ALEBRIJES
Patricia Vega
En defensa de los actores
DESPUES DE SIETE meses de arduos ensayos y a menos de
un mes de su estreno, programado para abril en el Teatro Santa Catarina
de la UNAM, la puesta en escena del texto Sonata de otoño,
de Ingmar Bergman, se tuvo que suspender ante el incumplimiento de algunas
de las instituciones coproductoras del montaje.
DIRIGIDA POR RAUL Quintanilla (quién no cobraría
emolumentos por pertenecer al Sistema Nacional de Creadores), la obra sería
interpretada por los actores Dora Cordero, Marta Verduzco y Hernán
Mendoza. La escenografía y representación estaban al cuidado
de Carlos Trejo. Quien conozca el texto de Bergman sabrá que su
montaje requeriría una inversión económica mínima,
a cambio de depositar el peso del proyecto en el trabajo actoral, amoroso
reconocimiento al ser del actor como esencia de la representación
teatral.
DIVERSAS RECOMENDACIONES ?entre las que resaltan las de
los directores de escena Héctor Mendoza y José Caballero?
que avalaron la calidad artística de esta Sonata de otoño
fructificaron en los apoyos institucionales y económicos prometidos
por la Dirección de Teatro y Danza de la UNAM (Antonio Crestani);
el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Mario Espinosa); la Dirección
de Teatro del INBA (Otto Minera) y Televisión Azteca.
SIN EMBARGO, EL proyecto se derrumbó ante el retiro
de la participación de la televisora; el INBA también decidió
cancelar su apoyo sin mediar comunicación con el equipo artístico
para encontrar alternativas. Los intentos de intermediación ante
el instituto no han tenido éxito y sólo mantienen su palabra
la UNAM y el Fonca.
ESTE NO SERA el único proyecto teatral que se suspenda
por falta de coordinación de los patrocinadores, pero el caso sí
ilustra la indefensión y vulnerabilidad en la que trabajan los actores
mexicanos: sin contratos firmados, actúan de buena fe. En este caso
no sólo han dedicado siete meses a construir los personajes, sino
que en ese lapso rechazaron otros proyectos para dedicar toda su energía
al frustrado montaje. De lo sublime a lo prosaico: desde la imposibilidad
de la expresión artística de los personajes encarnados hasta
la pérdida de los recursos económicos, pues, ¿de qué
se cree que viven los actores?
¿A QUIEN LE importa considerar que cuando un proyecto
teatral se suspende se humilla y violenta a los actores? La historia cultural
demuestra que la base de un buen espectáculo teatral son los actores;
sin embargo, en nuestro país son los que menos importan.
PRUEBA DE LO anterior es que en el aparato de becas y
financiamientos se les cataloga de simples ''intérpretes" y no se
les considera ''creadores", como si en el trabajo actoral no hubiera una
aportación creativa; guste o no ellos son el alma del espectáculo
teatral. Los buenos actores sobreviven solos autodirigiéndose, escriben
y crean sus propias escenografías. Así ha sido a lo largo
de la historia del teatro.
OJALA LOS ACTORES, para su beneficio, logren cambiar de
intérpretes a creadores. Esta es parte de la reflexión y
lucha que muy pronto emprenderá la actriz Dora Cordero.
¿Quién se suma?