El poemario Todos los árboles, algunos árboles reflexiona sobre nuestra comunión con la naturaleza

Domingo 6 de abril de 2025, p. 4
Revelar los secretos del bosque, viajar a los latidos profundos de la tierra y reflexionar sobre nuestra pertenencia y comunión con la naturaleza es el punto de partida del poemario infantil Todos los árboles, algunos árboles (El Naranjo), de Mónica Rodríguez, ilustrado por Manuel Monroy.
En entrevista con La Jornada, la autora contó que le fascina la naturaleza, el campo, los árboles, “siempre que puedo abrazo a un árbol. Cuando escribía estos breves poemas pensaba en lo que puede sentir un árbol, ponerme en su lugar; quería hablar sobre esta profunda relación que siento con la naturaleza.
En cada poema describo los aspectos más ocultos del árbol, de cómo forman todo ese bosque y ese conjunto con la naturaleza. También hablo de árboles diferentes, de algunas especies, como el naranjo, el manzano, así como los más cercanos a mí, como el ciprés, que hay muchos en Asturias, de donde soy. El tejo también que es un árbol que aparece mucho en la cultura celta. Luego pensé en árboles que fueran representativos para mí, no por su belleza o su singularidad, sino porque son característicos de los paisajes de España, como el olivo
, comentó.
Este es el primer libro de poesía de Rodríguez, quien detalló que antes escribía narrativa muy lírica, aunque empezó escribiendo poesía, “siempre la tenía muy presente pero nunca había publicado algo. No me sentía segura. Esta idea estaba dentro de mí, dormida y, de repente, tuve la necesidad de sacarla, de ir más allá a través de la palabra y tratar de entrar también en comunión con esos árboles, formar parte del bosque.
El libro es interactivo, puedes ir abriendo las solapas, das vuelta y sigue y continúa el bosque. Es como la experiencia cuando entras al bosque, a donde voltees estás rodeado de árboles, hay muchos rincones y cada uno es único pero forma parte de lo mismo. De vez en cuando aparece una catarina y el reflejo del río
, señaló.
Para Rodríguez, los humanos “nos hemos alejado mucho de ese origen de lo natural que tenemos. Somos como los árboles, nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos y así volvemos a la tierra. Me gusta mucho acercarme a la naturaleza a través de la palabra para tratar de recuperar esa parte primitiva que está dentro de nosotros.
“Hay una palabra en la literatura japonesa que significa baño de bosque
, lo recomiendan cuando la gente está muy estresada, es absolutamente relajante y te conecta contigo mismo también. Es un espacio donde puedes respirar de otra manera y recuperar ese ritmo lento”, explicó.
El ejemplar es como un acordeón, lleno de pestañas donde puedes encontrar poemas e insectos, el ilustrador, Manuel Monroy, relató que se le ocurrió hacer un libro “que fuera un dispositivo visual que permitiera adentrarnos en cada página a través de la imagen, el color y la forma. Fue muy complicado, porque es difícil hacer coincidir las páginas recortadas con la narrativa de las secuencias. Valió la pena, es muy original, inmersivo e interactivo.
La intención era propiciar a que el lector encuentre un soporte interesante para adentrarse. Fue una apuesta artística con la editorial, repensar cada página en el camino, considerar cómo tenía que resonar en relación con la poesía y pensar en cómo transmitirlo. Vas abriendo el acordeón y observas los dibujos análogos con pintura, yo trabajo con acrílico sobre papel y los escaneo muchas veces
, describió.
De acuerdo con Monroy, es una gran responsabilidad ilustrar para el público infantil, “la visión que implica formar parte de las primeras imágenes de un niño es una cosa increíble, yo tengo los recuerdos de la emoción que me producía los primeros libros que tuve, era un universo sorprendente. Es una oportunidad increíble para conectar con otros universos por medio de la palabra, la escritura y el ritmo, son muchos niveles de contacto con la realidad. A diferencia de las experiencias digitales, un libro físico está presente en nuestras vidas, lo puedes llevar a cualquier lado, hacerlo propio, dañar e intervenir.
Siempre sentí una fuerte relación con la naturaleza. Tengo un amigo biólogo con el que voy a la Alameda a que me enseñe las cualidades de los árboles: la corteza, la raíz, las hojas. Para este libro, investigué cómo funcionan los árboles con sus sistemas autónomos y extendidos; encontré un detalle muy interesante: las copas y las raíces se comunican entre sí, forman un campo de información muy sofisticado, por eso son organismos que duran más de cien años. Su supervivencia depende de la conciencia. Es un ecosistema en movimiento permanente
, concluyó.
Todos los árboles, algunos árboles se presentó ayer en la librería Gandhi, en la sucursal del Valle, con la presencia del ilustrador y presentado por Alexah Libros.