En 1966, el perro Pickles desenterró
de un jardín la Jules Rimet, que habían robado
Inglaterra gana la Copa del deporte que inventó
Para La Tota fue su quinto y último Mundial
La sorpresa: Corea del Norte elimina a Italia
AFP
Los Beatles y la minifalda arrasaban cuando los ingleses
hospedaron por primera vez el Mundial del deporte que ellos inventaron
103 años antes. En esa justa deportiva se registró un nuevo
récord: 70 países se inscribieron, aunque después
las naciones africanas decidieron boicotear porque al campeón de
su zona se le obligaba a jugar con el de Asia para obtener una plaza.
Además
se produjo el famoso episodio del robo de la Copa Jules Rimet, que fue
sustraída de una exposición en enero y no apareció
hasta dos meses después gracias a un perro, llamado Pickles,
que tras mucho husmear la desenterró de un jardín de un suburbio
de Londres, para alivio de Scotland Yard.
A la cita acudieron 10 selecciones europeas, cuatro sudamericanas,
una de Asia -Corea del Norte- y otra más por Centro y Norteamérica
?México, cuyo portero Antonio La Tota Carbajal jugó
en Inglaterra su quinto y último Mundial.
En la primera ronda hubo dos sorpresas mayúsculas:
la eliminación de Italia, que perdió 1-0 ante Corea del Norte,
y la angustia de Brasil, que vio cómo su principal astro, Pelé,
caía lesionado por durísimos marcajes, primero frente
a Bulgaria y después contra Portugal, partido en el que quedó
definitivamente fuera de juego tras dos patadas criminales del luso Joao
Morais.
Los lusitanos, primerizos en lides mundialistas, no se
limitaron a dar leña; también asombraron por sus buenas presentaciones.
Su secreto: Eusebio, un artillero formidable que con sus nueve goles -fue
el máximo anotador de la Copa- llevó a su país hasta
una increíble tercera posición.
Un gol fantasma
Y por primera vez también se habló mucho
de los árbitros. En cuartos de final, el partido Uruguay-Alemania
Occidental fue dirigido por un inglés, y el Argentina-Inglaterra
por un alemán. Los dos sudamericanos perdieron, y en el segundo
caso con la expulsión, muy polémica, del capitán argentino
Antonio Rattin.
En semifinales sólo quedaban equipos europeos.
Alemania, en la que empezaba a despuntar un joven llamado Franz Beckenbauer,
venció a la URSS (2-1), mientras que Inglaterra, arropada por su
público, hizo lo propio con Portugal, gracias a dos tantos de Bobby
Charlton (2-1).
La final, disputada en el "templo" de Wembley, no estuvo
exenta de polémica. Después de que los alemanes lograron
empatar (2-2) y llegar a la prórroga, Geoff Hurst recogió
un pase de Alan Ball y chutó muy fuerte.
El balón se estrelló en el larguero y rebotó
en el suelo. Según los ingleses, dentro de la portería, y
de acuerdo con los alemanes, fuera. Según el árbitro, el
tanto fue válido.
Hurst remató la faena 20 minutos después.
Inglaterra se coronó por primera vez, y su mítico capitán,
Bobby Moore, recibió la reaparecida Copa de manos de la reina Isabel
II.