Ronaldo se convulsiona y Brasil pierde la concentración;
caen 3-0 en la final
Francia conquista la última Copa del siglo
Zidane es la estrella: anota dos de cabeza, y Petit
da la puntilla a los suramericanos
AFP
¡Allez les bleus!, esa fue sin duda la frase
más oída durante el Mundial de Francia, dignamente ganado
por unos anfitriones que, sin deslumbrar, fueron afianzándose en
cada partido hasta "estallar" en la final ante un Brasil que todavía
se pregunta qué les pasó aquel 12 de julio para haberse dejado
meter tres goles con tanta facilidad.
Puede que las extrañas convulsiones sufridas por
Ronaldo poco antes del encuentro, en que el astro no existió, tuvieran
algo que ver, aunque los auriverdes, que partían como favoritos,
no acabaron nunca de convencer en las fases previas.
El Mundial galo presentó varias novedades: la
primera y más importante, que los participantes aumentaron de 24
a 32; además, se instauró el gol de oro a partir de octavos
?el primero lo marcó el francés Laurent Blanc, contra Paraguay?
y, por último, se prohibieron las rejas para separar al público
del campo.
La última Copa del Mundo del siglo también
sufrió una de las más execrables consecuencias del fanatismo
deportivo: la violencia hooligan, que se cebó en el gendarme
Daniel Nivel, brutalmente golpeado en Lens por unos aficionados alemanes.
Algunos días más tarde, hooligans ingleses provocaron
graves incidentes en Marsella. La policía también temía
que hubiera problemas durante el encuentro Irán-Estados Unidos,
partido que levantó gran expectación por tratarse de dos
archirrivales políticos. Pero todo fue muy pacífico y correcto,
e Irán se impuso 2-1.
Los equipos africanos no dieron la talla, y entre los
favoritos hubo serias decepciones. España se acogotó como
siempre y no pasó de la primera fase, eliminada (0-0) por un Paraguay
duro de roer capitaneado por el excéntrico José Luis Chilavert.
Argentina cumplió un papel un poco más digno. Venció
en octavos en un electrizante encuentro a su rival favorito, Inglaterra,
aunque para ello tuvo que llegar a los penaltis. Los albicelestes se despidieron
en cuartos ante la creativa Holanda de Kluivert, los hermanos De Boer y
Seedorf.
Dinamarca cayó con las botas puestas en cuartos
contra Brasil, partido que supuso la despedida de Michael Laudrup. México,
por su parte, también dejó bien alto el pabellón:
perdió inmerecidamente en octavos contra una Alemania aburrida y
jurásica. Pero a Lothar Matthaus y los suyos los esperaba en cuartos
la verdadera revelación del torneo, Croacia, comandada por Robert
Prosinecki y Davor Suker, a la postre mejor goleador de la justa, con seis
tantos. Sólo los dueños de casa pudieron doblegarlos, y tras
empezar perdiendo, en semifinales (2-1). Con todo, lograron el tercer lugar.
Y ya en la final, hubo un solo equipo en el prófetico
Estadio de Francia. Y una única estrella, Zinedine Zidane, autor
de dos goles de cabeza. París estalló en fiesta, mientras
del otro lado del Atlántico no había consuelo para los brasileños,
que, incrédulos, vieron evaporarse su quinto título mundial.