Durante más de dos décadas de labor periodística, Miroslava Breach Velducea, corresponsal de La Jornada en Chihuahua, documentó, investigó y develó un sinnúmero de casos de narcopolítica, violación de derechos humanos, corrupción, feminicidios, ejecuciones extrajudiciales, desplazamientos forzados a causa del narcotráfico y prácticas extractivistas de mineras nacionales y extranjeras, entre otros temas.

Justo hoy, hace ocho años, la reconocida comunicadora fue asesinada afuera de su domicilio por integrantes del crimen organizado, en busca de acallar sus denuncias.

Tenía 54 años de edad cuando esa mañana del 23 de marzo de 2017, sicarios vinculados al cártel de Sinaloa, señalados como autores del crimen, le arrebataron la vida con ocho disparos mientras se encontraba en su vehículo, pues iba a llevar a su hijo a la escuela. Se presume que la motivación del crimen se relaciona con las denuncias de la periodista sobre vínculos entre cárteles y grupos políticos del estado de Chihuahua.

Miros, como le decían cariñosamente sus amistades y personas cercanas, nació el 7 de agosto de 1962 en Chínipas, Chihuahua. A principios de los años 80 ingresó a la Universidad Autónoma de Baja California Sur, donde estudió ciencias políticas. Ahí empezó su carrera de periodista. A mediados de los 90 regresó a Chihuahua y empezó a laborar en El Heraldo de Chihuahua; posteriormente en El Diario y El Norte. y desde 1997 fue corresponsal de La Jornada.

De acuerdo con colegas que conocían sus habilidades periodísticas, haber estudiado ciencias políticas le dio un plus, porque enriqueció su capacidad analítica y su pericia para relacionar datos y hechos. Esas destrezas eran evidentes sobre todo en su labor como columnista. Aunado a esto, eran claros su gran vocación y talento para el periodismo.

Ante cualquier tema que abordara, por más complejo que fuera, o que involucrara los poderes político y del crimen organizado, no cejaba ni se amedrentaba o censuraba al denunciar con datos, siempre comprobados y documentados.

La comunicadora publicó amplios reportajes sobre los abusos cometidos contra la comunidad rarámuri; también documentó en sus textos el aumento de la violencia del narcotráfico en su entidad, luego de que el ex presidente Felipe Calderón emprendió la denominada guerra contra el narcotráfico.

Un año antes de su asesinato (4 de marzo de 2016) publicó una nota en este medio en la que exponía que grupos del crimen organizado habían infiltrado las listas de candidatos a alcaldes en Chihuahua, principalmente del PRI, pero también las del PAN, para las elecciones del 5 de junio de ese año en municipios serranos y en corredores de trasiego de droga. Eso intensificó las amenazas en su contra.

También escribió sobre las tácticas de empresas mineras mexicanas y canadienses, que despojaban de sus tierras a los campesinos, a quienes les pagaban precios irrisorios por ellas. También narró las luchas de ejidatarios rarámuris contra talamontes y abordó el tema de los feminicidios en Ciudad Juárez.