CUIDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
Cobro de facturas
MUY A pesar de las buenas conciencias del periodismo
nacional, se ha tenido que reconocer en todas partes el trabajo de La
Jornada como el timbre que sonó para llamar la atención
de unos y otros sobre los financiamientos, digamos extraños, en
la campaña presidencial de Vicente Fox.
ENTONCES, COMO es la costumbre de muchos, se llegó
a decir que este diario le estaba haciendo la campaña a Francisco
Labastida con tal de desestimar el trabajo de investigación del
reportero Gustavo Castillo, entre otros.
Y COMO dicen en el rancho, andando la carreta se
acomodan las calabazas, y la información de hace casi dos años
cobra especial relevancia en el empeño de la Presidencia de transparentar
todos esas acciones que en el pasado hicieron dudar a la población
de la honestidad de la actividad política.
ES MUY probable, entonces, que si el IFE decide
investigar a fondo los datos muy claros y precisos que se han dado respecto
de los recursos obtenidos por los amigos de Fox para la campaña
presidencial, encuentren que la punta de la madeja que jaló La
Jornada pueda señalar otros caminos donde se descubran, ¿cómo
decirlo?, bueno, irregularidades en torno a los dineros usados por los
genios que convencieron al 35 por ciento del padrón electoral de
votar por Fox.
LAS CONSECUENCIAS de este affaire parecen
no estar bien calculadas, pero si ya se echó a andar la maquinaria,
los peligros apuntan, por lo menos, al descrédito de la gente hacia
un triunfo electoral logrado con la inversión de muchos que hoy
seguramente están cobrando facturas.
POR LO pronto la resolución del TEPJF señala
dos cosas de suma importancia: primero, que sí hay elementos suficientes
para hacer la investigación, y segundo, que el IFE fue omiso al
desestimar sus propias facultades y dejar pasar, hasta ahora, un asunto
de importancia vital para la tan cacareada y ansiada democracia mexicana.
DADA ESA circunstancia el peligro del descrédito
también pesa sobre la institución electoral y ello podría
llevarnos a un retroceso de consecuencias insondables, sobre todo en un
periodo prelectoral como el que se vive.
LA GUERRA entre el poder y quienes lo perdieron
es sin cuartel. A una acusación le sobreviene la venganza sin tregua,
sin momento de reposo, y las verdades se vuelven inmensas, inimaginables.
EL PODER político en tanto se debilita se
vuelve vulnerable y con él las barreras que hasta ahora han impedido
que el país se venda al mejor postor, entre otras cosas. El desgobierno
parece avanzar a paso veloz sin que nadie encuentre un acuerdo justo para
México.
NO ES momento de adivinar hasta dónde podrá
llegar la guerra entre unos y otros, porque parece que apenas empieza,
pero sí es tiempo de reflexión y análisis, de hallar
las formas, dentro de la misma política, que devuelvan al quehacer
político su interés por las cosas de la gente.
HABRA QUE mirar con cuidado lo escrito por Gustavo
Castillo y analizar su trabajo para entender y remediar todo aquello que
se ha torcido en bien de la transparencia y de la democracia, porque a
estas alturas del partido nadie puede convertirse en cómplice de
la mentira por más amor que le profese al poder.