Tejen sus sueños niños discapacitados

Cuenta Cuba con 429 escuelas especiales que los ''preparan para la vida''

AFP

La Habana, 4 de abril. Desde su silla de ruedas que la acompaña de por vida, una niña de 10 años con dificultades en la dicción anuncia un ballet: "Bailar no importa cómo, lo que importa es bailar", frase que puede ilustrar la filosofía de la escuela especial de La Habana para niños con limitaciones sicomotoras: prepararlos para la vida.

La escuela trata de ''preparar al niño, preparar a los padres y preparar a la escuela común" para recibirlos luego de su egreso, dice la directora Esther de la O Ochoa, quien tiene más de 30 años de experiencia en docencia especial en Cuba.

Fundada el 31 de diciembre de 1989, el mismo día que los marines estadunidenses desembarcaron en Panamá, el centro adoptó el nombre de Solidaridad con Panamá, el primero de un proyecto nacional de tres que la crisis económica de los años 80 impidió construir en la isla.

En Cuba existen 429 escuelas especiales para tratar a niños con diferentes discapacidades, pero las sicomotoras resultan las más caras de mantener, según cifras oficiales del presupuesto estatal.

Yulesis Hernández, de 14 años, nació sin brazos, y después de ocho años en la escuela cursa actualmente con buenas notas el noveno grado. Escribe con los pies y mostró a la prensa la letra pareja con que copió el Soneto póstumo, del poeta cubano Rubén Martínez Villena. "Quiero ser abogada o secretaria", dice la joven como la cosa más natural del mundo.

Antes de ir a la escuela, los niños pasan hasta los seis años por hospitales especiales, como el Julito Díaz, ubicado frente a la escuela, en el barrio Fontanar de La Habana.

Después hacen un tránsito de varios años por la escuela especial, lapso cuya duración depende de su patología. Algunos con parálisis cerebral completa aprenden a sentarse, ponerse de pie, gatear y comer solos.

El claustro de profesores señala con orgullo que nueve egresados de la escuela especial cursan en estos momentos estudios universitarios.

"Aquí está lo ideal (en la escuela), afuera (en la calle) está lo real", dice una de las maestras del centro, para explicar que no basta con el aprendizaje académico o motor. El menor debe estar muy bien preparado sicológicamente para enfrentar con sus limitaciones la vida cotidiana, afirmó.

Otra de las grandes misiones de la escuela es preparar a la sociedad para que acepte normalmente a sus egresados y se evite la discriminación, para lo cual se realizan actividades artísticas y fiestas denominadas Carnaval, con la participación de los vecinos del barrio adyacente al centro educativo especial.

De los 160 alumnos que tienen en la actualidad, 42 padecen de incontinencia fisiológica, por lo que la escuela requiere grandes cantidades de sábanas y pañales. En sólo una noche algunos pacientes requieren hasta cinco cambios de ropa de cama.

Un visitante italiano prometió una donación de esos enseres, otro de la misma nacionalidad aportó el financiamiento para una piscina especial; la reina de Qatar les regaló 30 computadoras y la esposa del presidente de Namibia dejó alguna cantidad de dinero, relatan los trabajadores de la escuela.

Además de las aulas, el colegio posee un gimnasio especializado y varios talleres donde los pacientes desarrollan habilidades plásticas, aprenden a coser y otras tareas manuales, que muchas veces realizan con los pies o la boca.