Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 6 de marzo de 2002
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Sociedad y Justicia

EDUCACION SUPERIOR

Acoso sexual, mordidas y compra de calificaciones, reveló encuesta del CIET en 1999

Corrupción en la UAG motivó una nueva ley universitaria, afirma el rector Florentino Cruz

La normatividad, vigente desde hace 6 meses, impone sanciones que van del exhorto a la expulsión

CLAUDIA HERRERA BELTRAN ENVIADA

Chilpancingo, Gro. 5 de marzo. La corrupción permeó las aulas de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG). Un estudio sobre integridad puso al descubierto la magnitud del problema: uno de cada 20 estudiantes aseguró haber sido víctima de acoso sexual por parte de algún maestro o maestra, uno de cada siete dijo haber dado "mordida" para entrar a la institución, y 13 de cada 100 declararon haber comprado su calificación.

Los resultados de la encuesta que aplicó uno de los centros de investigación más prestigiados de la UAG, con apoyo del Consejo Universitario y del actual rector, ya tuvieron consecuencias. La nueva ley universitaria castiga a todos aquellos que cometan actos de hostigamiento sexual, represión o corrupción académica, administrativa y laboral, y dispone la creación de la defensoría de los derechos humanos y universitarios.

"El siguiente paso es que la ley se cumpla", explica el doctor Ascencio Villegas, quien está al frente del equipo del Centro de Investigación de Enfermedades Tropicales (CIET) que elaboró este estudio, el primero que se hace en una universidad pública y que ya ha despertado el interés de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) para repetirlo en otras casas de estudios.

Hace año y medio esta investigación comenzó a difundirse entre estudiantes y maestros de la UAG, por medio de dos trípticos: uno que resume los resultados y otro que da consejos a los alumnos para que puedan detectar el acoso sexual, tomen las medidas necesarias y lo denuncien.

El rector de la UAG, Florentino Cruz, dice que la encuesta, que se aplicó en diciembre de 1999, y las primeras medidas que se tomaron son muestra de que su administración se propuso poner fin a los problemas de corrupción y simulación en la institución. A partir de estos resultados, inclusive surgió la iniciativa de formar comisiones de ética en todas las preparatorias, escuelas y facultades de la universidad.

El acoso sexual

Entre 34 mil 667 alumnos encuestados en la UAG, mil 331 (4 por ciento) dijeron que han sufrido acoso sexual por parte de sus maestros durante su estancia en la universidad. "Es posible que algunos educandos hayan abandonado sus estudios por este motivo", afirma la investigación.

Hay escuelas con más de 8 por ciento de alumnos acosados, y en otras no manifestaron el problema. De cada 10 estudiantes acosados seis son mujeres y cuatro hombres.

El diagnóstico también demostró el desconocimiento que la comunidad tiene sobre este fenómeno: 57 por ciento de los alumnos declaró que el hostigamiento sexual se debe a que "las alumnas lo provocan", y 45 por ciento de los profesores dijeron lo mismo, aunque 85 por ciento de los docentes reconocieron que "varios maestros acosan".

Las prácticas de hostigamiento, indica el doctor Villegas, "comprenden desde la simple insinuación hasta el descaro de citar al alumno fuera de la escuela".

Entre los factores que los grupos focales de maestros y estudiantes mencionan, están la existencia de maestros sin ética, la falta de respeto, que no se castiga esta anomalía, y que hay un ambiente propicio.

Aunque es un problema recurrente en la UAG, pocos alumnos lo denuncian. De 598 que refirieron haber sido víctimas de acoso sexual en 1999, sólo uno de cada cinco lo denunció.

El temor a revelar este delito también se refleja en las estadísticas de la Dirección de Derechos Humanos de la UAG, el antecedente de la Defensoría. Su actual titular, el abogado Rubén Fuentes, explica que la única queja que ha recibido en dos años fue la de tres jóvenes, dos de una preparatoria en Acapulco y una de la Facultad de Medicina, que enviaron un escrito y después ya no regresaron a ratificar su dicho.

Para poner fin a este problema, la mayoría de los muchachos encuestados se manifestó en favor de legislar y sancionar, de dar capacitación a estudiantes, brindar solidaridad a los educandos, crear un organismo para denunciar y promover la participación de los padres de familia.

