Muestra del artista centenario en el Pallazzo delle Esposizioni en Roma
La mirada de Manuel Alvarez Bravo
El mundo se rencuentra con la obra del prestigiado fotógrafo mexicano
MERRY MAC MASTERS
El pasado 4 de febrero Manuel Alvarez Bravo cumplió 100 años de ''mirar con la apasionada reticencia de quien sabe que el mundo hechiza a sus usuarios", como dice el escritor Juan Villoro. Y, precisamente, es el mundo el que se rencuentra con la obra del fotógrafo.
La exposición La mirada de Manuel Alvarez Bravo, integrada por 75 obras, se inauguró a principios de semana en el Palalazzo delle Esposizioni en Roma, Italia, donde su permanencia concluirá el primero de julio. Curada por Judith Gómez del Campo, con fotografías provenientes del Museo de Arte Moderno, recinto mexicano que posee una amplia colección de obras (400) de don Manuel, la muestra ya itineró por Santiago de Chile, París y Madrid.
Más testigo que protagonista
En el texto El siglo de las luces, que escribió para el catálogo, Juan Villoro afirma: ''He visto al fotógrafo Manuel Alvarez Bravo en algunas exposiciones y he constatado que conserva la 'apariencia y esencia ascética e invernal', que desde 1945 advirtió en él el poeta Xavier Villaurrutia. No es extraño que su tímida presencia llame la atención de los fotógrafos, todos quieren retratar al maestro, pero procuran hacerlo con disimulo para no caer en la vulgaridad de los paparazzi.
''Mientras sus colegas arriesgan furtivas tomas en diagonal, Alvarez Bravo conserva un porte distanciado, es más un testigo que un protagonista. Ajeno al barullo, ejercita la distracción alerta, como si también ahí fuera el hombre tras la cámara. Una experiencia legendaria lo acredita en esta función.''
Para Villoro, don Manuel adquirió su ''temple controlado" en una de las épocas más revueltas de la historia, la Revolución Mexicana (1910-1920) y el estimulante caos de los años subsecuentes. Alvarez Bravo, precisa, se educó en el laboratoio social y óptico de una época que se reinventaba con voracidad, como si pusiera a prueba las posibilidades de ser captada en una película.
No obstante, en ese entorno explosivo don Manuel no apostó a la grandilocuencia sino al modo íntimo; ''se puso de parte de las cosas y encontró un laberinto inextricable en un colchón doblado y una épica desprevenida en los ciclistas que atraviesan una tierra yerma", señala el escritor.
De acuerdo con Villoro, el principal mérito de la exposición estriba en reflejar los muchos modos de mirar del artista mexicano. Rostros y paisajes, desnudos y testimonios sociales, escenas campiranas y momentos urbanos integran el universo Alvarez Bravo. Hay, con todo, un denominador común en este rico muestrario, asegura el autor.