La artista exhibe 13 obras creadas ex profeso para invidentes y débiles visuales
Formas blandas, de Magdalena Martínez, busca probar que ''lo esencial de la escultura es tocarla''
CRISTINA MARTIN ESPECIAL PARA LA JORNADA
Formas blandas es un intento por romper con la tradición de que las exposiciones son para verse ''cuando lo interesante de la escultura es tocarla", afirma la artista plástica Magdalena Martínez Franco, quien exhibe 13 piezas realizadas ex profeso para personas ciegas o con debilidad visual.
La muestra se presenta en la sala de percepción táctil del Antiguo Palacio del Arzobispado y forma parte de la tesis de maestría que elaboró la artista egresada de la Academia de San Carlos, quien impartió talleres para niños invidentes en el Museo de Arte Carrillo Gil y en la Escuela Nacional de Ciegos.
La propuesta de Martínez Franco consiste en que la mejor forma de percibir la escultura es mediante el sentido del tacto, por lo que Formas blandas no sólo puede, sino que debe ser tocada para apreciarla a plenitud, pues incorpora texturas muy definidas, así como un ejercicio de manipulación de las piezas que requiere gran habilidad táctil.
La exposición comprende tres etapas. La primera está integrada por dos piezas talladas en madera que contrastan con la textura del material enla que están montadas, algodón en bruto y arena, denominadas Germinales I y II. La segunda etapa consta de seis esculturas en bronce sobre cubos de resina, con hendiduras en sus seis caras, que coinciden de manera exacta con distintos ángulos de los bronces.
Embonar las piezas correctamente en sus bases es complicado aun viéndolas, pero la dificultad aumenta si se intenta hacerlo con los ojos cubiertos por un antifaz negro -como lo proponen tanto la artista como la institución sede- a fin de acercar las sensaciones de quienes cuentan con el sentido de la vista, a las de quienes no ven, pero tienen mayor habilidad para reconocer al tacto.
La tercera parte de la exposición ofrece cuatro piezas en bronce, montadas sobre diferentes tipos de semillas, que proporcionan una experiencia táctil distinta y, por último, una pieza tallada en madera, cuya textura se reconoce de inmediato.
Acercamiento infantil sin prejuicios
Martínez Franco explica que las obras de la exposición fueron hechas con el propósito de proporcionar un contacto real de los invidentes, con la escultura, especialmente a los niños, ''quienes pueden acercarse al arte de manera más libre, sin prejuicios".
Sostiene que el nombre Formas blandas responde a que todas las piezas son redondas, sin aristas, muy pulidas y sin elementos que pudieran lastimar a quien las toca. ''Son piezas muy orgánicas, muy suaves."
La artista explica que consultó a un grupo de profesoras de educación especial para seleccionar algunos de los materiales y tanto por el sentido orgánico que quiso dar a la muestra, como por el consejo de las educadoras, se decidió por incorporar arroz, frijol, maíz y chícharos.
La sala de percepción táctil, donde se exhibe Formas blandas está abierta a personas con discapacidad visual y cuenta con los elementos necesarios para que los invidentes recorran las exposiciones: cédulas escritas en braille e ilustraciones en alto contraste, así como visitas guiadas con personal capacitado.
Además, es posible realizar un recorrido especial para lo cual la institución proporciona un antifaz y un bastón a los visitantes normovidentes, que tengan interés en compartir las sensaciones de las personas ciegas o débiles visuales y percibir la exposición como fue planeada.
Formas blandas se presenta en la sala de percepción táctil del Antiguo Palacio del Arzobispado (Museo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en Moneda 4, Centro Histórico). La exposición concluirá el 7 de abril.