Da a conocer la grabación de la plática
telefónica sostenida con el mandatario mexicano
Revela Castro que fue Fox quien le pidió irse
de la cumbre de Monterrey
Retirarse temprano y no agredir a George
W. Bush, entre las peticiones al presidente cubano
BLANCHE PETRICH Y GERARDO ARREOLA ENVIADA Y CORRESPONSAL
La Habana, 22 de abril. Las bocinas de una sala
del Palacio de Convenciones fueron de pronto las protagonistas. Fidel Castro
señaló una con el dedo. ''A ver... los responsables del espectáculo,
¡procedan!'' Y procedieron. La reproductora de sonido se activó
y nítidas se escucharon las voces del líder cubano y el mandatario
mexicano:
Fidel. Alrededor de las 11 de la noche, hora de
Cuba, se recibe en mi oficina una llamada de México, comunicando
que el presidente Fox quería hablar conmigo lo más urgentemente
posible. Como no me encontraba en mi despacho, se les ruega repetir la
llamada un poco más tarde. A las 11:28 entra de nuevo llamada de
México. En ese instante estaba reunido con varios compañeros
en una pequeña sala no lejana a mi despacho. La llamada a esa hora
me dio mala espina. ¡Qué raro, si el Presidente se acuesta
temprano! El tono era de urgencia. Ya no tuve dudas. Me levanté
de la mesa, fui para mi despacho, y pedí que me comunicaran con
el Presidente Fox. Se produce entonces un in-sólito diálogo,
que transcribo tal como quedó registrado.
Fidel.
Dígame, señor Presidente, ¿cómo está
usted?
Fox. Fidel, ¿cómo estás?
Fidel. Muy bien, muy bien, muchas gracias. ¿Y
usted qué tal?
Fox. ¡Qué gusto! Oye, Fidel, pues
llamándote por esta sorpresa que me llevé hace apenas un
par de horas, cuando me entero de tu pretendida visita acá a México.
Primero, antes que nada, quisiera decirte que esta conversación
sea privada, entre tú y yo, ¿estás de acuerdo?
Fidel. Sí, de acuerdo. Usted re-cibió
mi carta, ¿verdad? Se la envié.
Fox. Sí, recibí tu carta hace apenas
un par de horas y por eso te llamo ahora.
Fidel. Ah, muy bien, a mí me habían
dicho que usted se acostaba temprano y le enviamos la carta temprano.
Fox. Sí, me acuesto temprano, pero esto
me mantuvo despierto.
Fidel. ¡No me diga!
Fox. No, es que me llegó... Aquí
son las 10 de la noche ahorita, me llegó a las 8 y estábamos
aquí precisamente cenando con Kofi Annan.
Fidel. ¡Ah!
Fox. Pero mira, Fidel, yo te hablo primero como
amigo.
Fidel. Si me habla primero co-mo amigo, espero
que no me diga que no vaya.
Fox. (Se ríe.) Bueno, vamos a ver, déjame
platicarte, a ver tú que opinas.
Fidel. Yo lo escucho, pero se lo advierto de antemano.
Fox. ¿Mande?
Fidel. Que yo lo escucho, pero lo digo de antemano.
Fox. A ver, escúchame primero. Escúchame
primero.
Fidel. Sí.
Fox. Sí, como amigo, la verdad es que así
de última hora y esta sorpresa sí me pones en una buena cantidad
de problemas.
Fidel. ¿Por qué?
Fox. Problemas de seguridad, problemas de atención.
Fidel. Bueno, no me importa, yo no tengo ninguna
preocupación, señor Presidente; parece que usted no me conoce.
Fox. ¿Tú no tienes preocupaciones
por eso?
Fidel. No, se lo aseguro que ninguna; no llevo
800 hombres, como lleva el señor Bush.
Fox. Pero no es muy de amigos avisar a última
hora que te apareces aquí.
Fidel. Sí, pero también yo co-rro
muchos riesgos que nadie co-rre, usted lo sabe perfectamente bien.
