Reúne más de dos centenares de
imágenes de artistas y políticos muertos
Retratos de difuntos es la temática de una exposición
en el parisiense Museo d'Orsay
DPA
Paris, 19 de marzo. La boca de Edith Piaf, con
sus labios pintados de rojo, está algo entreabierta y sus manos,
surcadas por las arrugas, se entrecruzan delante de su pecho. La cantante
murió el 11 de octubre de 1963, el mismo día que el poeta
Jean Cocteau. Sus facciones, sin embargo, parecen más relajadas
y apaciguadas.
Le dernier portrait (El último retrato)
se expone en el parisiense Museo d'Orsay, que reúne más de
200 retratos de artistas y políticos muertos. Los cuadros, dibujos
y fotografías de Enrique II, Napoleón III, Rodin y Géricault
van desde finales del medievo al siglo XX.
El retrato del difunto comenzó a expandirse en
occidente en las postrimerías del siglo XIX y principios del XX.
''Hoy día apenas se solicita este tipo de retratos. Parece que uno
lo encuentra más bien impactante. En Francia, su época de
esplendor parece que fue en el siglo XIX", explica la directora de la exposición
Emmanuelle Héran.
El de Victor Hugo, entre los más logrados
La idea de la muestra surgió hace más de
dos décadas: Muerte, ¿dónde está tu rostro?
se titula el libro que en 1981 Herán publicó sobre el tema.
La
exposición incluye numerosos retratos de niños desconocidos
y las últimas imágenes de ''bellezas desconocidas", que a
finales del siglo XIX fueron encontradas muertas en el río Sena.
Pero la mayoría de los que aparecen son personajes conocidos. ''Sobre
todo en las familias de artistas es casi un reflejo natural encargar un
último retrato", explica Héran.
Cuando el escritor Victor Hugo murió el 22 de mayo
de 1885, sus hijos y nietos encargaron a 12 fotógrafos, pintores
y escultores un último recuerdo.
Uno de los más logrados del escritor, quien murió
a los 83 años, es una instantánea en blanco y negro de uno
de los más prestigiosos fotógrafos de la época, Nadar.
La imagen no muestra al gran prosista, sino más bien a un amoroso
abuelo. La luz se refleja con fuerza en la amplia frente de Victor Hugo,
así como en su nariz aguileña, y se torna más tenue
a lo largo de su plateada barba. La foto fue portada de Illustration,
revista de la época.
La máscara que Dalou le hizo a Hugo es, en opinión
del escritor André Gide, "inesperadamente hermosa". Los hijos de
Victor Hugo prefirieron que la hiciera Dalou, que se especializaba en bustos
y estatuas, antes que Auguste Rodin.
Al parecer este último se enojó mucho por
ello, ya que en vida elaboró un borrador para un busto del creador
de Los miserables. Además, se vendieron miles de postales
con el busto-retrato de Dalou.
La madre Teresa, el más reciente
Resulta también interesante la máscara que
le hicieron después de muerto a uno de los héroes de la Revolución
francesa, Marat, quien el 13 de julio de 1793 fue apuñalado en la
bañera por Charlotte Corday.
''Ya me pueden recoger. Y enseguida fui conducida a la
casa de Marat con todos mis materiales", escribió entonces Marie
Grossholtz, la futura madame Tussaud. Ella fue la que hizo en París
las figuras de cera de los seguidores y las víctimas de la revolución.
En 1802 fundó en Londres el famoso museo de figuras de cera, que
hoy día es uno de los grandes atractivos turísticos de la
capital británica.
Tan sólo hay unos pocos retratos de personajes
fallecidos en el siglo XX. El más reciente en la exposición
es de 1997 y corresponde a una imagen de la madre Teresa de Calcuta en
su lecho de muerte.
''Desde hace medio siglo más o menos la muerte
es escondida. Son numerosas las razones para ello", estima la directora
de la exposición, quien sobre todo destaca una: "La gente, que vivió
la última guerra mundial y su brutalidad y la persecución
de los judíos, ya no quiere saber más de los rostros de la
muerte."
(El último retrato, exposición en
el Museo d'Orsay, concluirá el 26 de mayo.)