Teresa del Conde
La habitación azul
No puedo resistir la idea de comentar algo sobre la película La habitación azul, debido a que su excesiva propaganda me maldispuso contra ella. Creí que me iba a parecer un filme claustrofóbico y que la adaptación de un cuento de Georges Simenon, cuya trama se desarrolla en una villa similar a las que describe Julian Barnes (ese británico que es francófilo empedernido), a un pueblo mexicano, resultaría a todas luces forzadísima.
Así y todo fui a ver la cinta por cuatro razones: a) procuro no perderme de ningún filme mexicano y los veo siempre en pantalla grande; b) estoy vinculada a los productores por simpatía y afecto aunque ahora rara vez los veo; c) no conocía el trabajo cinematográfico del director Walter Doehner, ni el televisivo, y d) sentía gran curiosidad por conocer la adaptación de la narración de Simenon. El guión es de Vicente Leñero y del director, pero imagino que Carlos Payán también intervino.
En términos generales el producto me pareció de primera, digno de participar en cualquier festival de cine. Una de sus mayores virtudes es su ausencia total de mexicanismos inútiles sin que por ello ciertos rasgos, llamémosles ''iconográficamente históricos", dejen de estar presentes, como la ambientación de la tienda, el hotel (que conozco), donde se lleva a cabo ''la acción"; la decoración de la sala de doña Dorita, magistralmente interpretada por Margarita Sanz; las vistas de paisaje, inconfundible, propias de un clima que podríamos analogar al del Mediterráneo, con todo y los impresionantes nudos montañosos, las callejas del pueblo y su conjunto, tomado generalmente en picada. La fotografía me pareció excelente, lo mismo que el reparto de los principales personajes.
El protagonista masculino está a cargo de Juan Manuel Bernal, que aparece con ojos llorosos desde el principio. Está bien elegido el tipo y aún más el de su mujer: Ana (Elena Anaya), que se lleva la simpatía del espectador desde el principio. Y el desarrollo de la trama es acorde con esa situación, por lo que la otra protagonista, Andrea (Patricia Llaca), entra en conflicto y como la trama lo requiere con la sección femenina del público. Fuera de que la joven mujer posee un dérriére impactante, su ''tono" o su demeanour están por debajo de los de su rival en amores.
Otros dos actores, cuyo desempeño es siempre el adecuado: Mario Iván Martínez y Damián Alcázar, garantizan de antemano las simpatías del público porque son de sobra conocidos; el segundo es el protagonista de La ley de Herodes. Sólo la linda actriz infantil, en el papel de Mariana, desconcierta un poco porque, pese a que su desempeño es más que loable, no da el registro adecuado como hija de Ana.
Previamente a la visión de esa película vi otra que también habla de ''encerramientos", la australiana Better than sex, dirigida por Jonathan Teplitzky.
Aunque tiene virtudes, ésa sí me causó sensación claustrofóbica, lo que no ocurre en La habitación azul, en la que el confinamiento está referido a la condición obsesa de los dos protagonistas, que parecen incapaces de escapar a su destino. Hay un detalle comparativo entre ambas: las dos mujeres (Ana en el caso de La habitación azul) se dedican a lo mismo: confeccionan ropa diseñada por ellas mismas, el stitch de la máquina de coser está muy bien empleado.
Pero en Better than sex nunca hay comida de por medio, sólo alusión a su ausencia; en tanto que en el filme de Doehner, las vituallas vienen a ser sumamente importantes, además de que los personajes se sientan a la mesa, bien puesta y dispuesta, cosa que gratifica al espectador.
En conclusión: el resultado es muy bueno, debido a que la película está impecablemente cuidada y la factura es de primer orden.