Fox. Bueno, pero tú puedes confiar en un
amigo y me podías haber hecho saber un poco antes que pretendías
venir, eso yo creo que hubiera resultado mucho mejor para ambos. Pero mira,
de plano yo sé que no sólo tienes el derecho, sino, si no
te es posible ayudarme como amigo en ese sentido y te es indispensable.
Fidel. Sí. Dígame en qué puedo
ayudarlo, menos en eso.
Fox. Bueno. ¿En qué puedes ayudarme
menos en eso?
Fidel. Dígame, ¿cómo? ¿Qué
debo hacer? Yo los riesgos los corro tranquilamente.
Fox. A ver, déjame...
Fidel. Pero usted comprenderá que esto daría
lugar a un escándalo mundial, si realmente ahora me dicen a mí
que no vaya.
Fox. ¿Pero qué necesidad tienes de
armar escándalo mundial, si te estoy hablando como amigo?
Fidel. Oigame, es que usted es el Presidente del
país, y si usted es el anfitrión y me lo prohíbe,
no me quedaría más remedio hasta que publicar el discurso
mañana.
Fox. Así es, así es. No, tú
tienes todo el derecho. A ver, déjame hacerte una propuesta.
Fidel. Sí.
Fox. ¿Sí?
Fidel. Dígame.
Fox. No sé cuándo pretendes venir,
porque eso no me lo dices, pero mi propuesta sería que vengas el
jueves.
Fidel. A ver, dígame, dígame exactamente,
estoy dispuesto a escuchar una transacción en esto. Bien, ¿qué
día es hoy?, martes. ¿A qué hora usted quiere que
yo llegue el jueves?
Fox. Porque tú tienes... o sea, Cuba tiene
apartada su presentación ante el pleno para el jueves.
Fidel. Sí, sí, la hora exacta ahí,
ahí estaban... El jueves debe ser.
Fox. Hacia la una de la tarde.
Fidel. No, el jueves tengo que participar en una
mesa redonda y tengo que hacer el discurso por la mañana.
Fox. Porque tú tienes discurso por la mañana
hacia la una de la tarde.
Fidel. Más o menos. Yo le ayudo en todo,
no le molesto en nada ni voy a las comidas, ni siquiera a la reunión...
Bueno, esa reunión ya la tendríamos que discutir.
Fox. Ahí te va, ahí te va, déjame
terminar.
Fidel. Sí.
Fox. Que puedas venir el jueves y que participes
en la sesión y hagas tu presentación, como está reservado
el espacio para Cuba a la una. Después tenemos un almuerzo, un almuerzo
que ofrece el gobernador del estado a los jefes de Estado; inclusive te
ofrezco y te invito a que estuvieras en ese almuerzo, inclusive que te
sientes a mi lado, y que terminado el evento y la participación,
digamos, ya te regresaras, y así.
Fidel. ¿A la isla de Cuba?
Fox. No, bueno, pues a lo mejor te buscaras...
Fidel. ¿Adónde? ¿O al hotel?
Dígame.
Fox. A la isla de Cuba, o a donde tú gustaras
ir.
Fidel. Correcto.
Fox. Y que me dejaras libre, y es la petición
que te hago, el viernes, para que no me compliques el viernes.
Fidel. Usted no quiere que yo le complique el viernes.
Muy bien, es que usted parece que no leyó una línea en que
yo le digo que voy con espíritu constructivo, a cooperar en el éxito
de la conferencia.
Fox. Sí, sí leí esas líneas.
Fidel. Si mi palabra no le dio el efecto... Yo
comprendo las demás cosas, de las cuales no vamos a hablar, y lo
que puede pasar. Casi adiviné que usted me iba a llamar para decirme
algo parecido a eso. Pero, muy bien, yo con toda franqueza se lo digo:
estoy dispuesto a cooperar con usted. Estoy dispuesto a cooperar con usted
y a hacer lo que usted está solicitando.
Fox. Podemos hacerlo de esta manera.
Fidel. Sí, repítamelo, por favor.
