Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 23 de abril de 2002
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Política
Luego de un mes, el líder cubano satisfizo la exigencia foxista de presentar "pruebas"

Las revelaciones de Castro, punto culminante del diferendo que empezó en la cumbre de Monterrey

ROSA ELVIRA VARGAS

La misma noches del jueves 21 de marzo, cuando Fidel Castro ya se encontraba en Cuba, luego de que denunciara presiones para que abandonara la cumbre de Monterrey convocada por la ONU, el presidente Vicente Fox exigía al mandatario cubano: ''sería interesante, oportuno que nos señalara de dónde salió este asunto''.

Y ayer Fidel le cumplió. Reveló el contenido de la conversación telefónica que sostuvo con el mandatario mexicano la noche del martes 19, durante la cual se evidencia de forma palmaria que el propio Fox buscó acotar e incluso impedir la presencia de Castro en Monterrey.

Con ello, además, el líder cubano dio un rotundo mentís a quienes desde diversos sectores ?legisladores panistas, la propia dirigencia de Acción Nacional, no pocos comentaristas e intelectuales y, por supuesto, el gobierno de Estados Unidos?, lo definieron como ''un montaje'' de Fidel.

La Casa Blanca llegó a decir que hay que creerle ''a cualquiera menos a Castro'' y hubo extremos como el del diputado panista José Luis Bodales, quien acusó a Cuba de ''enlodar a México con su discurso'' y hasta reprochaba lo injusto de que ''ellos sí ataquen y nosotros nos tengamos que ver diplomáticos''.

En todos los casos, el reclamo al gobierno caribeño era el mismo: que diga quién fue; quién presionó a su presidente. Que Cuba presente pruebas de lo dicho por Castro. Ya están ahí.

El jueves 21 de marzo por la mañana, luego de pronunciar su discurso ante el plenario de la Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo, Fidel Castro solicitó autorización para tomarse unos segundos más ante el micrófono y extrajo de un bolsillo de su guerrera verde olivo un pequeño papel con estas frases: ''les ruego a todos me excusen de que no pueda continuar acompañándolos debido a una situación especial creada por mi participación en esta cumbre, y me vea obligado a regresar de inmediato a mi país''.

Al día siguiente, la cabeza principal de La Jornada decía: ''Orilló Fox a Castro a dejar la cumbre; Bush llegó más tarde''.

Entre otros datos que respaldaban ese aserto, la información del diario decía: ''Las claves de la partida de Castro y lo que hay detrás pueden estar en la bitácora de lo que ocurrió en Los Pinos y Tlatelolco entre la noche del martes 19 y la madrugada del miércoles 20. El 19 el fax procedente del gobierno en La Habana confirmando al fin la asistencia de Castro llegó a la oficina de la Presidencia de la República a las 21 horas. Fox y el canciller fueron notificados. Presidencia decidió emitir antes de medianoche un boletín de prensa haciendo el anuncio. Correspondía a Relaciones Exteriores hacer los movimientos necesarios ante el Estado Mayor Presidencial para los preparativos. Nada se hizo''.

Momentos después de la partida de Fidel Castro de la sede de la cumbre, el canciller Castañeda hacía el primer pronunciamiento de rechazo a las acusaciones del presidente cubano. ''No, no hubo ninguna presión, influencia, gestión, solicitud, sugerencia, insinuación. Si tuviera mi diccionario de sinónimos seguiría, pero de memoria no se me ocurren muchos más. No hubo ninguna presión, por parte de ningún sector de Estados Unidos o de sus colaboradores más cercanos.''

Además, y ante la negativa de la cancillería de reconocer a Ricardo Alarcón, líder legislativo, como jefe de la delegación cubana una vez que partió Fidel Castro, él definió ese mismo día: ''en lo que se refiere a los eventos organizados por Naciones Unidas se aplicarán las reglas que ha determinado y que determine la ONU. En lo que se refiere a los eventos, que son varios, muchos, que están bajo la responsabilidad exclusiva del gobierno mexicano, se aplicarán las reglas que se habían determinado y anunciado antes y que se aplican por igual a todos los gobiernos que están aquí''.

Todavía antes de irse de la ''ciudad prohibida'', en Cintermex Castro tuvo reuniones bilaterales con Andrés Pastrana y con Kofi Annan. En una oficina vecina, el presidente Vicente Fox atendía sus propios encuentros cara a cara. Pero a pesar de estar a pocos pasos de distancia no se vieron. Y ya no se volverían a ver. En este viaje los dos mandatarios sólo se dieron un apretón de manos protocolario. Nada más.

El viernes 22, durante la conferencia de prensa que siguió a su encuentro bilateral, los presidentes Vicente Fox y George Bush negaron tajantes algún tipo de presión para que Castro abandonara la cumbre. El mandatario mexicano, seco, atajó la pregunta: ''¡No hay tal! El señor Fidel Castro hizo su visita a México, a la conferencia de la ONU, estuvo aquí, participó y se regresó a Cuba. ¡No hay más!''

Bush, señalan las crónicas de ese día, también negó la versión cubana y aprovechó para arremeter contra el gobierno de la isla: ''No conozco de ninguna presión que haya ejercido ninguno. Fidel Castro puede hacer lo que quiera. Yo no me siento cómodo con la forma en que trata a su pueblo. Hay un solo país donde no hay democracia en nuestro hemisferio y es Cuba (...) ¡No sé de qué habla con respecto a presionar a ninguna persona!''

