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Zedillo atracó a la nación // Salvador del gran capital // Fobaproa y muchísimo más

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▲ Ernesto Zedillo operó la creación del Fobaproa, que 30 años después los mexicanos todavía no terminan de pagar.Foto Yazmín Ortega Cortés
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uchas son las pillerías de Ernesto Zedillo, siempre con cargo a los bolsillos de los mexicanos, y no se limitan al Fobaproa, sin duda la de mayor cuantía. Por ejemplo, los voluminosos subsidios cambiarios al gran capital, cuando este tipejo era director del Fideicomiso para la Cobertura de Riesgos Cambiarios (Ficorca), habilitado en marzo de 1983 (extinguido casi una década después) y operado por el Banco de México durante el sexenio de Miguel de la Madrid, cuando el tipo de cambio peso-dólar se devaluaba un día sí y el siguiente también. Pero para eso estaban las arcas públicas.

Este tipejo trabajó unos pocos años en Banco de México, pero por los servicios prestados al gran capital se le otorgó una pensión vitalicia que a la fecha suma 143 mil pesos mensuales. Al frente del Ficorca, los subsidios cambiarios pagados por el Estado beneficiaron a unos cuantos corporativos, es decir, los mismos que a lo largo del régimen neoliberal gozaron de las mieles de todo tipo de rescates, salvamentos, subsidios, exenciones y devoluciones fiscales, concesiones, privatizaciones y demás negocios siempre a costillas de los mexicanos.

Vía Ficorca, y con la firma de Zedillo, el erario destinó alrededor de 25 mil millones de dólares para que los magnates no sufrieran con la caída permanente de la moneda nacional frente al billete verde. Treinta grupos empresariales (los de siempre) concentraron más de 80 por ciento de los subsidios. Ya atendidas las urgencias del gran capital, y amarrada su pensión vitalicia, este personaje fue nombrado subsecretario de Programación y Presupuesto, sólo para ocupar la titularidad de esa dependencia en la gerencia de Carlos Salinas de Gortari.

Por cierto: se extinguió el Ficorca (porque cumplió con el fin para el cual fue creado y ya no se considera necesaria su existencia, según el Banco de México), pero no la práctica, porque en 2009, en plena pandemia de influenza, Felipe Calderón repitió el numerito, pero lo llamó blindaje para los grandes corporativos. Repitió la hazaña de Zedillo, para lo cual destinó 30 mil millones de dólares (provenientes de la línea swap aprobada por la Reserva Federal de Estados Unidos) a los mismos corporativos beneficiados con el subsidio cambiario de 1983 a 1992.

Además, cuando reventó la crisis por los errores de diciembre (1994), Zedillo volvió al rescate de los privados: más subsidios cambiarios a los tenedores de Bonos de la Tesorería (Tesobonos, concentrados en muy pocas manos, las de siempre), cotizados en dólares y pagaderos en pesos, pero con el tipo de cambio de la fecha de vencimiento. Ese gerente de Los Pinos ordenó pagarlos en dólares.

Como cápsula de memoria, en las dos semanas previas a la devaluación de aquel diciembre, seis casas de bolsa (propiedad de los de siempre) incrementaron en casi 400 por ciento su tenencia de Tesobonos, a sabiendas que Zedillo devaluaría y esos bonos se pagarían en dólares (información privilegiada). Lo mejor del caso es que la Secretaría de Hacienda se quejaba de los constantes ataques especulativos contra la moneda nacional (que sin duda provenían de Los Pinos).

Eso y muchísimo hizo con Zedillo, pero su estancia y práctica en el Ficorca le permitieron operar el Fobaproa para rescatar a los mismos grupos empresariales de siempre (y, como siempre, a costillas de la nación), a quienes el gobierno federal generosamente les resolvió sus crisis de deuda externa (1982-1992 y 2006-2012), mientras el débito nacional no dejaba de crecer.

Por todo ello, es vital el anunció de la presidenta Sheinbaum: a partir de mañana (hoy) vamos a informar del Fobaproa; estuvo plagado de corrupción; ¿cuánto paga cada mexicano y mexicana?, ¿quiénes se beneficiaron?, ¿a quién se le dieron recursos que no tenían nada que ver con alguna afectación por algún incremento de su deuda, sino que realmente fue por influencias? (Zedillo) avisa a un grupo de empresarios que se va a devaluar el peso. Producto de esto, sacan una cantidad enorme de dinero y provocan una crisis aún mayor de la que, de por sí, iba a ocurrir. Y a partir de ahí, cientos de miles de familias no pudieron pagar sus casas, sus negocios, en la pobreza.

Las rebanadas del pastel

Entonces, excelente decisión porque tres décadas después y gastados billones de pesos del erario (en una historia que nunca termina), el fétido asunto del Fobaproa se mantiene como asignatura pendiente, igual que otras tropelías de Ernesto, el impresentable, y el resto de la mafia de atracadores neoliberales que hundieron a los mexicanos… Va un enorme abrazo para la dueña de mi sistema cardiaco, por una velita más en su pastel.

X: @cafevega@cafevega