Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 1 de junio de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  La Jornada de Oriente
  Correo Electrónico
  Busquedas
  >

Deportes

COSAS DE FUTBOL

Josetxo Zaldúa

Lo mejor del partido que abrió el fuego del Mundial asiático fue el minuto 94, cuando el árbitro Alí Bujsaim decretó el final de la historia. La colonia, Senegal, había humillado al colonizador y campeón vigente del mundo futbolero, Francia.

Los negros ganaron a los mestizos, porque eso es el equipo galo, puro mestizaje. Para colmo de paradojas, el entrenador de los senegaleses es el francés Bruno Metsu, un tipo de 47 años con aires de rockero feliz.

Cuando Bujsaim pitó el fin los senegaleses se miraban como no dando crédito a lo hecho. En 1990, en Italia, fueron sus primos hermanos de Camerún los encargados de batir a Argentina, a la sazón campeona del mundo de México 86.

Otra vez los leones indómitos de la negra Africa cruzándose en el camino para recordarnos que el futbol está peleado con la lógica.

Hermosa fotografía el abrazo entre Metsu, Diouf y Fadiga. Hermosa actitud también la de los galos mestizos, reconociendo lo inevitable e intercambiando camisetas con sus primos hermanos.

De los 23 integrantes de la selección senegalesa 21 juegan en la liga francesa, mientras del equipo galo apenas cinco juegan en equipos de su país.

Cierto, no estaba Zidane y esa ausencia obliga a preguntarse qué hubiera sucedido con él en el campo de batalla. Zidane es un equipo en sí mismo, pero igual es mala noticia para Francia esa zidanedependencia.

Por esa regla de tres, un buen marcaje sobre Zizou dejaría a los franceses con 10 jugadores y con el síndrome del perdedor anidado en sus corazones.

Futbol, poco y malo. De nada sirvió a los franceses disponer del balón. El juego se centró en el medio y ahí los senegaleses se sintieron muy cómodos.

Establecieron una zona minada entre su portero y la mitad de la cancha y semejante crucigrama no pudo ser resuelto por los azules, entre otras cosas porque no existió el hombre que abriera pasillos para lanzar a Henry, Treguezet y Wiltord.

Senegal, por fin, echó abajo la tradición africana en futbol: indisciplinados, anárquicos y violentos. Fue un equipo maduro e inteligente hasta para cometer faltas, muchísimas, factor éste que rompió continuamente los esfuerzos galos por dar cierta coherencia a su futbol.

Deslumbrante la izquierda de Fadiga; punzante e intimidante la velocidad y el sentido del desmarque de Diouf, apoyados ambos por Camara, Ndiaye, Diao y Diop, el goleador que aprovechó el despiste protagonizado por Barthez y Petit, en el minuto 30 del primer tiempo.

Los senegaleses no descubrieron nada. Su futbol es tosco y directo, no elaboran pero tampoco les hace falta. Su fortaleza y velocidad fueron suficientes para doblegar a una Francia que tuvo una mala noche.

Ojalá se trate nada más de una mala noche para los galos porque es un equipo que juega generalmente muy buen futbol.

Hoy sabremos ya el resultado del encuentro entre Uruguay y Dinamarca, los otros dos equipos del grupo A.

Ojalá Recoba y los suyos dobleguen a los daneses, tarea complicada porque se trata de un equipo que combina muy bien técnica y fuerza. Si los charrúas ganan la sorpresa estará dominando un grupo cuyos favoritos son Francia y Dinamarca.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año