La escudería ordenó a Barrichello
ceder el primer lugar a Schumacher
Ferrari, una victoria roja... de vergüenza
Michael, a disgusto con la decisión; "esto no
me hace feliz", expresó el tetracampeón
AFP
Austria, 12 de mayo. Ferrari ganó pero fue
demasiado lejos y el mismo Michael Schumacher, a pesar del primer puesto
conseguido este domingo en el Gran Premio de Austria, por primera vez no
se sintió orgulloso ni feliz y cedió a Rubens Barrichello
el peldaño más alto del podio.
El disgusto del tetracampeón mundial en el A1 Ring
de Spielberg fue evidente, aunque más discreto que el de los propios
tifosi de la Scudería, que silbaron la antideportiva
decisión de Ferrari, de 'pedir' al brasileño que dejara pasar,
en el último segundo de carrera, a su compañero alemán.
Así,
Barrichello fue ganador "moral" en Austria -el único trofeo que
faltaba en la vitrina de Schumacher-, pudo subir al primer escalón
del podio y se llevó la copa del ganador, que deportivamente le
cedió Schumacher.
El brasileño fue sin duda el ganador. Dominó
la carrera de punta a punta, sin que Michael Schumacher pudiera interrumpirlo.
Y mucho menos los Williams-BMW ?impotentes frente a los F2002 del cavallino
rampante? del colombiano Juan Pablo Montoya y el menor de los Schumacher,
Ralf, respectivamente tercero y cuarto, pero 18 segundos más atrás.
Sin embargo, las intervenciones del auto de seguridad,
de la vuelta 24 a la 27 y de la 28 a la 36 ?primero por rotura de motor
del francés Olivier Panis (BAR), luego por un espectacular choque
de Nick Heidfeld (Sauber) con Takuma Sato (Jordan), en principio sin consecuencias
graves pero que obligó a hospitalizar al piloto japonés para
un examen completo? habían reducido la enorme diferencia entre los
Ferrari y los otros.
Barrichello se encaminaba hacia la victoria, por delante
de Michael Schumacher, cuando llegó una orden por radio. Ross Brawn,
el director técnico de Ferrari, le dijo las órdenes de Jean
Todt, el director general. Una vez más, el brasileño, quien
acaba de firmar contrato por otras dos temporadas con la Scudería,
se vio forzado a respetar las consignas del equipo.
Como el año pasado por el segundo puesto Barrichello
dejó pasar a su compañero, ahora victorioso en todos los
circuitos de Fórmula 1, para ganar su quinta prueba de la temporada
y la 58 de su carrera.
Abucheo del público en las tribunas y en la sala
de prensa al llegar los pilotos para la conferencia. La victoria de Ferrari
se convirtió en el triunfo de la vergüenza, en un insulto al
deporte.
"Fue una mala decisión", declaró Schumacher.
"De haber podido evitarlo lo habría hecho. Esto no me hace feliz.
Esa orden no debería haber existido", destacó en un tono
y ambiente que más parecían de una ceremonia fúnebre.
"Hubiera preferido que termináramos la carrera
tal como veníamos en la pista", continuó el campeón
mundial. "Seguí a fondo hasta el final porque nunca se sabe lo que
puede pasar, pero Rubens fue el más rápido y merecía
la victoria. Realmente me gustó esta carrera, salvo los últimos
200 metros."
Por su lado, el brasileño, sin rencores, comentó:
"Fue una decisión del equipo y no hay nada que agregar al respecto.
Me pidieron que dejara pasar a Michael y lo hice. Eso fue todo. Esto en
nada afecta mi determinación de ganar carreras. Siento que llegó
mi hora y no hay razones para quejarse".
El malestar fue más allá de la Scudería
y sus seguidores. El director de Renault Sport, Flavio Briatore, fue
terminante: "El deporte automotor es más importante que Ferrari.
"Se puede vivir sin Ferrari. Lo que pasó hoy es
inadmisible. Ferrari considera a los espectadores como idiotas, manipula
los resultados cuando sus autos dominan sin competencia.
"Espero que la Federación (Internacional del Automóvil)
haga algo. Si no es así entonces quiere decir que Ferrari es el
patrón de la Fórmula 1, y eso es grave", agregó.
A nadie escapa que esta victoria de Ferrari podría
volverse en su contra, dado que, se estima, la FIA algo debe hacer ante
esa actitud, que afecta a una disciplina ya enferma de descrédito
y que además comienza a perder atractivo ante la supremacía
de los bólidos rojos. Esta vez, la Scuderia fue demasiado lejos.