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Jazz

Adolfo Díaz, 1940-2025

S

e ha ido uno de los últimos grandes pioneros del jazz en México, Adolfo Díaz, pieza central de toda una estirpe de músicos nayaritas, dando vida y color a tres generaciones de músicos en todo el país, pero dejando una huella muy especial entre los jazzistas de ayer, de hoy y de pasado mañana, porque el maestro igual podía armar estupendas atmósferas con frases sencillas, finas, transparentes, que dejarse ir eventualmente en un torrente de improvisaciones con fuertes trazos y argumentos beboperos, haciendo que propios e impropios se estremecieran en un instante.

El maestro tocó jazz toda la vida, ya con los protagonistas más importantes del país, ya con sus propios ensambles, o bien al lado de figuras como Freddy Noriega ( La Jornada, 11/08/2001), la Orquesta Indiaz de su hermano Inocente ( La Jornada, 30/05/2017) o con la bella voz de Payín ( La Jornada, 24/05/2002), la actriz y cantante que fuera su compañera de ruta, de vida y de escenarios desde 1997 (cuando coincidieron en la puesta en escena de Aventurera) y que lo acompañó y cuidó hasta el último instante.

Pero, por supuesto, Adolfo Díaz acompañó también a infinidad de cantantes populares, tales como Eugenia León, Luis Miguel, Marco Antonio Muñiz, Armando Manzanero, Sergio Mendes, Alberto Cortés y un muy extenso etcétera; aunque él nos platicaba con particular emoción sus días al lado de Dámaso Pérez Prado, y en especial el solo de sax tenor que grabó en el tema Pachuco durante la gira que hicieron en 1970 por Japón.

Adolfo Díaz Rincón nació el 27 de septiembre de 1940 en Acaponeta, Nayarit, y a los ocho años empezó a estudiar solfeo y violín con su padre, Inocente Díaz Herrera, quien tocaba el saxofón, el violín y dirigía la Orquesta Municipal de Acaponeta. Al cumplir los 12, Adolfo se incorporó a esta orquesta como violinista y tres años después, seducido por los sonidos del saxofón de su hermano mayor, Inocente, se mudó de instrumento e inició una notable carrera como saxofonista tenor, alto y soprano, aunque eventualmente pulsó el clarinete y la flauta con la misma capacidad técnica.

Al inicio de los años 60 se instaló en la Ciudad de México y sus saxos figuraron con rapidez en las mejores orquestas de la época: Luis Arcaraz, Pablo Beltrán Ruiz, Arturo Núñez y Tino Martin. En 1965, Pedro Plascencia lo invitó a su ensamble para tocar en el Quid, uno de los centros nocturnos de mayor prestigio en la capital, y ahí los recuerdos del saxofonista lo llevaron en automático a las voces de Celia Cruz, Olga Guillot y Alejandro Algara. Poco después pasó al fórum de los Castro, como saxo central en la orquesta de Leo Acosta, para acompañar a estrellas de la talla de Sammy Davis Jr y Johnny Mathis.

En el terreno específico del jazz, el maestro formó parte de los grupos de Mario Patrón, Chilo Morán, Popo Sánchez, Juan José Calatayud, Enrique Nery y Chucho Zarzosa, entre otros. Y ya con su propio ensamble, pudo grabar dos discos: Jazz y peligroso amor y Díaz en Navidad. En el volumen uno de la Enciclopedia Fonográfica del Jazz en México, el propio saxofonista comentó a detalle estas grabaciones.

El 20 de abril de 2024, el municipio de Acaponeta rindió un enorme homenaje a toda la dinastía musical de la familia Díaz, desde el abuelo, su padre, sus hermanos, su hijo Johnny y su sobrino Adrián Dazz. Ahí Adolfo y Payín subieron al escenario para interpretar Blue moon y La vie en rose, mientras con su hijo y su sobrino las piezas fueron y Muchachita bonita, composición ésta de don Inocente Díaz Herrera.

Hasta agosto de 2024, Adolfo Díaz estuvo tocando en el restaurante giratorio Bellini, teniendo que retirarse cuando la arterioesclerosis ya no le dio tregua. Pero aun en casa, él siguió dando rienda suelta a su pasión por la música con largas sesiones de escucha.

En los últimos momentos, comentan que le dijo a su hijo: Lo mejor de todo esto es que chance y allá voy a poder encontrar a Charlie Parker.

El maestro falleció en la tarde del 19 de abril. Luz para él.

Y hablando de los grandes pioneros del jazz, la comunidad se está organizando para apoyar al célebre saxofonista Rodolfo Popo Sánchez, quien se encuentra muy delicado de salud.

Se trata de la rifa del cuadro Sonidos infantiles, de Fulgencio Lazo, uno de los más grandes pintores contemporáneos en este país.

El costo del boleto es de 500 pesos. El sorteo se realizará vía Zoom el próximo 29 de mayo y los interesados pueden comunicarse al 22-8112-6899.