MEXICO S.A.
Carlos Fernández-Vega
EN EL POCO AFORTUNADO anuncio que el presidente Fox hizo el pasado miércoles ante empresarios jaliscienses ("se trabajará para hacer ajustes y correcciones a la reforma fiscal de diciembre próximo pasado"), el centro de gravedad (físicamente hablando) parece estar en las reacciones -internas y externas- al impuesto especial de 20 por ciento a las bebidas gaseosas que utilizan fructosa y no azúcar como endulzante.
DE ACUERDO CON distintas versiones, dichos "ajustes y correcciones" comenzarían este lunes, cuando el gobierno del cambio modifique los alcances de ese gravamen, mismo que desde su aprobación por el Congreso mexicano ha sido pública y ampliamente cuestionado por autoridades y empresarios estadunidenses vinculados a este dulce sector productivo, en el que mantienen fuertes intereses económicos en esta sedienta tierra que ocupa el segundo lugar mundial en lo que a ingesta de bebidas gaseosas -léase refrescos- se refiere. La primera posición, por mera casualidad, le corresponde a Estados Unidos.
LA EVENTUAL modificación o desaparición, en su caso, de ese impuesto ha provocado airados reclamos, como los legisladores tricolores, ahora especialmente sensibles: "La fracción del PRI en el Senado de la República exigió al presidente Fox defender los intereses nacionales, no los de Estados Unidos, y le advirtió que si intenta echar abajo el impuesto de 20 por ciento a la fructosa se va enfrentar con el Congreso, que hará valer la ley con la protesta social..., toda vez que tal decisión mandaría a la quiebra a la industria azucarera. A nombre de los senadores priístas, Fidel Herrera parafraseó al legislador estadunidense que puso un ultimátum a las autoridades mexicanas para retirar el gravamen: ''Nuestra paciencia también se ha agotado y exigimos a Fox y al secretario de Economía que peleen porque Estados Unidos cumpla con el TLC, además de defender a la agroindustria mexicana. Si, en una interpretación abusiva de las facultades contenidas en el artículo 39 del Código Fiscal Federal, el Ejecutivo elimina el impuesto especial de 20 por ciento para aquellos refrescos que no utilicen como materia prima el azúcar -concertado por todas las fuerzas políticas en diciembre pasado-, va a lesionar a casi 3 millones de mexicanos que dependen de la industria azucarera". (La Jornada, Andrea Becerril).
PERO MAS ALLA de los reclamos tricolores por la eventual reversión fiscal en el renglón que se menciona y el peso específico que el impuesto especial tenga para las arcas nacionales -alrededor de mil 400 millones de pesos en 2002-, cabe destacar que los grandes corporativos refresqueros de Estados Unidos no sólo cuestionan y exigen en inglés. Lo hacen también en español. Desde que el Congreso decidió aplicar el mencionado impuesto, se escuchó el rechazo terminante a tal disposición por parte de los empresarios autóctonos dedicados a la elaboración de bebidas gaseosas y, desde luego, a la importación de alta fructosa proveniente del vecino del norte.
TODO INDICARIA, PUES, que el gobierno del cambio se habría "sensibilizado" a las "observaciones" provenientes del vecino del norte y, desde luego, a los eventuales coletazos que una negativa de esa naturaleza le provocaría en el seno del TLC, aunque parece no serlo tanto ante la no muy grata reacción de buena parte de los legisladores.
MIENTRAS LLEGA EL momento de hacer públicos los "ajustes" y las "correcciones", vale la pena darle rápido vistazo a los líderes de la industria embotelladora nacional, un sector cuyos orígenes en México se remontan a los últimos años del siglo XIX: del sistema Coca-Cola -que utiliza fructosa-, Kof, Grupo Azteca (Panamco), Grupo Continental, Sistema Argos, Procor, Grupo Ponce y Grupo Tampico; el de Pepsi-Cola, Grupo Embotellador de México (Pepsi-Gemex), Grupo Embotelladoras Unidas (Geupec) y Embotelladores del Valle de Anáhuac (Envasa). Las empresas de este sector que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores representan más de 50 por ciento de las ventas totales de la industria. El sistema de embotelladoras de Coca-Cola concentra más de 60 por ciento del mercado mexicano, con ventas anuales que se aproximan a los 9 mil millones de litros.
KOF ES LA embotelladora más grande de esa marca y otras submarcas en México (lo es también en Argentina), y su consejo de administración lo preside José Antonio Fernández Carvajal; junto a él participan, entre otros, Alfredo Martínez Urdal, Alfonso Garza Garza, Armando Garza Sada, Daniel Servitje Montull, Ricardo Guajardo Touche, Juan Carlos Braniff Hierro y Alfredo Livas Cantú.
CONTAL, FUNDADO EN Tampico, Tamaulipas (1964), también es embotellador de Coca-Cola y lo integran 46 empresas. Los accionistas mayoritarios (60 por ciento) son Cynthia y Bruce Grossman, y en su consejo de administración -presidido por la primera- aparecen, entre otros, José Domene Zambrano, Teodoro Circuit, Sergio Garza Treviño, José Octavio Reyes Lagunes y Ernesto L. Tinajero Benavides.
PEPSI-GEMEX ES, según su propia información, la segunda embotelladora más grande de esta trasnacional fuera de Estados Unidos y la tercera en el ámbito mundial. En su consejo de administración participan, entre otros, Alfonso de Angoitia Noriega, Gastón Azcárraga Andrade, Jesús Cevallos Gómez, Enrique C., Claudia y Fernando Molina Basteris (hijos de Enrique Molina Sobrino), Abelardo Morales Purón, José Carral Escalante e Isaac Chertorivsky Shkoorman.
GEUPEC ES EL consorcio que preside el fructoso y teleciano empresario Juan Gallardo Thurlow. Junto a él participan en el consejo de administración Eduardo Sánchez Navarro Redo (vicepresidente), Francisco Hill Avendaño, Manuel Marrón González, Eustaquio Escandón Cusi, José Ramón Elizondo Anaya, Jefferson Fuller, Juan Cortina Gallardo, James A. Badenoch, Eduardo (El Bayo) Legorreta Chauvet y Carlos Gallardo González.
ARGOS OPERA EN el noroeste de la República y anualmente comercializa alrededor de 104 millones de cajas de refrescos. Lo preside Miguel Antonio Fernández Iturriza y con él participan, entre otros, Rafael Vallina Fernández, Tomás Fernández Mooney, Guillermo Alvelais Fernández, Benito Fernández Iturriza, José Octavio Reyes, Rafael Vallina Russek y Rosario Vallina Fernández. Miguel Antonio Fernández Iturriza también preside el consejo de administración de Embotelladora Arca, que opera en ciudad Juárez.
EN MÉXICO anualmente se producen de 4.5 a 5 millones de toneladas de azúcar. El 55 por ciento se consume en las más de 230 plantas embotelladoras existentes en el país. De acuerdo con los especialistas, una tonelada de azúcar tiene un precio de mercado cercano a los 500 dólares, mientras la tonelada de fructosa se vende en 250 dólares, con el atractivo de que endulza el doble de la primera.
Las rebanadas del pastel:
LA ECONOMIA MEXICANA, medida a través del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE), disminuyó 0.4 por ciento durante el 2001, con respecto al año anterior, y 2.34 por ciento en diciembre, informó la Secretaría de Hacienda. En el último mes de 2001, la actividad agropecuaria reportó una reducción de 2.6 por ciento, mientras los sectores industrial y de servicios cayeron 3.6 y 0.9 por ciento, respectivamente.
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