Amparanoia, Java y Ojos Brujos, el programa
del domingo en el Zócalo
Gran fiesta de denuncia social, la segunda jornada
de Radical Mestizo
Del escenario surgieron palabras y ritmos de
apoyo a los zapatistas y de repudio al fascismo
El público bailó ska, reggae, hip
hop, rock, flamenco, rumba y hasta un vals
GABRIEL LEON ZARAGOZA
La Plaza de la Constitución fue sede de una gran
fiesta de denuncia social, del combo Amparanoia, Java y Ojos de Brujo,
quienes durante tres horas y media de la tarde-noche del domingo hicieron
suyo, por primera vez, el Zócalo con toda una propuesta musical
y visual pocas veces apreciada por los chilangos, en el segundo día
del Festival Radical Mestizo.
La apertura de la sesión corrió a cargo
de los españoles de Amparanoia que, sin estar programados para participar,
no se amedrentaron ante el vuelo hacia el escenario de botellas de plástico,
bolsas con líquidos color ambar y gritos de uleros. Sin embargo,
la impecable sonorización y la apabullante asistencia apagó
paulatinamente a los inconformes.
World dance
La
presentación acústica se convirtió en un inédito
world
dance, donde el público lo mismo bailaba ska, reggae, hip hop,
funk y rap que cumbias, quebradita y rumba, al ritmo de toques caribeños
y de los Balcanes del Este conjuntados "por un mundo mejor sin fronteras
y donde se mueva la idea y se cojan de la raíz las fusiones".
Amparo y Susana, vocalistas de Amparanoia, cerraron la
participación del grupo con la rola Somos viento, homónimo
de su disco, que fue extraída de un mensaje del subcomandante
Marcos. Como lo marcan los cánones de izquierda, también
hicieron su pronunciamiento social: "Como viento que somos, queremos llevar
un abrazo a las comunidades zapatistas de los Altos y la Selva de Chiapas,
que con su lucha nos enseñan que la dignidad existe.
"Que nuestro viento refresque en especial a las comunidades
choles y tzeltales de Montes Azules de la Selva Lacandona, que resiste
pese al peligro de ser desalojada de sus tierras para que las grandes compañías
hagan negocios con el petróleo, la madera, con la biopiratería."
El sutil toque de sus voces se clavó en los cuerpos
de los asistentes que hicieron de la interpretación zapatista un
"baile rico de guerrilleros" y un ritmo peligroso con mensaje idem:
"para todos todo, para nosotros nada".
Movimiento mundial
Además, un mensaje para los asistentes: "Recuerden
que el zapatismo ya no es sólo mexicano. El zapatismo es un movimiento
mundial. Por la humanidad, por la memoria y por una paz justa y digna".
La
aceptación de la propuesta sonora en español e inglés
de los seis elementos de Amparanoia fue tal que la concurrencia no los
dejó ir e hizo que regresaran dos veces más para escuchar
"una rola de mujeres y de mariguana" -ello con movimientos expresivos de
cadera y choques de la misma-, así como una rumba alusiva al dinero
y a los grandes capitales.
Los galos de Java no se quedaron atrás en su presentación.
Su ritmo mediterrané en pleno se dio entre llamados contra
todas las formas expresivas de fascismo y nacismo que roen este mundo.
Su concepto musical provocó catapultas y desmayos
entre la concurrencia. La propuesta que presentaron reinó entre
el reggae, el hip hop y reminiscencias sesenteras de rock, interpretadas
por el cuarteto conformado por contrabajo, batería, piano y acordeón.
Versatilidad
La versatilidad del conjunto también dio lugar
a un vals, para el cual se hicieron acompañar de una chica que subió
al escenario de entre el público. El vocalista hizo una demostración
fatal "del baile típico francés", que fue un compás
sencillo que no escapó al seis de calificación de los jueces:
el público.
Amplios conocedores del lenguaje coloquial de mesiqué,
Java también regresó a la plataforma, montada ex profeso,
para presentarse ante los insistentes uleros que los francófonos
agradecieron con sendas caravanas.
Ojos de Brujo clausuró la jornada del domingo de
Radical Mestizo. Su turno al estrado fue dosificado con ritmos y bailes
flamencos, rumba, hip hop, música electrónica y tanguillos,
así como interpretaciones anti globalizadoras y contra el Fondo
Monetario Internacional.
En el escenario demostraron por qué son un grupo
en el que amanecen cinco y anochecen 10 o más. Comenzaron siete
batos locos y dos cantaoras y terminaron su fiesta con la suma de mucho
más músicos de los colectivos que les antecedieron.
En esta ocasión, el grupo se integró por
un trío de cuerdas y otro de percusiones, dos vocalistas y un diyéi,
que armaron un juego musical "de acción, reacción y repercusión"
de cajones peruanos, así como sampleados fenomenales y una presentación
visual de break dance y música flamenca de fondo, a cargo de Ramón
El
Gitano.