La alta comisionada de la ONU prepara la agenda para su próxima misión en el país
Mary Robinson expresa preocupación por la persistencia de la impunidad en México
Reconoce que ha habido una "progresión" respecto a proteger los derechos humanos
KYRA NUÑEZ CORRESPONSAL
Ginebra, 27 de junio. Mary Robinson, alta comisionada para Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas, afirmó que en México existe "una progresión" en el respeto a las garantías individuales, que se refleja en la disposición para ratificar instrumentos jurídicos internacionales. Sin embargo, advirtió que eso no significa que en su próxima misión de trabajo a México, programada para el primero de julio, se abstenga de expresar sus preocupaciones al presidente Vicente Fox, "porque existen".
Esas "preocupaciones" ya existían desde su primera misión, cuando Ernesto Zedillo ocupaba la Presidencia de la República: el sufrimiento indígena, agravado por una ley que rechaza la mayoría; asesinatos, amenazas y acoso a defensores de derechos humanos; pobreza, desigualdad enorme, asesinatos inexplicables de mujeres, un sistema de justicia al que se le tiene miedo, factores "que permanecen a pesar de la buena voluntad del nuevo gobierno de Vicente Fox".
En mis encuentros con funcionarios del gobierno mexicano y representantes de la sociedad civil, dijo Robinson, "enfatizaré mi continuada preocupación, en el contexto de que reconozco la voluntad de avanzar y de que ahora tenemos un programa de cooperación técnica con una buena estructura, pero volveré a insistir, por ejemplo, en los temas del informe del relator especial sobre la Independencia de Jueces y Abogados, Dato Param Cumaraswamy, porque se centra en importantes rubros del sistema judicial".
Indicó que también manifestará su inquietud por los resultados que han arrojado las pesquisas sobre el asesinato de la defensora Digna Ochoa. "Quiero saber más por qué hay cambios de la línea de investigación y de los responsables de ésta. Es de suma importancia afrontar la impunidad e investigar los asesinatos de valientes defensores de derechos humanos. Un tema clave es la responsabilidad de la policía por muertes ocurridas en sitos de detenciones o por la arbitrariedad con la que disparan en las calles contra sospechosos", puntualizó.
"También quiero saber cuál es el rol del fiscal especial para aclarar los crímenes del pasado, pues ignoro con exactitud qué mandato se le ha conferido a Ignacio Carrillo, quiénes serán los investigadores y qué acceso se les dará al material de evidencia. Muchos temas deberán tratarse de nuevo porque es importante que la gente tenga el sentimiento de que se avanza en la cultura de derechos humanos, por lo que debe haber más avances sobre todo en la protección de víctimas de violaciones, en poner alto a la impunidad y responsabilizar ante la justicia a los perpetradores de esos actos", añadió Robinson.
Sobre la eventual apertura de una oficina del Alto Comisionado en México, informó que "se va progresando" y que durante su próxima misión podrían afinarse los detalles. Sin embargo, planteó que primero deberá hallarse a la persona idónea para ocupar el cargo, además de que la aprobación deberá pasar por el Congreso de la Unión.
Respecto a las críticas a los informes de relatores especiales de la ONU y las respuestas oficiales a éstos, Robinson recordó la invitación que extendió el presidente Fox para que, por medio de mecanismos de vigilancia de derechos humanos, se evalúe lo que está haciendo el gobierno. Esos informes, agregó, son una buena medida para que las autoridades analicen la situación y también representan un instrumento de trabajo para los defensores de las garantías individuales.
La alta comisionada expresó, por otra parte, su sentimiento de que la credibilidad en las nuevas democracias se erosiona. "Es muy inquietante el nivel de cinismo sobre el valor de los gobiernos, que nada cambian a pesar de las promesas; comprobar que se profundiza la división entre una reducida elite de poder y la vasta mayoría, que tiene agudos niveles de pobreza, y observar además la falta de seguridad" dijo.
Según Robinson, existe una respuesta para hacer frente a esto: la agenda de los derechos humanos que espera promover ampliamente durante su visita a México, donde "tenemos que promover la participación de la sociedad civil en las decisiones que le conciernen mediante planes de acción concretos".
El cinismo se debe, argumentó, a que los gobiernos de la nueva democracia no han hecho efectivas sus promesas de cambio, por lo que para hacerlos responsables de cumplir con sus compromisos debe promoverse la cultura de los derechos humanos que tienda a la transparencia y a la responsabilidad ante la justicia.
Por otra parte, al referirse al seguimiento y ejecución del programa de acción de la cumbre de Durban contra el racismo, Robinson señaló que ese proceso es significativo para México y los países latinoamericanos, dado que la reunión internacional celebrada el año pasado en Africa del Sur les permitió confrontar la verdad de las situaciones domésticas de discriminación racial contra los indígenas, por ejemplo, en México, o contra los afrodescendientes en Brasil.
La experiencia en América Latina es positiva, abundó, y externó su confianza de que con la participación de su representante regional, Roberto Garreton, se pueda trabajar conjuntamente con el sistema interamericano de derechos humanos, la OEA y la CIDH en los temas de la protección de garantías, principalmente después de los efectos que provocaron los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos. Las medidas para contrarrestar el terrorismo, advirtió Robinson, han recortado las libertades fundamentales y los estándares de derechos humanos, y según numerosos alegatos se están utilizando para acabar con los defensores que son identificados como disidentes.
La situación es muy difícil, consideró la alta comisionada de la ONU, por lo que conjuntamente con la CIDH se realiza en estos momentos un estudio sobre este tipo de denuncias en cinco países latinoamericanos.