Fox. A ver, llegar el jueves por la mañana,
a la hora que tú gustes.
Fidel. Sí, jueves por la mañana,
pronunciar el discurso.
Fox. Sí, pronunciar el discurso en el pleno;
participar en la comida de jefes de Estado y donde yo te invito, inclusive,
a estar sentado al lado.
Fidel. Muy bien, muchas gracias.
Fox. Y por la tarde, pues salir a la hora que a
ti te convenga.
Fidel. Sí, muy bien. Déjeme ver el
horario, allí hay una hora de diferencia, la hora en que yo tengo
que moverme.
Fox. Tenemos una hora de diferencia.
Fidel. Si acaso tuviera que llegar un poquito más
temprano, digamos, porque ya yo sé dónde ocasiono el mayor
daño (se ríe), pero tal vez pudiera estar allí al
amanecer.
Fox. ¿Del día jueves?
Fidel. Porque la hora es la una y allí estaban
negociando la hora del turno, tal vez yo hable antes; tal vez, pero estoy
preparado para esa hora más o menos, ya que hay 30 oradores. Yo
salí perjudicado, porque fue a última hora, y se lo confieso,
que he tomado la decisión a última hora. Usted me reprochaba
que un amigo debe decirlo o no. En primer lugar tengo dos cosas: tengo
los riesgos y, además, no había tomado la decisión.
Esa es la verdad.
Fox. Sí, sí, lo entiendo, lo entiendo.
Fidel. Pero decidí, en un momento dado,
que era conveniente, como se lo expliqué en mi carta. Yo le ruego
que usted, cuando pueda, la vuelva a leer.
Fox. Aquí la tengo enfrente mío.
Fidel. ¿Y usted tiene por ahí al
secretario general cerca, está cenando con él?
Fox. Se acaba de ir hace 15 minutos. Se fue al
hotel y mañana él va allá a Monterrey.
Fidel. ¡Qué lástima que yo
no pueda escucharlo a él cuando hable!, porque creo que habla al
principio.
Fox. A ver, Fidel, tú... tú... Sí,
yo sé que...
Fidel. Bueno, si usted me consiguiera que, por
ejemplo, yo usara el turno 10, si me consigue un turno...
Fox. A ver, espérame.
Fidel. Sí.
Fox. Yo tengo una participación el jueves,
arranca la ceremonia de inauguración a las 9 de la mañana.
Fidel. A las 9, muy bien.
Fox. A esa hora me supongo que va a hablar el secretario
general y voy a hablar yo.
Fidel. Sí, yo quisiera escucharlo a él,
porque él fue el que me invitó.
Fox. No hay problema en que vengas a eso.
Fidel. Usted es el Presidente del país anfitrión;
no era Estados Unidos, era México.
Fox. No hay problema en que vengas a eso, que llegues
temprano y que participes desde la inauguración; desde las 9 de
la mañana que empezamos, ahí va a hablar él, hablo
yo y, efectivamente, tu lugar es como el lugar número 10.
Fidel. No, el lugar mío es el número
30, pero si usted me consigue el 10, es decir, después que hablen
los principales allí, creo que encabeza Chávez como presidente
de los 77, algunos más, si usted me consigue el turno 10 o 12...
Fox. ¿Pero tú quieres que te cambie
ahí, digamos, de la una de la tarde hacia un poco antes?
Fidel. Hable con Kofi, hable con Kofi y plantéele
su problema, él va a entender que el mundo tiene dueños y
que eso es muy serio.
Fox. Puedo hablar con Kofi Annan (se ríe).
Fidel. Hable con Kofi (risas), ¿comprende?
Fox. Sí, sí, puedo hablar con él,
cómo no.
Fidel. Entonces yo lo complazco mucho más
a usted, me aparezco allí y hablo. Casi sería mejor que llegara
un poco a media noche o a una hora de esas, y durmiera un poco y fuera
para allá.
