ASEGURADORA HIDALGO: VIEJO RECURSO
En
la primera privatización que realiza el gobierno del presidente
Vicente Fox, la Aseguradora Hidalgo (Ahisa) fue vendida a la empresa estadunidense
MetLife por 9 mil 200 millones de pesos. En esta transacción encontramos,
desafortunadamente, todos los elementos que se observaron hasta la saciedad
en los gobiernos encabezados por el PRI.
De ahí la molesta sensación de déjà
vu, esa extraña impresión de volver a ver una vieja película
con los mismos actores.
Ernesto Zedillo, por ejemplo, ya en 1998 había
proyectado la venta de Ahisa, y en las cartas de intención firmadas
con el Fondo Monetario Internacional (FMI) se había comprometido
a seguir con las privatizaciones, poniendo en primera línea la aseguradora.
El último presidente priísta -como se vio
en la cumbre de Monterrey- sigue teniendo un importante papel en la política
del gobierno del "cambio", pues también reaparecen políticas
dudosas y oscuras, como el saneamiento de empresas que, posteriormente,
son vendidas a precios que no corresponden con sus activos (en el caso
de Ahisa, éstas duplican el precio pagado por MetLife).
Y reaparece igualmente la urgencia por contener el déficit
público (de 0.65 del PIB fijado por el Congreso de la Unión)
vendiendo empresas nacionales que son un buen negocio, como la Aseguradora
Hidalgo, la cual controla nada menos que los seguros de todas las plantas
de Pemex, CFE, líneas nacionales de aviación y la burocracia.
En suma, tiene más de 8 millones de clientes y 31 por ciento del
mercado del ramo.
Por último, reaparece la sempiterna lógica
de las privatizaciones en todos los países que aplican al pie de
la letra la recetas de ese matasanos que es el FMI. Es decir, que privilegian,
como en Argentina con resultados funestos, mantener alto el valor de la
moneda nacional para garantizar el pago de la deuda externa y el repatriamiento
de las ganancias de los inversionistas extranjeros y, por consiguiente,
venden empresas lucrativas para obtener divisas con el objetivo de sostener
la cotización de la moneda local a corto plazo.
Como puede comprobarse, la noticia del ingreso de casi
mil millones de pesos por la venta de Ahisa reforzó la caída
del peso frente al dólar -por lo menos coyunturalmente-, mientras
nuestra divisa sigue siendo afectada por la salida de capitales a Estados
Unidos.
La privatización como recurso monetario equivale
a vender las joyas heredadas de la abuela. ¿Qué pasará
cuando las joyas se acaben o valgan muy poco y la abuela sea indigente
porque se agotaron sus viejos ahorros?
¿No sería mejor y más lógico
buscar una política de reanimación del mercado interno y
de promoción del ahorro nacional, impidiendo la desnacionalización
de los instrumentos fundamentales para una política financiera de
fomento?¿No enseña nada el pasado propio ni el de otros países
de América Latina?