Política
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Avanza el refuerzo de la soberanía nacional
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arde o temprano, el pueblo mexicano vivirá más de cerca un rescate firme de nuestra autodeterminación. Para lograrlo, todos los aspectos deben ser considerados. Que ningún rubro quede fuera para que hablemos de una soberanía completa de fondo y no sólo de forma. Para ello es imprescindible empezar a tomar distancia de nuestros vecinos del norte, Estados Unidos y Canadá, sin romper relaciones, por supuesto.

En estos primeros meses del segundo periodo del gobierno del republicano Donald Trump, hemos visto lo vulnerable que puede ser una economía tan aparentemente sólida como la de Estados Unidos. En la mente de los millonarios estadunidenses y extranjeros del gabinete que promueven y alientan las controvertidas decisiones económicas de Trump, brillan por su ausencia el desarrollo y bienestar de la sociedad de ese país.

Nunca lo fueron. Ni promotores de la democracia ni defensores de la libertad y, mucho menos, garantes de la paz mundial. Desde la invasión inglesa al continente americano y, específicamente a lo que hoy conocemos como Estados Unidos, las multitudes de inmigrantes que fueron formando un país, mas no una nación, inventaron un sueño americano que, aceptemos o no, les proporcionó cierta identidad propia.

Actualmente, la ciudadanía en general vive otra realidad. Estados Unidos ya no es la tierra que promete grandes oportunidades para el desarrollo económico individual. El pueblo de la segunda década del siglo XXI está despertando de un sueño americano viejo y desgastado. Los millonarios más millonarios han tomado el poder, directamente y sin obstáculos. Quienes votaron por el regreso del gobierno republicano esperaron cuatro años a Trump, su líder; sin embargo, lo que miles de personas están viviendo es un sorprendente desengaño. Esperaban renovar el sueño de grandeza, pero con el desastre económico en puerta infringido con intención de romper el equilibrio del mercado libre para constatar su dominio sobre el mundo, no se ve por dónde lograrán ese deseo. Más bien, están comprobando que los próximos cuatro años serán una pesadilla nacional.

En el caso de México, a partir del 1º de diciembre de 2018 empezamos a salir de otra pesadilla, la neoliberal. Otro futuro estamos esperando, porque ya lo hemos venido preparando, porque ya mucha gente ha dado su vida trabajando por echar abajo ese criminal sistema económico y político. Para eso han servido años de movilizaciones, de movimientos sociales, huelgas, guerrillas, creación de partidos de izquierda reprimidos, unificaciones políticas; en fin, un sinnúmero de acciones que, aunque no lo reconozca la derecha recalcitrante del país, están dando frutos.

En 2018 tuvimos el primer presidente progresista con un proyecto de nación que incluyó a toda la población, a los 32 estados y a los 2 mil 478 municipios, sin importar qué partido político los gobernara.

Es interesante dimensionar las posibilidades de desarrollo industrial del país teniendo como base el Plan México (Plan MX) que ha sugerido el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum. Dicho plan nos proporcionará mayor certeza de que, en relativamente corto tiempo, contaremos con mejores oportunidades para la actual y las nuevas generaciones.

No existe beneficio alguno para una sociedad si no cuenta con mayor acceso a la salud universal, a una educación de calidad con oportunidades para la capacitación, si los programas gubernamentales no le garantizan la estabilidad económica y emocional que se necesitan para restablecer el tejido social y, especialmente, si no mejoran la calidad ambiental y la seguridad de la conservación del patrimonio nacional, como ahora lo garantiza el Plan MX. Lo anterior implica que el desarrollo de la ciencia y la tecnología en nuestro país tendrán amplio apoyo federal para continuar y abarcar, cada vez más, aquellos aspectos que, por lo general, han acaparado la iniciativa privada, tanto extranjera como nacional.

Subrayamos que la soberanía energética está en el centro de este Plan MX, pues es la base del proyecto mismo. De nuevo hacemos hincapié en que la energía que nos mueve tendrá que ser cada vez más nacional. De esta forma aseguramos el avance de la ciencia y tecnología de la nación. Vivimos en una globalización que nos obliga a adaptarnos a la metodología de otros países, pero debemos incrementar la nuestra para que en un futuro a mediano y largo plazos no exista duda de que en México se genera conocimiento, el cual puede ser motivo pacífico de intercambio con otros países de cualquier continente, sin amenazas arancelarias o cualquier tipo de arremetidas, más de tipo político que económico.

En cuanto a la energía nuclear, cuyo beneficio económico y menor contaminación ambiental han sido comprobados en otros países y, aquí mismo, es un ejemplo de que contamos con el conocimiento y la tecnología suficientes para continuar creciendo con el apoyo federal. No tenemos la seguridad de que esta industria, en manos de la iniciativa privada, pueda proporcionar el soporte suficiente para su desarrollo acorde a nuestras necesidades. Tal vez la construcción de cuatro plantas nucleares nuevas que sugiere el director de la empresa Dragons Veracruz –que, por cierto, ya no forman parte de la central nuclear de Laguna Verde– sea una alternativa.

Tenemos claro que el plan de la defensa y recuperación total de nuestra soberanía, en todos los planos, es una identidad del gobierno del segundo piso de la Cuarta Transformación y a ello nos avocamos.

(Colaboró Ruxi Mendieta)