Con autorización de la editorial española Cabaret Voltaire publicamos extractos de la edición actualizada del diario de la escritora francesa, ganadora del Premio Nobel de Literatura 2022.



Sábado 5 de abril de 2025, p. 3
En vez de una biografía, que a menudo deja una impresión decepcionante por su carácter fáctico, he preferido la alianza de dos documentos personales: el álbum de fotos y el diario íntimo, una especie de fotodiario. Frente a las fotos de seres y lugares que han contado y siguen contando para mí de distintas maneras –en mi vida, en mi escritura–, he hecho figurar extractos de mi diario. Una forma de descubrir un espacio autobiográfico diferente, asociando así la realidad material, irrefutable, de las fotos (cuya sucesión hace historia
dibujando una trayectoria social) y la realidad subjetiva del diario, con los sueños, las obsesiones, la expresión en bruto de los afectos y la revaluación constante de las vivencias pasadas.
31 de diciembre de 1999
Cae la noche sobre el siglo XX. Soy más sensible a esta última noche, a este último día gris que al primero por venir del XXI. No hay nada delante de nosotros; detrás, toda la historia. Hace un siglo, el 31 de diciembre de 1899, mi padre tenía dos meses y medio. Mis abuelos vivían a la luz de las velas en una casa con suelo de tierra.
3 de febrero de 1985
Muelles, fábrica, los suburbios al sol, ayer; casas amenazadas de derribo, tapicería
, café
, todo lo que me gusta, el decorado que me gusta. ¿Acaso no fue el primero, en el fondo?
23 de enero de 1998
El miércoles, en el RER, antes de dirigirme al Studio des Ursulines, me vi –me vi, realmente– con la mirada de mis 12 años: una mujer madura, elegante, muy instruida
, que va a hablar en público en una sala de cine de París, ese lugar desconocido; una mujer a mil leguas de mi madre, una mujer extraña e intimidante, una mujer que no me gusta. Breves instantes en los que recorrí el camino inverso de la memoria: no de la adulta hacia la niña, sino de la niña hacia la adulta. Esa visión, más que nunca, me hizo sentir el abismo entre lo que era mi madre y lo que soy yo. Pero también entre la niña que fui y lo que soy. Esa niña habría rechazado como madre a la mujer que soy yo. Esa niña está, para siempre, del lado de mi madre. Yo soy una figura enemiga. La madre y esa niña están muertas; la niña, desde hace mucho más tiempo que la madre. En esa visión, subyace la comparación entre ambas mujeres, mi madre y la que soy yo ahora. Entre las dos, la mirada hostil, sin porvenir todavía, de una niña que fue
yo (pero ¿qué quiere decir esa palabra?).
mayo de 2000
Postal de P: Piensa en la estudiante becaria del 63 y en la escritora que eres al volver a Rouen
. Pero para mí esa frase no tiene ningún significado. Dos hipótesis: o bien he cambiado mucho (evidente: no preveía el porvenir; para alegrarme ahora, tendría que haber soñado con ser escritora, y no era un sueño, era una voluntad), o bien sigo siendo la misma, completamente volcada en el presente en ambos momentos, sin pensar en el futuro. Esto es lo más probable. Puesto que hoy, por ejemplo, no pienso que pueda ganar un gran premio internacional, o el Goncourt, que, de todas maneras, me resulta indiferente. Lo que deseo es imposible: revivir las cosas.
17 de enero de 1964
Sigo esperando. Mañana volveré a casa de la abortera, la hacedora de ángeles
, porque no ha salido bien
a la primera.
26 de febrero de 1993
Tarde especial aborto en el canal televisivo Arte. Ver de nuevo a Gisèle Halimi es como volver a esos años en los que éramos culpables
, guarras
. Enfrente, la representante del Vaticano, de ojos claros; imagen atroz de odio a la vida, a la libertad; la Iglesia mostrando su verdadera cara: La mujer quiere ser como los hombres, pero la mujer está hecha para tener hijos
, etcétera. Película sobre Polonia: yo era esa chica temblorosa, muerta de miedo, angustiada, culpable, que decide abortar. Mi doble hace 39 años. Al volver al lugar donde aborté, el Passage Cardinet, no me rencontré con la yo de entonces, sino con otra chica, una polaca de la que no sé nada, que no habla mi lengua, que me devuelve a mi ser, perdido, olvidado.
6 de septiembre de 1988
Se me hace extraño, ahora siempre hay enamorados recorriendo la Fondamenta. Entonces éramos los únicos. Había hamacas, no esas espantosas sillas rojas de plástico de ahora. Recuerdo que el mayor sufrimiento, después, en septiembre de 1963, era saber que Venecia seguía existiendo sin nosotros.
27 de marzo de 1984
Hace siete años que nos instalamos aquí los niños, Phil y yo; fue durante las vacaciones de Semana Santa. Hoy está lloviendo, venderemos la casa, puede que este mismo año. Nunca olvidaré su olor, el mismo desde hace siete años, el mismo que cuando llegamos. ¡Dios mío, qué bonita era esta casa! Hace mucho frío. Sé que aquí rencontré el tiempo lento de mi infancia, el silencio, los ruidos aislados, los gestos de personas que me recordaban a mi padre.
6 de agosto de 1990
No trabajo con palabras, trabajo con mi vida.