José Steinsleger
De Monterrey... Ƒa Marte?
DEMOCRACIA. 1. Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno. En sentido fig. libertad, igualdad, fraternidad | 2. Libertad de mercado. Dícese del enema ideológico neoliberal que destruyó la Tierra, tercer planeta del sistema solar, donde una obsesión mental llamada "monetarismo" consumió en 150 años lo creado en 4 mil 500 millones de años (en [email protected] año 72 de la Estampida de los mejores, ed. revisada).
Historia. Hacia el siglo xxii, la Tierra se convirtió en páramo. El desastre se tornó evidente cuando a bordo de un transbordador espacial un equipo de funcionarios dementes y algunos intelectuales orgánicos vinculados a los así llamados Foros de Davos, Consenso de Washington (o de Monterrey) atribuyó los males del planeta a millones de seres vivos conocidos con el nombre homo sapiens-sapiens, enemigos del "futuro".
Causas. Sin fuentes de energía, los sabios desecharon la eólica, hidráulica y solar, factibles de producir invirtiendo magros porcentajes de sus utilidades.
Motivo de la emigración (legal) al planeta rojo fueron la destrucción del ozono, los gases tóxicos, los alimentos transgénicos, el envenenamiento de las aguas, la tala forestal, el deshielo de los polos, virus poderosísimos y hambrunas del homo sapiens-sapiens en los territorios "emergentes", antes llamados "países".
Bien... Dejo en suspenso la redacción de un texto que todavía no sé si corresponde al género "ficción" o si amerita ser incluido, en calidad de anexo, al texto final non fiction de la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo que tiene lugar en Monterrey.
ƑQué espíritus perversos animan la farsa "consensuada" de estos "consensos"? En 1990, durante la cumbre de presidentes y jefes de Estado sobre la infancia (que llevó a la firma de la Convención Internacional para los Derechos del Niño) el mundo se llenó de optimismo. Juraron que en 2000 las metas básicas de la convención marcharían viento en popa y 70 países respaldaron un compromiso que a fines de 1995 habían firmado y ratificado 179 países, con excepción de Estados Unidos, naturalmente.
El plan de acción (en las reuniones cumbres lo importante es hablar de "acción" y de superar "los errores del pasado") estableció el derecho a la supervivencia, al desarrollo en la primera infancia, a la educación, a la asistencia social y a la atención de la salud de niños, niñas y mujeres.
No quiero abrumar al lector con datos puntuales acerca de lo que se avanzó y se retrocedió en el asunto.
Estos datos deberían interesarnos cada vez menos porque sospecho que la precisión de los cálculos que miden los dolores de la humanidad tratan de averiguar quiénes quedan fuera del tablero y quiénes tendrán pasaje a Marte cuando en nuestro planeta la vida se torne insostenible.
Me niego a la inmoral y recurrente insidia de quienes de un modo oportunista todo lo reducen a "optimismo" o "pesimismo". Hablemos de "realismo".
Tuve la dicha, hace muchos años, de conocer a James Grant, director mundial de Unicef, de 1980 hasta su fallecimiento, en 1995. Un hombre maravilloso, visionario y esforzado al que todos de-cían "señor Grant", "mister Grant".
Hombres como Grant ya no forman parte del espíritu de Unicef ni de Naciones Unidas. Peregrino incansable por los pasillos y antesalas de los presidentes y jefes de gobierno del mundo, el señor Grant llegaba hasta ellos y sacando de su bolsillo un sobrecito les decía: "la solución está aquí. Cuesta menos que un caramelo".
Grant no estaba loco. Tampoco era un predicador religioso o uno de esos charlatanes de feria que actualmente ocupan casi todos los espacios políticos en que se decide la suerte del mundo. El sobrecito contenía azúcar y sales de rehidratación oral. Y a los poderosos del mundo preguntaba qué pretexto válido podía haber para impedir la muerte de millones de niños antes de fin de siglo.
Tampoco era ingenuo. Grant sabía que la mejoría relativa de la humanidad había sido lograda a expensas de la ampliación de la brecha que separa a ricos y pobres. Quijote o heraldo del presente hecho futuro, pidió una ética ante el individualismo desenfrenado, actitud que chocaba contra la lógica de la posguerra fría y se ha extendido como un cáncer más temible que cualquier otro.
Parecía que la "causa" de los niños había roto los corazones, desgarrando las vestiduras de los jefes de Estado que hace doce años fueron a Nueva York... Ƒa qué?, Ƒpara qué? Tal como hoy, el ataque inminente de Estados Unidos a Irak fue lo único que concitó su atención. Pero hoy el mismo asunto incluye la posible utilización de armas nucleares.
Señores del Consenso de Monterrey: ƑDe qué hablan? ƑDe qué estan hablando? Nosotros hablamos del Tiempo de los asesinos, aquel breve ensayo que a Henry Miller le sirvió para narrar la vida de Arthur Rimbaud describiendo el mundo que el poeta vislumbró, picoteando en la dureza de vuestros corazones.