La especie humana puesta
a prueba..., reciente libro de Irving Wolhfarth
''Los totalitarismos pueden destruir todo, menos la
esencia del hombre''
El texto del filósofo británico
incluye reflexiones sobre otro escrito por Robert Antelme acerca de sus
experiencias en el campo de concentración; circula en México
bajo el sello UNAM
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
Robert Antelme (1914-1990) escribió en 1947 La
especie humana (L'Espèce humaine), acerca de lo que vivió
desde el 1o. de julio de 1944 hasta 1945 en los campos nazis de concentración.
Se trata de una narración cruda, dolorosa, que no se queda en lo
anecdótico. Antelme reflexiona sobre el problema que llevó
a los campos de concentración -la división de los hombres-,
lo convierte en una cuestión universal y le da una salida: la idea
de pertenencia a la especie humana, en la que el individuo no está
aislado.
''Antelme se aferra al hombre que existe realmente, rechazando
absolutamente su división en especies o en clases, sociales u otras",
señala el filósofo británico Irving Wolhfarth en su
libro La especie humana puesta a prueba en los campos. Reflexiones sobre
Robert Antelme, publicado por la Universidad Nacional Autónoma
de México en la colección Ejercicios de la Memoria.
Especie indestructible
De
visita en México, Wolhfarth explica en entrevista el concepto de
especie humana: ''es simplemente algo que no se puede destruir, no importa
cuánto presione el sistema. El otro es igual a uno. No se trata
de ser inmune a lo que pueden hacer los gobiernos totalitarios, no puede
ayudar tampoco, pero sí marca un límite y creer en la especie
humana fue lo que hizo que Antelme sobreviviera" a los campos de trabajo
nazis de Buchenwald y Gandersheim y finalmente en Dachau, diferentes a
los de exterminio, porque como diría el escritor francés
al describir Gandersheim, "no había cámara de gas ni crematorio".
El régimen de Adolfo Hitler pretendía crear
el "subhombre" y enfocó sus acciones a torturar, humillar, matar,
pero "claramente los nazis sentían que había algo en el otro
que no podía ser destruido. Ese algo es la especie humana. El totalitarismo
puede destruir todo, pero no la esencia", precisa Wolhfarth y agrega: el
crítico Maurice Blanchot dijo sobre el libro de Antelme que mostraba
la existencia de algo indestructible, que incluso el sistema más
destructivo del mundo no podía eliminar".
Cincuenta años después la obra de Antelme,
que en unos días comenzará a circular en las librerías
mexicanas editado por Era, mantiene su vigencia "porque la noción
de una especie humana indestructible es el único futuro para la
humanidad", dada la existencia de regímenes como el del ex presidente
yugoslavo Slobodan Milosevic, sometido a juicio por el Tribunal Penal Internacional
(TPI) de La Haya acusado de crímenes de guerra; el genocidio en
Ruanda y las dictaduras en América Latina.
Los esfuerzos del TPI, agrega, se hacen en nombre de la
unidad de la especie humana, el principal postulado de Antelme, y con la
globalización se habla de "globalizar la especie humana, con esto
ya nos acercamos a la idea de algo universal" en un momento en el que el
individualismo parece ser la constante.
Sin embargo subraya que "en el sentido utópico,
la especie humana no ha llegado. No existe. La humanidad común que
está implícita en el concepto de humanismo, que dice que
ningún ser humano es extraño a mi, nunca se ha realizado
por completo".
El Holocausto no es un episodio aislado, es una combinación
de la división de clases. "Las divisiones en los campos de concentración
son un reflejo de las que existían antes", y que se mantienen: "las
clases sociales son el primer paso para llegar a los campos (de concentración).
Es importante hablar de ellos en todo el mundo, incluso en México,
en cualquier lugar donde haya divisiones, donde haya opresores. Lo que
sucedió en el siglo pasado puede suceder y está sucediendo,
aunque tal vez no de la misma forma. Los políticos dicen nunca más,
y sin embargo ha habido genocidios, incluso los derechos humanos son una
utopía mirando el estado en el que se encuentra el mundo. Ese discurso
esta devaluado y ya no tiene fuerza porque todos los gobiernos del mundo
los evocan, aún quienes los violan".
La problemática que refirió Antelme, la
división de los hombres en clases, no es ajena a México "sólo
hay que salir a la calle, ver personas mendigando o tratando de existir
vendiendo cosas. El problema es inmediato", subraya el ensayista.
El libro de Antelme, uno de los más importantes
dentro de la llamada literatura de los campos (camps literature),
explica lo peor de lo que ocurrió en centros de concentración
y es necesario saber que cualquier cosa puede pasar de nuevo, indica Wolhfarth,
profesor en la Universidad de Reims, Francia, y se pronuncia por evitar
que se olvide porque "sólo recordar nos va a ayudar".
El problema en nuestra sociedad, continúa, es que
produce olvidos masivos todo el tiempo, como sucedió con el temor
al cambio de siglo, el colapso de las computadoras (Y2K) "e incluso los
atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos".
En Alemania se ha hecho un gran esfuerzo para recordar,
pero hay autores que en el pasado decían que no había que
olvidar y ahora dicen que ya es suficiente, que el Holocausto ha sido como
una traba, y entonces hablamos del abuso de la memoria, pero no se debe
olvidar. Recordar el pasado no excluye lo que pasa en el presente, ambos
tiempos no se excluyen: no puede haber acciones políticas en el
presente que no tengan que ver con la memoria y no puede haber memoria
que excluya las acciones políticas en el presente. La única
manera de hacer justicia es actuar pero sin olvidar".
Robert Antelme es uno de los escritores más importantes
dentro de la literatura de los campos porque como Primo Levi (Italia 1919-1987),
miembro de la resistencia antifascista recluido en Auschwitz, universalizó
el problema, y es que "a menudo la literatura de los campos y del genocidio
se convierte en un cuestión importante sólo para las naciones
que estuvieron involucradas: los judíos se interesan sólo
por el Holocausto y los rusos en el gulag", pero estos dos escritores van
más allá y no caen en esas trampas locales.