Fox. Tú nomás me avisas a qué
hora vas... Tú me avisas a qué hora, si yo te tengo una residencia,
un lugar dónde llegar, si llegas muy temprano.
Fidel. Bueno, yo tenía un hotelito ahí,
unos cuartos, porque es que no estaba decidido si iba.
Fox. Sí, es que no hay cuartos, ese es el
problema, que no hay habitaciones.
Fidel. No, pero la delegación nuestra tiene
20 cuartos allí y algunos de ellos los podemos mandar para otros
puntos, una casa de huéspedes.
Fox. Sí, incluso nos acomodamos, tú
tienes amigos ahí en Monterrey que a la mera hora te pueden instalar.
Eso no es problema. Tú tienes que llegar de madrugada...
Fidel. Mire, yo lo puedo complacer más completo.
¿Tengo que llegar de madrugada?
Fox. Sí. ¿A qué le llamas
madrugada, 5 o 6 de la mañana?
Fidel. No, yo prefería sobre las 10 de la
noche o algo así, una hora determinada.
Fox. ¡Ah!, llegar por la noche del miércoles.
Fidel. Sí, sí, sin que nadie me vea.
Nos vemos por la mañana allí, que me vean por allí
por la mañana.
Fox. Ponlo más cargado hacia la noche y
vemos cómo nos acomodamos, o sea, más hacia la media noche
o la madrugada.
Fidel. Bien.
Fox. Y llegas, te instalas y participas desde las
9 de la mañana.
Fidel. Me instalo y estoy allí a las 8:30.
Fíjese.
Fox. Sí. Correcto, correcto.
Fidel. Entonces usted me garantiza con Kofi Annan
y le explica los problemas; si no, tendría que hablar y explicarle,
porque es que a mí me invitan las Naciones Unidas.
Fox. No, no hay problema en eso. Yo...
Fidel. Usted como anfitrión fue muy amable
al enviarme la invitación, pero son las Naciones Unidas las que
me invitan. Y se lo dije a usted aquí, fue lo primero que le dije
tan pronto empezamos las conversaciones, que tenía la invitación.
Fox. Bien, por eso. Entonces, vamos a seguir pensando
así, de esa manera. Después terminamos...
Fidel. Correcto. Entonces yo lo complazco a usted,
yo me voy más temprano. Si yo tengo unas ganas de estar aquí
tremendas, tengo mucho trabajo y muchas cosas con las que estoy entusiasmado.
Fox. Fidel, ¿te puedo pedir otro favor?
Fidel. Dígame.
Fox. Que estando en casa a mí me serviría
muchísimo que no hubiera declaraciones sobre el tema de la embajada
o de las relaciones México-Cuba o de ese evento que vivimos en estos
días pasados.
Fidel. No tengo ninguna necesidad de hacer declaraciones
allí.
Fox. ¡Qué bueno!
Fidel. Dígame, ¿en qué más
puedo servirlo?
Fox. Pues básicamente no agredir a Estados
Unidos o al presidente Bush, sino circunscribirnos...
Fidel. Oigame, señor Presidente, yo soy
un individuo que llevo como 43 años en política y sé
las cosas que hago y las que debo hacer. No le quepa la menor duda de eso,
que yo sé decir la verdad con decencia y con la elegancia necesaria.
No albergue el menor temor, que no voy a soltar ninguna bomba allí.
Aunque la verdad es que estoy en desacuerdo con el consenso ese que han
propuesto ahí. No, yo me voy a limitar a exponer mis ideas básicas
y fundamentales, y lo haré con todo el respeto del mundo. Yo no
voy a tomar aquello como una tribuna para agitar ni mucho menos: voy a
decir mi verdad. Y puedo no ir, y la digo desde aquí, la digo mañana
por la mañana, así que para mí no es...
Fox. Es que tú me ofreces en tu carta, precisamente
eso: participación constructiva, para que sea una verdadera aportación
a la discusión, al debate y a la solución de los problemas
que todos tenemos en el mundo.
Fidel. Sí, señor Presidente, usted
debe tomar en cuenta, incluso, que cuando yo hago un viaje de estos lo
hago con bastante riesgo.
