Luego de un mes, el líder cubano satisfizo
la exigencia foxista de presentar "pruebas"
Las revelaciones de Castro, punto culminante del diferendo
que empezó en la cumbre de Monterrey
ROSA ELVIRA VARGAS
La misma noches del jueves 21 de marzo, cuando Fidel Castro
ya se encontraba en Cuba, luego de que denunciara presiones para que abandonara
la cumbre de Monterrey convocada por la ONU, el presidente Vicente Fox
exigía al mandatario cubano: ''sería interesante, oportuno
que nos señalara de dónde salió este asunto''.
Y ayer Fidel le cumplió. Reveló el contenido
de la conversación telefónica que sostuvo con el mandatario
mexicano la noche del martes 19, durante la cual se evidencia de forma
palmaria que el propio Fox buscó acotar e incluso impedir la presencia
de Castro en Monterrey.
Con ello, además, el líder cubano dio un
rotundo mentís a quienes desde diversos sectores ?legisladores panistas,
la propia dirigencia de Acción Nacional, no pocos comentaristas
e intelectuales y, por supuesto, el gobierno de Estados Unidos?, lo definieron
como ''un montaje'' de Fidel.
La Casa Blanca llegó a decir que hay que creerle
''a cualquiera menos a Castro'' y hubo extremos como el del diputado panista
José Luis Bodales, quien acusó a Cuba de ''enlodar a México
con su discurso'' y hasta reprochaba lo injusto de que ''ellos sí
ataquen y nosotros nos tengamos que ver diplomáticos''.
En todos los casos, el reclamo al gobierno caribeño
era el mismo: que diga quién fue; quién presionó a
su presidente. Que Cuba presente pruebas de lo dicho por Castro. Ya están
ahí.
El jueves 21 de marzo por la mañana, luego de pronunciar
su discurso ante el plenario de la Conferencia Internacional sobre Financiación
para el Desarrollo, Fidel Castro solicitó autorización para
tomarse unos segundos más ante el micrófono y extrajo de
un bolsillo de su guerrera verde olivo un pequeño papel con estas
frases: ''les ruego a todos me excusen de que no pueda continuar acompañándolos
debido a una situación especial creada por mi participación
en esta cumbre, y me vea obligado a regresar de inmediato a mi país''.
Al día siguiente, la cabeza principal de La
Jornada decía: ''Orilló Fox a Castro a dejar la cumbre;
Bush llegó más tarde''.
Entre
otros datos que respaldaban ese aserto, la información del diario
decía: ''Las claves de la partida de Castro y lo que hay detrás
pueden estar en la bitácora de lo que ocurrió en Los Pinos
y Tlatelolco entre la noche del martes 19 y la madrugada del miércoles
20. El 19 el fax procedente del gobierno en La Habana confirmando al fin
la asistencia de Castro llegó a la oficina de la Presidencia de
la República a las 21 horas. Fox y el canciller fueron notificados.
Presidencia decidió emitir antes de medianoche un boletín
de prensa haciendo el anuncio. Correspondía a Relaciones Exteriores
hacer los movimientos necesarios ante el Estado Mayor Presidencial para
los preparativos. Nada se hizo''.
Momentos después de la partida de Fidel Castro
de la sede de la cumbre, el canciller Castañeda hacía el
primer pronunciamiento de rechazo a las acusaciones del presidente cubano.
''No, no hubo ninguna presión, influencia, gestión, solicitud,
sugerencia, insinuación. Si tuviera mi diccionario de sinónimos
seguiría, pero de memoria no se me ocurren muchos más. No
hubo ninguna presión, por parte de ningún sector de Estados
Unidos o de sus colaboradores más cercanos.''
Además, y ante la negativa de la cancillería
de reconocer a Ricardo Alarcón, líder legislativo, como jefe
de la delegación cubana una vez que partió Fidel Castro,
él definió ese mismo día: ''en lo que se refiere a
los eventos organizados por Naciones Unidas se aplicarán las reglas
que ha determinado y que determine la ONU. En lo que se refiere a los eventos,
que son varios, muchos, que están bajo la responsabilidad exclusiva
del gobierno mexicano, se aplicarán las reglas que se habían
determinado y anunciado antes y que se aplican por igual a todos los gobiernos
que están aquí''.
