José Cueli
Son funerales
Como en el pasaje de las Bodas de Camacho del Quijote de la Mancha, agoniza la fiesta brava y más sonados son sus juicios que sus victorias. Plañen sus publicistas, se alcoholizan los "cabales", cesan los pasodobles, campanas suenan en muchas leguas a la redonda, vienen de lejos los labriegos en trotadoras yeguas. Cabalgando con luengas capas y sombrero ancho; otros humildes de anguarina y gorra sobre rucios de tardío paso...
Todo solemnes/todos callados/hacia los funerales/van caminando.
En los bares de la plaza cerca, la comitiva aficionada tiene chupe y taco dispuestos, como cumple el linaje de la enjuiciada. El ruedo cubierto de flores bellísimas, cervezas hasta morir a la afición le ofrecen; chivines como elefantes encierran mil injusticias. Las denuncias caras en la espuma de la más clara y transparente de las cheves.
Son funerales/bodas parecen/son juicios/fiestas parecen...
Allí los políticos, toreros, ganaderos, empresarios, crónicos y televisivos entre sorbo y sorbo y en mesa aparte y con primor servida, cuchicheamos y contamos lentamente con los dedos los carteles y crónicas que nos dejó la condenada; veinte el presidente, éste quince, aquél doce, más los dichos del entierro y gastos para cera, item más los responsos.
Diez, veinte.../ciento, doscientos/ ríen, ríen/šOremos rezan/Grandeamus trincan!
Y mientras Sancho traga a dos carrillos y menudea tiento a los odres riendo, amarga, severa, noble, surge la sombra de Don Quijote que dice:
Bien te parece Sancho que eres villano de aquellos que dicen: šViva quien vence!