Fox. Sí, eso lo entiendo.
Fidel. Debe saberlo. Y no lo hago ?ausentarme de
ahí? porque sentiría vergüenza, cuando he tomado la
decisión de ir. Y a muchos lugares no he ido, no fui a la cumbre
allá en Perú, pero yo tengo un concepto mucho más
elevado de la importancia de esta conferencia y un concepto mucho más
elevado de México; me parecía, incluso, que lo estaría
lastimando, en realidad, a usted o a los mexicanos. Yo no voy allí
ni a agitar ni a organizar manifestaciones, nada. Tengo en cuenta que usted
es el Presidente de ese país y que un deseo suyo, por muchos que
sean los derechos, debo tomarlo en cuenta. Y me alegro que usted haya pensado
en una fórmula decorosa, en que yo esté allí a la
hora, escuche al secretario general de las Naciones Unidas. Y si usted
pudiera, con la ayuda del secretario general de la Organización
de Naciones Unidas, garantizarme que yo tome un turno ?no esperemos tanto
tiempo allí, mientras más tiempo entonces más...?
y hablo en el turno entre el 10 y el 15, después que empiece la
lista de oradores, aparte de su discurso, entonces nosotros hablamos con
un compañero que estaba allí, le daremos instrucciones ?que
ya le habían dado hoy instrucciones de que gestionara un más
temprano turno?, entonces yo quedo libre para ocasionarle a usted las menores
molestias.
Fox. Sí. Oye, Fidel, de cualquier manera
está la invitación a que me acompañes a la comida,
que eso sería como a la una de la tarde o 1:30, y acabando de comer,
entonces puedes salir.
Fidel. Siempre y cuando usted no me ponga mole
con guajolote y mucha comida ahí, porque en el avión viajar
hacia acá muy lleno...
Fox. No, hay cabrito, que es muy rico.
Fidel. ¿Hay un cabrito?
Fox. Sí, señor, excelente.
Fidel. Bueno, muy bien.
Fox. Entonces, ¿podemos quedar con ese acuerdo,
Fidel?
Fidel. Podemos quedar con ese acuerdo y quedamos
amigos, como amigos y caballeros.
Fox. Sí, te lo agradezco muchísimo
y nada más me vas a dar la hora de tu llegada, para poder recibirte
y llevarte a acomodar.
Fidel. Le daré la hora de mi llegada. Bueno,
si quiere llego hasta más temprano y con eso salvamos mucho. ¿A
qué hora te vas a acostar mañana?
Fox. ¿Mañana?
Fidel. Sí.
Fox. ¿Mañana qué es, miércoles?
Mañana me voy acostar temprano, como buen ranchero.
Fidel. Como buen ranchero. Yo soy al revés,
yo suelo como buen trasnochador. Dígame, ¿cuál es
la hora que más le conviene?
Fox. Mira, como tú estás señalando,
10, 11, 12 de la noche, para que te instales y puedas descansar y estar
al otro día en la mañana.
Fidel. Muy bien, de acuerdo.
Fox. Entonces, ya nomás que la embajada
me da la hora exacta para recibirte allí como se debe.
Fidel. Sí, mañana te dará
la hora exacta.
Fox. Con la embajada hablamos sobre eso.
Fidel. Sí, como siempre, te agradezco mucho
esa deferencia, ese honor, si vas allí, creo que ayudaría
mucho a...
Fox. Me acompañas a la comida y de ahí
te regresas.
Fidel. Y de ahí cumplo sus órdenes:
me regreso.
Fox. Fidel, te agradezco muchísimo.
Fidel. Muy bien, Presidente.
Fox. Nos van a salir bien las cosas así.
Fidel. Yo pienso que sí, y le doy las gracias...
Fox. Bueno, igualmente y que pases buena noche.
De esta forma concluye la grabación de la plática
telefónica sostenida por ambos presidentes, que fue difundida ayer
en La Habana por el mandatario cubano.