Ahorristas rodean la sede del Legislativo para impedir la votación del proyecto
Si el Congreso no aprueba el Plan Bonex, puede elegir otro presidente, advierte Duhalde
La Unión Cívica Radical discute si debe seguir apoyando al gobierno argentino
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 22 de abril. El presidente Eduardo Duhalde advirtió esta noche que si el Congreso no aprueba el Plan Bonex, exigido por los bancos y destinado a convertir en papeles a 10 años los ahorros de millones de pequeños y medianos ahorristas, los bancos igualmente deberán abrir sus puertas "y que sea lo que Dios quiera".
Duhalde también advirtió que si la legislatura no está de acuerdo con el plan -que confiscaría el dinero de los ahorristas en momentos en que el país atraviesa la peor recesión y el desempleo aumenta sin cesar-, entonces puede elegir a otro presidente.
En un día de enorme tensión, en un feriado bancario exigido por la banca extranjera por tiempo indefinido, aunque hoy el Banco Central anunció la reapertura de operaciones el viernes, los furiosos ahorristas desafiaron la lluvia y el frío rodeando el Congreso para impedir que los diputados voten ese proyecto.
Algunos ahorristas arrancaron un cajero automático y se lo llevaron, otros persiguieron a un hombre que confundieron con un legislador, otro debió ser hospitalizado al ser reprimido por la policía. Otros grupos permanecían esta noche rodeando el Congreso para no dejar salir a los legisladores, aunque los senadores decidieron posponer la sesión.
Los bancos, conjuntamente con el Fondo Monetario Internacional (FMI), llevan a cabo un verdadero golpe financiero sobre un país al borde de la disgregación. La situación es gravísima porque la población no tiene dinero, ya que todos los cajeros están vacíos, y los jubilados y los empleados siguen sin poder cobrar.
Los argentinos están desesperados. Esta tarde los comercios, ante la situación, decidieron no cobrar con tarjetas de débitos y nadie pudo pagar sus cuentas.
Exigencias del FMI
Así fue la primera jornada del feriado bancario dipuesto al terminar la semana pasada por el Banco Central, en una medida que volvió a agitar todas las incertidumbres. Las últimas exigencias del FMI sonaron a provocación, para fines que muchos creen ver como conspirativos, en un intento por apoderarse completamente del país luego de destruirlo. Los gobernadores se aprestarían a decir que no a las nuevas e insólitas demandas del organismo financiero, que exige miles de despidos en un interior ya empobrecido y aislado, y la Unión Cívica Radical (UCR) ya discute si debe seguir apoyando a este gobierno peronista.
Ahora no sólo son castigados los ahorristas acorralados desde diciembre pasado, sino también los trabajadores y jubilados que no pueden cobrar. Esta noche, cientos de personas pedían dinero en las calles para poder regresar a sus casas, ya que no tenían efectivo para el transporte.
En la nordestina provincia de Corrientes, una movilización de desocupados obligó a las autoridades bancarias locales a pagar los subsidios sociales, desobedeciendo al Banco Central, ante lo explosivo de la situación.
"Duhalde está con un vela encendida rodeado de algunos que quieren soplarla y apagarla", comentaba hoy un analista. A esta situación se agregan las maniobras de las empresas petroleras y así, Shell anunció nuevos aumentos, lo que disparará aún más la escalada de precios.
"Quisiera ser terminator para tomar venganza con los políticos, los cómplices, los banqueros y los de afuera que quieren venir a quedarse con Argentina", dijo una mujer desesperada que recorría cajeros sin encontrar nada.
Ante esta situación, Duhalde decidió esta noche ordenar al Banco Central y al ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, que solucione la situación de jubilados y trabajadores, para que puedan cobrar dentro de las próximas 48 horas.
La impotencia de que los ahorros fueron primero congelados o acorralados, luego cambiados en moneda local y devaluados y vueltos a acorralar, para ahora anunciar que estos ya magros dineros ni siquiera serán devueltos, sino que se entregarán para cobrar dentro de cinco años si son en pesos o 10 años en dólares, disparó la furia.
Economistas locales advierten sobre el dramatismo de la situación en las próximas horas, en lo que es un polvorín social. Aldo Ferrer criticó duramente la actuación del gobierno, al "colocar al FMI en el centro del escenario, planteándose la reactivación a partir de un acuerdo con ese organismo, cuando debe seguir el camino inverso y yo creo que éste no tiene salida".
El Plan Fénix, planteado por Ferrer y otros economistas, es alternativo al oficial. "El FMI es un organismo internacional financiero manejado por los grandes países que refleja la visión de los mercados financieros, y respecto de países como el nuestro, los concibe como un pequeño mercado que debe ordenarse conforme a los criterios tradicionales."
Lo cierto es que si el Congreso vota afirmativamente por el Plan Bonex, habrá dado un paso más en este descenso que parece no tener fondo. Y si no lo hacen, los bancos que afirmaron en su momento que tenían dinero para pagar a su clientes, pero que el gobierno no se los permitía, podrían tomar medidas altamente lesivas para el país, del cual se han llevado multimillonarias ganancias en estos años
Como sostienen varios analistas, la decisión de convertir en forma compulsiva los plazos fijos en Bonos del estado (Bonex) es un gran negocio para los bancos. De esta manera, señala Ismael Bermúdez en el diario Clarín, "los 45 mil millones que los bancos adeudan se transforman en una deuda a diez años. Así los bancos le ceden al Estado títulos públicos en su poder (los préstamos garantizados del megacanje) y transferirán al gobierno una parte de los créditos que dieron a empresas y particulares".
Y los ahorristas tendrán bonos de un Estado que declaró la cesación de pagos para cobrar el cien por ciento a guardar en diez años, si ese Estado cumple. Si quieren efectivo, deberán venderlos en la bolsa perdiendo entre 60 o 70 por ciento.
Lo que se dice la estafa sobre la estafa. "Los bancos además limpian su cartera de los títulos desvalortizados de la deuda argentina y se la pasan al Estado al ciento por ciento cuando ahora valen entre 20 y 25 por ciento", señala Bermúdez. El economista Mario Rapaport advirtió esta noche que con estos pasos parecen acortarse los tiempos de Duhalde, cuando los argentinos están sumidos en la peor crisis de su historia, abandonados por aquellos países poderosos que en los últimos diez años alabaron su obediencia a las leyes del mercado.