Fox, por su parte, aseguró en ese mismo foro que las relaciones entre su gobierno y el de Castro no sufrirían ''ninguna alteración''. Pero la noche previa, el jueves, el mandatario mexicano respondió en el noticiero de Joaquín López Dóriga sobre si había existido alguna presión al gobierno mexicano para pedirle a Castro que dejara la cumbre inmediatamente: ''No que yo sepa, para nada. Sería interesante, oportuno que nos señalara de dónde salió este asunto; creo que Fidel Castro tiene la suficiente madurez, lleva tantos años gobernando, no creo que a él, cualquier cosa como ésta le impidiera su libertad y su voluntad. Castro estuvo aquí en Monterrey, participó en la junta, perdón, en el congreso, en la reunión de la conferencia de las Naciones Unidas y después decidió irse. Nadie lo obligó a irse''.

El periodista insistió: -Dígame, entre usted y yo: ¿Estados Unidos le hizo a usted alguna insinuación, petición?... No quiero decir presión.

Y la respuesta de Fox: -Absolutamente no, no es la manera en que está establecida la relación con Estados Unidos, eso ya, si acaso, existió en el pasado; ahora existe una relación madura, de tú a tú, entre el presidente de Estados Unidos y el presidente de México. Hay una relación amistosa, productiva, una relación que está dando importantes resultados, que la construimos día a día. Se acabaron aquellos tiempos de dependencia, se acabaron aquellos tiempos de amigos distantes, hoy somos amigos cercanos, trabajamos juntos por un futuro mejor para nuestros países''.

Desde La Habana se reportó que el canciller cubano, Felipe Pérez Roque, revelaba a la televisión de su país que Cuba sabía que el presidente de Estados Unidos, George Bush, fue quien personalmente amenazó al gobierno de México con boicotear la cumbre de Monterrey si se permitía la asistencia del jefe de Estado cubano, Fidel Castro. ''Cuba sabía de las presiones que previamente a la conferencia había estado haciendo sobre el gobierno mexicano el presidente Bush''.

Y se convirtió en el discurso reiterado de los caribeños: ''el presidente Bush amenazó con que no vendría a la cumbre si en ella participaba el compañero Fidel. Chantajeó a los organizadores de la cumbre... amenazó con boicotear la cumbre.'

''Hubo una solicitud expresa, hubo presiones expresas, previas a la conferencia, y nosotros sabíamos de esas presiones. Y sabíamos que los organizadores mexicanos estaban siendo presionados fuertemente con la amenaza del presidente Bush.''

Pérez Roque daba algunas pistas de la autoría de la maniobra: ''Y se lo pidió, como ya dijimos, una persona muy autorizada en el gobierno de México para hacer una solicitud de esa magnitud.

''Se sabe que tenemos una trayectoria de más de cuatro décadas diciendo la verdad, la mentira no forma parte de nuestra saga.''

El gobierno cubano insistía: '"las declaraciones de Ricardo Alarcón de este viernes no dan lugar a dudas de que el señor Castañeda ha tratado de negar la verdad y de ignorar el hecho de que se le pidió a nuestro comandante en jefe que no participara de esta cumbre por las presiones ejercidas por Estados Unidos sobre el país anfitrión''.

Cuba llamó de inmediato a su embajador, Jorge Bolaños, a consultas y el día 25 el diario Juventud Rebelde acusó de servil al gobierno de Fox. ''Estados Unidos puso precio a la cumbre de Monterrey y el gobierno mexicano aceptó el trato. La moneda de cambio era Fidel.''

Luego, dos días después, el diario oficial cubano Granma publica: ''El culpable de lo ocurrido en Monterrey se llama Jorge Castañeda''.

En México se insistía desde el oficialismo en tachar de falsas las imputaciones cubanas, pero por el camino también se mostraba otra agenda. El PAN dijo el 26 de marzo: ''nos podrán decir serviles y hasta traidores, pero no vamos a sacrificar la relación con Estados Unidos, porque si Cuba ha decidido abandonar a su gente en Miami, México tiene 20 millones de compatriotas que defender en el vecino país del norte''.

'"Lo que sucedió en Monterrey fue un montaje de Castro'', decía José Luis Bodales, legislador panista, quien acusó a Cuba de ''enlodar a México con su discurso; no es justo que ellos sí ataquen y nosotros nos tengamos que ver diplomáticos.''

Las explicaciones de la cancillería

El 4 de abril, 15 días después de ocurrido el incidente y por exigencia de la Cámara de Diputados, la cancillería manda una carta firmada por el embajador Enrique Berruga Filloy en la que insiste que ''a ninguno de los jefes de Estado o de gobierno que asistieron a la cumbre de Monterrey se le asignó un tiempo de estancia prestablecido, ya fuera por la secretaría general de Naciones Unidas o por el gobierno de México en su calidad de anfitrión.

''...la palabra que utilizaba en su carta (Castro) era mínimo. Entonces, pues, no interpretamos nada. Simplemente tomamos nota de que así lo había anunciado, y en efecto, así procedió.

"El propio presidente Castro adoptó esta decisión y no es, de ninguna manera, atribuible ni al gobierno de México ni a su conjunto ni a ningún servidor público de nuestro país en lo individual (...) De ninguna manera, en ningún momento, ningún funcionario autorizado del gobierno de México le hizo un planteamiento de esa índole o de cualquiera otra que pudiera semejársele al gobierno de Cuba, a las autoridades cubanas.

''Por ello consideramos que no debiera sacarse de su contexto la decisión que en Monterrey adoptó el presidente Castro ni insistir en las versiones de que el gobierno de México fue objeto de presiones para pedir al mandatario cubano aquello que, de todas formas, ya había anunciado: su participación en la reunión por el mínimo de tiempo posible. No huelga señalar ante ustedes, como representantes de la soberanía popular, que el presidente Castro asistía, como todos los demás participantes, por derecho propio, y que el gobierno de México jamás ha actuado ni actuará en perjuicio del gobernante de un país con el que se sostengan relaciones diplomáticas cordiales.''

Ayer se reveló quién mentía.

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