Todavía antes de irse de la ''ciudad prohibida'',
en Cintermex Castro tuvo reuniones bilaterales con Andrés Pastrana
y con Kofi Annan. En una oficina vecina, el presidente Vicente Fox atendía
sus propios encuentros cara a cara. Pero a pesar de estar a pocos pasos
de distancia no se vieron. Y ya no se volverían a ver. En este viaje
los dos mandatarios sólo se dieron un apretón de manos protocolario.
Nada más.
El viernes 22, durante la conferencia de prensa que siguió
a su encuentro bilateral, los presidentes Vicente Fox y George Bush negaron
tajantes algún tipo de presión para que Castro abandonara
la cumbre. El mandatario mexicano, seco, atajó la pregunta: ''¡No
hay tal! El señor Fidel Castro hizo su visita a México, a
la conferencia de la ONU, estuvo aquí, participó y se regresó
a Cuba. ¡No hay más!''
Bush, señalan las crónicas de ese día,
también negó la versión cubana y aprovechó
para arremeter contra el gobierno de la isla: ''No conozco de ninguna presión
que haya ejercido ninguno. Fidel Castro puede hacer lo que quiera. Yo no
me siento cómodo con la forma en que trata a su pueblo. Hay un solo
país donde no hay democracia en nuestro hemisferio y es Cuba (...)
¡No sé de qué habla con respecto a presionar a ninguna
persona!''
Fox, por su parte, aseguró en ese mismo foro que
las relaciones entre su gobierno y el de Castro no sufrirían ''ninguna
alteración''. Pero la noche previa, el jueves, el mandatario mexicano
respondió en el noticiero de Joaquín López Dóriga
sobre si había existido alguna presión al gobierno mexicano
para pedirle a Castro que dejara la cumbre inmediatamente: ''No que yo
sepa, para nada. Sería interesante, oportuno que nos señalara
de dónde salió este asunto; creo que Fidel Castro tiene la
suficiente madurez, lleva tantos años gobernando, no creo que a
él, cualquier cosa como ésta le impidiera su libertad y su
voluntad. Castro estuvo aquí en Monterrey, participó en la
junta, perdón, en el congreso, en la reunión de la conferencia
de las Naciones Unidas y después decidió irse. Nadie lo obligó
a irse''.
El periodista insistió: -Dígame,
entre usted y yo: ¿Estados Unidos le hizo a usted alguna insinuación,
petición?... No quiero decir presión.
Y la respuesta de Fox: -Absolutamente no, no es la manera
en que está establecida la relación con Estados Unidos, eso
ya, si acaso, existió en el pasado; ahora existe una relación
madura, de tú a tú, entre el presidente de Estados Unidos
y el presidente de México. Hay una relación amistosa, productiva,
una relación que está dando importantes resultados, que la
construimos día a día. Se acabaron aquellos tiempos de dependencia,
se acabaron aquellos tiempos de amigos distantes, hoy somos amigos cercanos,
trabajamos juntos por un futuro mejor para nuestros países''.
Desde La Habana se reportó que el canciller cubano,
Felipe Pérez Roque, revelaba a la televisión de su país
que Cuba sabía que el presidente de Estados Unidos, George Bush,
fue quien personalmente amenazó al gobierno de México con
boicotear la cumbre de Monterrey si se permitía la asistencia del
jefe de Estado cubano, Fidel Castro. ''Cuba sabía de las presiones
que previamente a la conferencia había estado haciendo sobre el
gobierno mexicano el presidente Bush''.
Y se convirtió en el discurso reiterado de los
caribeños: ''el presidente Bush amenazó con que no vendría
a la cumbre si en ella participaba el compañero Fidel. Chantajeó
a los organizadores de la cumbre... amenazó con boicotear la cumbre.'
