Pide la dimisión del mandatario venezolano
Carlos Molina, tercer militar que se rebela contra Chávez en un mes
Reitera titular de defensa que las armas están en calma
AFP, REUTERS Y DPA
Caracas, 18 de febrero. El contralmirante venezolano Carlos Molina, quien ocupó cargos estratégicos en el actual gobierno, se convirtió hoy en el tercer oficial activo y de más alta graduación que se rebela este mes contra el presidente Hugo Chávez, al que acusó de llevar al país a una "tiranía de extrema izquierda".
Pocas horas después del manifiesto de Molina en un hotel capitalino, varios cientos de opositores dieron su apoyo al oficial y organizaron una ruidosa protesta en la plaza Altamira, del exclusivo sector este de Caracas, agitando banderas de Venezuela y gritando consignas como ''fuera Chávez, vete ya''. Familiares de Molina informaron, sin embargo, que éste no se haría presente en el lugar.
El contralmirante pidió esta noche la dimisión del mandatario, asegurando que "ya no hay vuelta atrás y debe llegar a la renuncia del presidente, y un gobierno de transición". En una entrevista con la televisora Globovisión, Molina dijo que la situación del país es "caótica desde todo punto de vista" y que la fuerza armada venezolana "a nivel macro está muy mermada".
Ante la nueva rebelión, el ministro de Defensa, José Vicente Rangel, aseguró antes del mediodía que el país y la Fuerza Armada Nacional (FAN, integrada por 77 mil hombres) "están en absoluta calma y normalidad", aunque emisoras radiales reportaron mayor presencia de guardias en las dependencias oficiales.
Rangel aseguró además que el discurso de Molina, quien dijo que 90 por ciento de los militares rechaza al gobierno de Chávez, no tiene influencia en la FAN, aunque sí la tenga "mediáticamente".
El comandante general de la Armada, el vicealmirante Jorge Sierralta, admitió sentirse "sorprendido" por el manifiesto de Molina, a quien calificó de "excelente oficial". Aseguró que Molina habló a título personal sin expresar el sentimiento del arma, en la que Sierralta dijo tener el "ciento por ciento de apoyo" para su gestión.
Según el jefe de la Armada, el oficial se habría apegado al artículo de la Constitución que garantiza la libertad de expresión, pero en este sentido enfatizó que el mismo artículo señala que la persona que emite las declaraciones debe hacerse responsable de ellas y de sus consecuencias.
Al igual que los dos anteriores militares rebeldes, el coronel de aviación Pedro Soto y el capitán de la Guardia Nacional Pedro Flores, Molina será sometido a un consejo de investigación que determinará su sanción por haber manifestado opiniones políticas públicamente, informó el comadante Sierralta.
Soto respaldó de inmediato a Molina. Indicó que es "un oficial con una brillante hoja de servicio que se ha manifestado contra la forma como el presidente ha intentado implantar un sistema de gobierno totalitario y tirano".
El 7 de febrero, el coronel de aviación pidió la dimisión de Chávez en un foro sobre libertad de prensa que se celebraba en un hotel y, siempre vestido de uniforme, habló a miles de opositores reunidos en el exclusivo sector este de Caracas, para luego marchar con la multitud a la residencia presidencial para exigir al gobernante su renuncia. En el trayecto se le unió el capitán Flores.
El nuevo rebelde es licenciado en ciencias y artes navales, tiene un master del Estado Mayor Naval, posgrado en ciencias administrativas y es ingeniero electrónico por la universidad de la armada estadunidense.
Durante la presidencia de Chávez, que se inició en febrero de 1999, fue director de armamento y explosivos de las fuerzas armadas hasta hace más de un año; secretario permanente del Consejo de Seguridad y Defensa, adscrito al despacho presidencial, y miembro de la comisión revisora de leyes de la fuerza armada y de la ley orgánica de seguridad y defensa de la nación.
