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Di Zuni Di No transformó el Blas Galindo en una Huasteca chilanguense

El ensamble del Valle del Mezquital se distingue por cantar en hñähñu

 
Periódico La Jornada
Lunes 24 de marzo de 2025, p. 3

El ensamble Di Zuni Di No (sonando ando, en español), proveniente del Valle del Mezquital, donde se habla la lengua hñähñu, convirtió ayer al auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes en una Huasteca chilanguense, con su música, canto, poesía, narrativa y baile, directos desde Hidalgo.

En varias ocasiones, la bailadora Noemí Angélica Santos Osorio invitó al público asistente a bajarse al foro convertido en pista de baile, animado por los pegajosos y alegres acordes del son huasteco. Cosa que hizo el público gustoso de tener una oportunidad de mostrar sus habilidades dancísticas.

Para Gelacia Hernández Ramírez, fundadora del ensamble, actualmente la música tradicional al estilo de la Huasteca está muy vigente y tiene fuerza como movimiento. Sin embargo, lo que distingue nuestro proyecto en particular es el empleo de la lengua hñähñu. Es decir, la música tradicional cantada en esta variante del otomí no hay. Son escasos los proyectos en lenguas como la nuestra.

Clásicos reinterpretados

El concierto, titulado Di Zuni n’a rä zi pena ha rä hñähñu (Sonando tantito en otomí), combinó números cantados en hñähñu y en español, como La manta, con su letra juguetona: de tu casa a la mía, no hay más que un paso, así como una versión muy personal de Cielito lindo, canción del dominio público, con adaptación y letra en hñähñu, a cargo de Hernández Ramírez.

También se escucharon El querreque, eso sí en español, así como El hidalguense, este último de Nicandro Castillo. En vista de que el concierto se efectuó en el contexto del ciclo Música de Mujeres, doña Gelacia interpretó una melodía de su autoría, Mujer de negros cabellos, que habla de problemas actuales: siento tu tristeza, mujer. Tus huesos tiemblan con el frío. En total se cantó una docena de temas, sin faltar la consabida otra.

Di Zuni Di No está integrado por Gelacia Hernández Ramírez (jarana), su hija, Teresa Hernández Hernández (quinta huapanguera), Claudia Bautista (violín) y José Refugio Gaspar Gómez Don Cuco (violín). Las primeras dos son hablantes de nacimiento del hñähñu.

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▲ Di Zuni Di No está integrado por Gelacia Hernández Ramírez y su hija, Teresa Hernández Hernández (sobre estas líneas), así como Claudia Bautista y José Refugio Gaspar Gómez, en el violín. Las primeras dos son hablantes de nacimiento del hñähñu.Foto Crisitina Rodríguez

El ensamble tiene sus orígenes en la inquietud de promover la lectura en la educación primaria. “Empezamos, mi hija y yo, al contarles cuentos a los niños. Por esa época, alrededor de 2012, conocimos a Don Cuco, que, además de contar cuentos, tocaba. Le decíamos que ojalá algún día pudiéramos también contar historias junto con la música.

Posteriormente, en 2018, pudimos integrar la narrativa de nuestras historias a la música cantada y tocada. Sobre la marcha aprendimos a tocar los instrumentos. En un principio se imponía la voz, señala Hernández Ramírez a La Jornada.

Respecto del repertorio, se ha integrado con temas relacionados con la lírica de la música tradicional mexicana; es decir, con el amor, el cuidado y el cultivo de la tierra, así como las flores, los animales y de la cosmovisión del Valle del Mezquital de la Huasteca. Durante el concierto Gelacia Hernández comentó: en la cultura hñahñu somos muy cariñosos. Usamos mucho el diminutivo como forma de reverenciar todo lo que nos rodea.

Actualmente, el propósito principal del ensamble es difundir la cultura hñähñu. De la lectura, su interés se trasladó a algo más ancestral, por eso utilizamos como herramienta la música, el canto, la lírica y la danza. Apunta que su lengua es de las más antiguas del país, incluso, más que el náhuatl, y que se habla en Querétaro, Michoacán, Guanajuato, estado de México, Puebla, Veracruz e Hidalgo.

Según la artista, uno de los aspectos más representativos de Di Zuni Di Yo es su integración preponderantemente femenina, algo poco común en el panorama de la música tradicional huasteca: Nacimos como un grupo de mujeres en un ámbito donde predominan los varones. Crecimos viendo a nuestros familiares tocar; no obstante, la tradición indicaba que las mujeres se limitaban a cantar o a bailar.

Tocar ha sido un camino de aprendizaje, en el que hemos tenido que escudriñar en nuestra historia para reivindicar el papel de las mujeres en la música de nuestras comunidades.