, verbal o física)
innecesariamente. Su vida y la de su familia pueden depender de usted".
Por supuesto, la preparación para la guerra contra
los bárbaros del exterior, los que habitan los bantustanes de los
cerros, incluye tácticas de "defensa" de bienes y propiedades, en
"equipo". Áreas sensibles, puntos de defensa, horarios de guardias,
uso de brazaletes o gorras de fácil identificación y la utilización
"de aceite, gasolina, cadenas, clavos o barreras con carros, camiones o
autobuses, barriles, desperdicios, botellas quebradas y hasta destapar
las tapas del drenaje y las coladeras para evitar o retrasar el acceso
a la zona (tomando la precaución de que después "no se le
complique el repliegue"). Quienes están en la primera línea
de defensa deben portar chaleco antibalas y mantener "bolsitas clips" con
paño humedecido en vinagre o lentes de natación para evitar
los gases lacrimógenos.
"Familiarícese con la Constitución
de la república", dice un aviso clave. Se trata, por cierto, de
crear "real poder ciudadano". Porque, dice el manual, "no queremos más
un mal gerente". O sea, un presidente de la re-pública como Hugo
Chávez. Advierte: "Evite el surgimiento de caciques". Y todavía
una advertencia más: "No es alarmismo. Se trata de una situación
real donde está en riesgo nuestra vida".
El manual incluye un "decálogo de supervivencia":
1. Dominar el pánico. 2. Mantener la calma. 3. Hacerse cargo de
la situación. 4. Actuar sin prisa. 5. Pensar positivamente. 6. Observar
cuanto nos rodea. 7. Es-tar informado. 8. Improvisar antes que rendirse.
9. Apreciar la propia vida y la de los demás. 10. Estar prevenido.
El "material mínimo de emergencia" en el hogar
y en el vehículo daría para equipar un supermercado o un
hospital de la periferia. Desde alimentos y despensas para un mes para
familias de cuatro adultos, radios a pila, linternas, reserva de baterías,
velas, cerillos, combustible de reserva, herramientas, neveras de camping,
botiquín, cuchillos de montaña o "navaja suiza", mantas,
libreta con lápiz, gasas, agua oxigenada, termómetros, tijeras,
analgésicos, calmantes para picadura y antiácidos, hasta
cacao para los labios. También son varias las páginas de
"necesidades básicas" para bien llevar la guerra civil sin bajar
de peso. Las listas de "alimentos preservables a temperatura ambiente"
y las que integran la despensa familiar, hacen agua a la boca. Vamos, hay
hasta Toddy (cocoa).