A raíz de estas exigencias, la Ley Orgánica de la UAG, vigente desde hace seisdiario7 meses, impone sanciones a quienes cometan este delito, que van desde el apercibimiento hasta la expulsión de la institución

Por lo pronto, los jóvenes también han recibido folletos en los que se les aconseja cómo detectar y reaccionar ante el acoso sexual de un maestro, y dónde lo pueden denunciar. Como la mayoría de los afectados son alumnas, el nombramiento de una defensora de los derechos universitarios actualmente se ha convertido en bandera de campaña de los candidatos a la rectoría.

La "mordida"

Actualmente, la UAG atiende a 65 mil 678 alumnos, de ellos poco más de la mitad son preparatorianos. De los 26 mil que estudian licenciatura, 85 por ciento están concentrados en carreras del área social y administrativa, 8 por ciento en Medicina y muy pocos se forman en disciplinas de ciencias naturales. Esta saturación de la matrícula ha tenido impacto en las prácticas de corrupción.

En los pasillos de las facultades de Derecho, Medicina y Contaduría y Administración son famosos los "corredores", personas que venden desde el lugar en la fila para hacer los trámites hasta el examen. Jorge Medina estudia derecho y lo explica así: "Los que tienen lana, hasta les apartan su butaca".

La encuesta demuestra que este problema ha disminuido en los pasados cinco años, pero sigue estando presente. En 1995, uno de cada cuatro muchachos había dado "mordida" para ingresar a la escuela de su preferencia; en 1999, este número bajó a uno de cada siete.

Las otras manifestaciones de la corrupción son la venta de calificaciones. La encuesta del CIET refiere que 13 de cada 100 estudiantes dijo haber dado mordida para pasar alguna materia. Hay escuelas en donde uno de cada tres alumnos lo ha hecho, y otras en donde no existe este problema.

El costo depende del grado de dificultad de la materia y la calificación que quiere el alumno. "Un siete vale una cantidad, un ocho, otra. A veces son cantidades tan bajas como 20 pesos, pero tratándose de un grupo numeroso, el maestro ya obtiene más dinero", señala Villegas.

Además de la posibilidad de comprar un lugar, el "influyentismo", el "compadrazgo" y las presiones de las organizaciones políticas sirven para ingresar a determinada escuela. "Puede ser que ni las autoridades se enteren, porque ya existen mecanismos muy refinados", refiere el investigador.

Considera que el problema del acoso sexual y de la corrupción está ligado a la vida en las ciudades y a la masificación de la universidad. "Estos problemas son muy raros en las escuelas preparatorias del área rural, porque maestros, alumnos y padres de familia se conocen; en cambio en las ciudades las relaciones son menos interpersonales".

Dice que la mayoría de las escuelas grandes tienen más dificultades que las pequeñas (con menos de 60 alumnos). Pero como la institución no puede cerrar sus puertas, Villegas concluye que la universidad podría plantearle al gobierno: "el problema de la juventud no es mío, es tuyo, así que si quieres que lo resuelva dame más subsidio".

La falta de recursos, la saturación de las aulas y la improvisación de profesores ha tenido su impacto en la calidad educativa. Según esta investigación, la mitad de los alumnos opina que sus profesores no preparan bien su clase, y 40 por ciento dice que el ausentismo de los profesores es frecuente o muy frecuente en su escuela.

Las elecciones

El fenómeno de la corrupción en los salones de la UAG está más presente que nunca en época electoral: uno de cada dos estudiantes y uno de cada cuatro trabajadores y maestros fueron presionados para que votaran por algún candidato a rector en 1999. Por este motivo, 78 por ciento de los alumnos y 75 por ciento de los trabajadores se pronunció en favor de modificar el método de la votación, que ahora es universal, directa y secreta.

El académico explica que los estudiantes también se han sabido beneficiar de la corrupción. "En estas coyunturas electorales hay alumnos que se recuperan en sus materias a cambio de votar por algún candidato, pero hay otros que son perjudicados, porque no acceden a las presiones de sus maestros".

El equipo del CIET, que desde 1990 comenzó a hacer estudios sobre integridad en una decena de países en América Latina y Africa, se propone repetir sus investigaciones en la UAG, para comprobar si ha habido avances y, en su caso -como dice Villegas-, "seguir apretando tuercas".

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