El Atlante pidió la intervención
y el apoyo de la FMF, asegura Palacios
Desde el medio tiempo amenazaron con detener a Herrera
y a Grosso
El portero argentino, desilusionado porque ni la federación
ni la policía le ofrecieron disculpas
MIGUEL ANGEL RAMIREZ
Raymundo Palacios, vicepresidente del Atlante, aseguró
ayer que desde el medio tiempo del partido contra Tecos la autoridad en
el estadio Tres de Marzo ya había amenazado con detener al técnico
Miguel Herrera y al portero Damián Grosso. Para él, fue un
abuso de estas personas. Anunció que enviará una misiva a
la Federación Mexicana de Futbol para pedir su intervención
y apoyo, pues esto incumbe a todos los clubes.
Luego
del susto del sábado, el guardameta argentino confesó sentirse
"totalmente indignado, impotente". No sólo por la agresión
que recibió, sino porque le hablaron familiares de su país,
preocupados, al verlo abandonar la cancha "secundado por estos guaruras,
como si hubiera matado a alguien".
También, agregó, "me causa tristeza que
no se comunicara conmigo gente de la Federación Mexicana de Futbol
ofreciéndome disculpas", al igual que "la policía de México".
Recordó que la FMF es responsable de su seguridad, y lo que le pasó
no fue en la calle, sino en una cancha.
Para él, lo único positivo en ese incidente
fue su actitud. "Con toda razón del mundo hubiera reaccionado de
otra manera", puntualizó, recordando el golpe que recibió
de la autoridad.
Negó que él los hubiera insultado. Por el
contrario: "Uno de ellos me dijo hijo de puta, y ahí fue donde me
freno y lo encaro. Viene esta persona y me pega".
En lugar de reconocer su error, consideró, trataron
de cubrirlo deteniendo a Herrera y buscando hacer lo mismo con él.
Herrera, por su parte, dijo que "no la entiendo ni me
la explico (la amenaza que tenía desde el medio tiempo). Ni la quiero
entender, porque realmente yo salí a la cancha a dirigir a mi equipo,
a tratar de que hiciera lo mejor posible dentro de la cancha, y al final
yo me entero."
Reconoció que su única falta "fue administrativa,
que podrían ser insultos a la autoridad. ¡Ganadas por él!
Pero, a fin de cuentas, no teníamos que hacerlas pero las hicimos".
Explicó que a él lo detuvieron "porque un
tipo decía que yo lo había agredido", pero cuando hicieron
el careo "nunca pudo decir que fui yo. Lo único que peleaba era
que había sufrido una agresión. Tanto el juez como el agente
del Ministerio Público le preguntaron que si era yo. El, antes de
que llegara, había declarado que fui yo, pero en el careo lo desmentí".
Como al final salió "libre de toda" culpa, prefiere
"borrar ese día" de su vida y dedicarse en cuerpo y alma al equipo.
Miguel Gutiérrez aceptó que aventó
un botella cuando se armó el lío, pero fue para defenderse.
"No se puede tener una actitud pasiva cuando estás viendo los macanazos
que les dan a tus compañeros, como a Trotta y a Turrubiates, y se
quieren llevar detenido al técnico, que viene siendo su jefe inmediato".
Indicó que no ofrecía disculpas, porque los policías
empezaron todo.
Roberto Trotta, mientras tanto, señaló que
no sabía "si fue por iniciativa propia o si alguien mandó
a hacer algo", y la gente de seguridad no lo supo "hacer bien". Agregó
que en un estadio pequeño, con apenas 5 mil aficionados, es extraño
tener problemas de seguridad.