Como director de armamento, Molina aparentemente cuestionó la sustitución de los fusiles vigentes por un modelo ruso, y hace más de un año participó en la instalación de un centro de inteligencia en la propia sede del gobierno.
Hace cinco meses fue designado embajador de Venezuela en Grecia, cargo que, según explicó, no aceptó. "A mí me impusieron la embajada", dijo a periodistas.
En una improvisada rueda de prensa en un lujoso hotel capitalino, Molina, vestido con su uniforme blanco de gala, hizo este lunes un llamado "a las fuerzas armadas nacionales y al pueblo a que manifiesten públicamente su rechazo a la posición antipatriótica de Hugo Chávez y soliciten su renuncia". Inclusó llamó al Tribunal Supremo de Justicia a enjuiciar al mandatario, en caso de que quiera continuar con su periodo presidencial.
Rechazó además el "sostenido deterioro de las relaciones internacionales con nuestros aliados tradicionales a cambio de buscar vínculos con gobiernos no democráticos", en alusión a Cuba.
Igualmente, rechazó lo que llamó ''la comprobada y peligrosa relación entre el presidente Chávez y algunos de sus ministros con la guerrilla terroristas colombiana".
Exigió asimismo el "restablecimiento" de la relaciones con la Iglesia católica, la derogación del convenio petrolero con Cuba y la revocación del paquete de 49 leyes, aprobadas el 13 de noviembre de 2001, que detonaron un paro convocado por empresarios en diciembre pasado.
Uno de los puntos más polémicos del paquete es la reforma agraria, cuestionada por los grandes propietarios rurales, 20 por ciento de los cuales es dueño de 60 por ciento de la tierra, en su mayoría sin explotar.
Molina aseguró que Chávez mantiene "un constante enfrentamiento en contra de todos los sectores de la sociedad venezolana con la intención de destruirlos e instaurar una tiranía de extrema izquireda". Y rechazó "la reiterada acción del presidente para debilitar la capacidad operativa de la fuerza armada nacional, mermando su moral al tratar de ponerla al servicio de su partido, de intereses políticos, e intentando conformar milicias al estilo cubano".
Vendrán más rebeliones
El coronel retirado de la aviación Silvino Busillos, expulsado hace dos años de la fuerza aérea por rebelarse contra Chávez, dijo hoy que otros militares se rebelarán en los próximos días en defensa de la "institucionalidad". "Al presidente le quedan días, estamos en la cuenta regresiva", agregó.
Hasta esta noche no hubo manifiesto alguno de Chávez, quien reaccionó con prudencia ante la rebelión de Soto y Flores -quienes fueron dejados en libertad-, y calificó sus declaraciones de show de carnaval, antes de lanzar el 12 de febrero un llamado a la unión y a "envainar la espada".
Ese mismo día, el mandatario anunció un duro plan de austeridad para hacer frente a la grave crisis presupuestaria provocada por la baja en los precios del petróleo, principal fuente de divisas de Venezuela, cuarto productor mundial de crudo. Desde que se emprendió el miécoles la flotación libre del bolívar, la moneda nacional, perdió más de 17 por ciento de su valor frente al dólar.
Apenas el 4 de febrero, Chávez celebró los diez años del fallido levantamiento militar que encabezó en 1992, recibiendo un masivo apoyo de sus simpatizantes. Tres días después tuvo que enfrentar la rebelión de Soto y Flores, luego lidiar con un dólar fuera de control y la caída de los ingresos disales, apelando a un plan de ajuste que podría disparar la inflación.
El fin de semana, una de las figuras militares más importantes en el gobierno, el general del ejército Guaicaipuro Lameda, advirtió que en el país se avecinan confrontaciones "peligrosas". Lameda, quien hace una semana fue sacado de la presidencia de la estatal Petróleos de Venezuela, dijo entonces a la prensa local que el equipo económico de Chávez "está fracasado" y que los éxitos que ha mostrado son "artificialmetne sostenidos".