''Hubo una solicitud expresa, hubo presiones expresas,
previas a la conferencia, y nosotros sabíamos de esas presiones.
Y sabíamos que los organizadores mexicanos estaban siendo presionados
fuertemente con la amenaza del presidente Bush.''
Pérez Roque daba algunas pistas de la autoría
de la maniobra: ''Y se lo pidió, como ya dijimos, una persona muy
autorizada en el gobierno de México para hacer una solicitud de
esa magnitud.
''Se sabe que tenemos una trayectoria de más de
cuatro décadas diciendo la verdad, la mentira no forma parte de
nuestra saga.''
El gobierno cubano insistía: '"las declaraciones
de Ricardo Alarcón de este viernes no dan lugar a dudas de que el
señor Castañeda ha tratado de negar la verdad y de ignorar
el hecho de que se le pidió a nuestro comandante en jefe que no
participara de esta cumbre por las presiones ejercidas por Estados Unidos
sobre el país anfitrión''.
Cuba llamó de inmediato a su embajador, Jorge Bolaños,
a consultas y el día 25 el diario Juventud Rebelde acusó
de servil al gobierno de Fox. ''Estados Unidos puso precio a la cumbre
de Monterrey y el gobierno mexicano aceptó el trato. La moneda de
cambio era Fidel.''
Luego, dos días después, el diario oficial
cubano Granma publica: ''El culpable de lo ocurrido en Monterrey
se llama Jorge Castañeda''.
En México se insistía desde el oficialismo
en tachar de falsas las imputaciones cubanas, pero por el camino también
se mostraba otra agenda. El PAN dijo el 26 de marzo: ''nos podrán
decir serviles y hasta traidores, pero no vamos a sacrificar la relación
con Estados Unidos, porque si Cuba ha decidido abandonar a su gente en
Miami, México tiene 20 millones de compatriotas que defender en
el vecino país del norte''.
'"Lo que sucedió en Monterrey fue un montaje de
Castro'', decía José Luis Bodales, legislador panista, quien
acusó a Cuba de ''enlodar a México con su discurso; no es
justo que ellos sí ataquen y nosotros nos tengamos que ver diplomáticos.''
Las explicaciones de la cancillería
El 4 de abril, 15 días después de ocurrido
el incidente y por exigencia de la Cámara de Diputados, la cancillería
manda una carta firmada por el embajador Enrique Berruga Filloy en la que
insiste que ''a ninguno de los jefes de Estado o de gobierno que asistieron
a la cumbre de Monterrey se le asignó un tiempo de estancia prestablecido,
ya fuera por la secretaría general de Naciones Unidas o por el gobierno
de México en su calidad de anfitrión.
''...la palabra que utilizaba en su carta (Castro) era
mínimo. Entonces, pues, no interpretamos nada. Simplemente
tomamos nota de que así lo había anunciado, y en efecto,
así procedió.
"El propio presidente Castro adoptó esta decisión
y no es, de ninguna manera, atribuible ni al gobierno de México
ni a su conjunto ni a ningún servidor público de nuestro
país en lo individual (...) De ninguna manera, en ningún
momento, ningún funcionario autorizado del gobierno de México
le hizo un planteamiento de esa índole o de cualquiera otra que
pudiera semejársele al gobierno de Cuba, a las autoridades cubanas.
''Por ello consideramos que no debiera sacarse de su contexto
la decisión que en Monterrey adoptó el presidente Castro
ni insistir en las versiones de que el gobierno de México fue objeto
de presiones para pedir al mandatario cubano aquello que, de todas formas,
ya había anunciado: su participación en la reunión
por el mínimo de tiempo posible. No huelga señalar ante ustedes,
como representantes de la soberanía popular, que el presidente Castro
asistía, como todos los demás participantes, por derecho
propio, y que el gobierno de México jamás ha actuado ni actuará
en perjuicio del gobernante de un país con el que se sostengan relaciones
diplomáticas cordiales.''
Ayer se reveló quién mentía.