Celebran el Día Mundial de la Lectura
y el Derecho de Autor
México ocupa el penúltimo lugar en el
hábito de leer en una muestra de 108 países: UNESCO
Abren en el Centro Histórico librería
en honor del escritor Juan José Arreola
RENATO RAVELO
Con una librería dedicada al escritor jalisciense
Juan José Arreola y una lectura de su obra en Guadalajara, en medio
de la lucha por la exención autoral, en momentos en que en el país
se producen cerca de 270 millones de ejemplares al año, de los cuales
60 por ciento es editado por alguna instancia gubernamental, se celebra
este martes el Día Mundial de la Lectura y el Derecho de Autor.
Lecturas, conferencias, promociones de libros, ponencias
sobre derechos autorales, donación de ejemplares e inauguración
de un libroclub forman parte de las actividades programadas por distintas
instancias culturales.
La mermada industria editorial, se calcula, aporta en
estos momentos apenas 0.31 por ciento del producto interno bruto, pero
aun así en las calles de Eje Central Lázaro Cárdenas
esquina Venustiano Carranza, a partir de las 18:30 horas quedará
abierta la Librería Juan José Arreola para continuar el miércoles
y el jueves con dos mesas redondas sobre la obra del autor de Confabulario.
En
la Delegación Coyoacán, además de su feria de las
letras que concluye con distintas reflexiones sobre la vida y obra del
escritor francés Victor Hugo, se realizará en el Casa de
Cultura Ricardo Flores Magón una jornada del libro y la lectura,
con exposición, venta, cuentacuentos, visitas a bibliotecas de las
10 de la mañana a las 19 horas.
Desde Monterrey, David Carrizales reporta que en las 70
bibliotecas públicas de la ciudad se llevará a cabo una lectura
en voz alta como parte del programa ¡OraLee!, que desarrollan
las autoridades estatales y que a la fecha suma 264 eventos con asistencia
de 10 mil 672 personas.
En la Plaza Universidad de Guadalajara, de la capital
de Jalisco, desde las 9 de la mañana y hasta las 21 horas se dará
lectura a obra de Juan José Arreola, en un acto en el que participará
lo mismo Claudia, su hija, que representantes del instituto alemán,
de la Alianza Francesa, de partidos políticos, el poeta Jorge Esquinca
y el escritor Fernando del Paso, quien cerrará la celebración
de la palabra.
De forma paralela, informan los organizadores de la Feria
Internacional del Libro ?quienes con el ayuntamiento promueven las actividades?,
se venderán libros de diez editoriales y librerías para cerrar
con un concierto de jazz a cargo del grupo Expressiones.
Vivir del arte
Para Juan José Arreola, en vida, no fue tan concurrida
su imagen. Incluso para vivir de sus regalías como escritor, ya
que al hacerse prácticamente libro de texto su Confabulario,
no dejó de ser común la práctica de la fotocopia.
En la actualidad la industria editorial estima que por
concepto de piratería, por la vía de la fotocopia
en nuestro país, se evade el pago de cerca de 200 millones de pesos
en regalías.
Dicha cantidad significa más de cuatro veces lo
que la Sociedad General de Escritores de México (Sogem) recaudó
durante todo 2001, que sumó 43 millones 725 mil 263 pesos por concepto
de regalías.
La dramaturga Sabina Berman se dio a la tarea de investigar,
en la Sogem, cuántos escritores vivían de sus regalías.
Contó 36, de los cuales 30 trabajan para la televisión, cinco
hacen libros de autoayuda, uno lo hace en cine y ninguno de la literatura.
Quizá el único escritor mexicano que de
manera pública ha admitido que vive de sus regalías por su
trabajo literario, pero después de varias décadas de éxito,
es José Agustín, quien recientemente en un acto público
señaló que a pesar de todas las rediciones de su obra en
la actualidad percibe 25 mil pesos mensuales.
Edición de libros
Y es que debe existir un germen necio que lleva al ser
humano a buscar las historias, reales o imaginarias, ya sea para escucharlas
o para contarlas, que es el caldo del cultivo mediante el que se puede
explicar por qué una actividad que no es negocio tiene a editores,
escritores y lectores empeñados en la búsqueda de su sobrevivencia.
Ciertamente buena parte de los cerca de 20 mil títulos
que se publican al año en el país son de carácter
técnico o escolar, aspecto de la lectura al que se ha tratado de
fomentar en una sociedad menos humanista (es común la escena de
un padre de familia que llega con su hijo y le pregunta, ¿qué
haces?, ''leyendo" contesta para recibir por respuesta, ''pues ponte a
hacer algo").
La lectura como esparcimiento, sin embargo, de acuerdo
con estudios realizados por pedagogos, marca con nitidez la diferencia
social entre los niños de menor edad cuando empiezan a verbalizar
y aquellos en cuyo hogar la lectura es una mera función informativa.
Aun así las estadísticas de lectura en el
país resultan alarmantes, con base en un estudio de la Organización
de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(UNESCO), según el cual México se ubica en el penúltimo
lugar en una lista de 108 países investigados.
Al respecto, la Cámara Nacional de la Industria
Editorial señala que ''se estima un promedio de lectura de 2.8 libros
por mexicano. Si ajustamos esta cifra a la producción de los editores
privados (que es de 40 por ciento), encontramos que únicamente 1.2
libros de producción privada son leídos anualmente".
Mientras por una parte las fusiones avanzan y se crean
grandes conglomerados que abarcan la industria editorial, los medios de
comunicación, incluso medios impresos, en una estrategia de sobrevivencia
en el mercado global, una alternativa en la edición de libros es
poco considerada.
Se trata de la edición digital del libro. Se anuncia
lo mismo en Internet, donde se ofrece ''Edite su libro gratis", en el que
la empresa asume el compromiso de llegar a miles de suscriptores, entregar
hasta 60 por ciento de regalías (normalmente se pacta 10 por ciento)
e incluso ofrece el pago automático a partir de ventas mayores a
100 dólares.
Del otro lado, más terrenal, está el trabajo
de empresas que han decidido adquirir equipos que van de 300 mil a 500
mil dólares; en el país existen 20 de ellos, pero que pueden
hacer un libro en menos de 20 minutos con tirajes casi familiares y costos
disminuidos a la mitad o menos de lo normal, al ir de 10 a 40 pesos.
Sin embargo, como bien visualizan las grandes corporaciones,
en la industria del libro lo que cuenta sigue siendo el control de la red
de distribución, porque aun con su escaso aporte económico
al negocio, con la sobresaturación del mercado cierto tipo de libro
sigue siendo la rendija por la que se cuelan las ideas y sigue siendo un
referente para la humanidad.