No se fue, sigue en las villas miseria
, claman

Martes 22 de abril de 2025, p. 3
Buenos Aires., Al enterarse de la muerte del papa Francisco en las primeras horas de este lunes, miles de creyentes iniciaron una verdadera peregrinación desde distintos lugares para congregarse en la Catedral Metropolitana, en la histórica Plaza de Mayo. Abundaban los jóvenes, lo que sorprendió a analistas. Otros fieles se dirigieron hacia el barrio de Flores, donde nació Jorge Mario Bergoglio, y donde está la parroquia de San José, en la cual comenzó su vida religiosa.
Al cierre de esta edición, multitudes asistían a misas en ambos lugares promoviendo continuar el legado del pontífice.
El papa Francisco no murió, porque está en todas las villas miseria, en los barrios pobres de nuestro país
, dicen sin dudar habitantes de esos arrabales de extrema pobreza, en los que el entonces arzobispo de Buenos Aires pasaba sus domingos, sus días libres y a quienes dedicó su vida, la cual ejerció con la mayor humildad.
Su trayectoria estuvo marcada por una modestia verdaderamente cristiana, con la que anduvo por esas calles de tierra con los mismos zapatos gastados con que llegó a Roma un día de 2013.
Nunca, ni como arzobispo ni como cardenal, utilizó los privilegios que le correspondían y siguió viajando en Metro, confundido entre los viajeros que jamás imaginarían que ese sacerdote de vestimenta humilde llegaría nada menos que al Vaticano como jefe de la Iglesia católica y que la revolucionaría para ubicarla en las nuevas realidades en un mundo injusto y cruel.
Cuando era arzobispo de Buenos Aires, Bergoglio se dedicó a la creación del vicariato en las villas, lo que permitió que en estos momentos tan difíciles los curas que asisten a los más pobres trabajen con organizaciones sociales y religiosas para aliviar la dramática situación en que se sobrevive. Tomaba mate con los vecinos de las villas, compartía la comida y les hablaba todo el tiempo de cómo prepararse para defender sus derechos. Por eso lo esperaban y lo siguen esperando ahora. Pasaba en las villas la Navidad, las fiestas patrias, y fue muy importante su influencia en la Villa 31, ubicada en el rico barrio de Retiro, sin que nunca hayan podido sacar a los pobladores
, recuerdan los habitantes.
“Francisco dio el título de poetas sociales al pueblo organizado. Fue en Bolivia cuando llegó a pedir perdón a Evo Morales, primer presidente indígena de América, por la conquista española, en la que participó la Iglesia. Morales lo consideró el más importante político del mundo.
“Publicó Laudato si’ (la encíclica de 2015), el documento más revolucionario para el siglo XXI. Fue el primer Papa en diseñar instituciones económicas y políticas universales en una encíclica, la única en 200 años de historia que termina con una oración común no católica para que unifique toda la humanidad”, declaró a La Jornada Guillermo Robledo, quien junto a Clelia Luro está al frente del Observatorio de la Riqueza Pablo Arrupe.
Así se hilvanan decenas de historias que no se conocían y que hoy son parte del mismo legado papal que rápidamente lleva a la unidad de diversos sectores que han trabajado cerca del Papa señalando el camino de unidad en la diversidad
, dice Robledo, quien recordó, entre otras cosas, que Francisco le pidió que avisara a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner que sacara a su hija Florencia del país, a quien querían encarcelar para golpear a la entonces mandataria en su segundo periodo de gobierno (2015-2019). A los 15 días Florencia estaba en Cuba
, recordó Robledo.
Ana María Careaga, secuestrada embarazada a los 16 años y mantenida en un centro clandestino de retención y exterminio, dijo a La Jornada que “la relación del papa Francisco con mi madre Esther Ballestrino de Careaga (una de las tres fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, secuestradas y asesinadas en 1977) fue un vínculo que dejó una profunda huella en aquel joven que encontró en ella una persona confiable, de una posición ética indiscutible y de la que pudo extraer enseñanzas que fueron determinantes en su vida y en su impronta.
Siempre reconoció a las Madres de Plaza de Mayo como ejemplares luchadoras que nos enseñaron el camino. Creo que la impronta de Francisco implicó un antes y un después no solamente en relación a la Iglesia católica. Nos queda su legado.
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