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México, SA

Industria petrolera, 87 años de historia // Neoliberales: quisieron, no pudieron // Reforma de Peña: regresar al pasado

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▲ La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo encabezó ayer en la Ciudad de México la ceremonia por el 87 aniversario de la Expropiación Petrolera.Foto Presidencia
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lo largo de tres décadas, el régimen neoliberal y sus corifeos no quitaron el dedo del renglón: privatizar la industria nacional de hidrocarburos y aniquilar financieramente a Petróleos Mexicanos era la fórmula mágica para convertir al nuestro en un país del Primer Mundo, donde sus habitantes vivirían como noruegos y todos serían felices. En ese periodo no lo lograron en su totalidad, pero llegado el año 31, con Enrique Peña Nieto en Los Pinos, finalmente concretaron una reforma energética mediante la cual, prometían, se concretarían dichos objetivos.

Coronada su fórmula mágica (mediante un Congreso coimeado a más no poder), lo único que hicieron los modernizadores fue abrir las puertas de par en par para el triunfal retorno de los vampiros trasnacionales expulsados del país en 1938 tras la expropiación petrolera del general Lázaro Cárdenas, más los grandes capitales autóctonos. Y manos a la obra: otorgaron 110 permisos a privados que (versión oficial) atraerían inversiones por miles y miles de millones de dólares e incrementarían la producción petrolera en no menos de 2 millones de barriles por día.

Eso y mucho más prometieron los reformadores, pero en los hechos la mayoría de los permisos otorgados fueron utilizados por sus beneficiarios (entre ellos un cuñado de Carlos Salinas de Gortari), sin arriesgar un solo dólar de su bolsillo, no para invertir en la industria petrolera, sino para la especulación financiera, mientras en materia productiva su participación en el total ha sido verdaderamente ridícula. La estadística de Pemex nos ilustra: en 2019 , ya maduros dichos contratos, representó 0.99 por ciento del total y para 2024 se incrementó a 1.02.

Así, el futuro prometido por los neoliberales fue regresar al pasado. Don Jesús Silva Herzog (autor del citado término vampiros) reveló en 1969 (en un estudio recopilado en el libro Una vida en la vida de México, FCE, 1986) que en 1911 las trasnacionales instaladas en el país produjeron 12.5 millones de barriles de crudo; en 1916, 40 millones; en 1921, 193 millones y en 1932, 32 millones. Un año antes de la expropiación petrolera succionaron 47 millones de barriles.

Hoy, a pesar de la política neoliberal de asfixiar financieramente a Pemex y endeudarla hasta la coronilla, su producción diaria de hidrocarburos ronda un millón 800 mil barriles por día, y desde 1938 no ha dejado de inyectar billonarias cantidades a las finanzas públicas. En 2018 se canceló la intentona neoliberal.

A las trasnacionales los neoliberales (no de gratis, desde luego, porque entre ellos corrió un mundo de dinero) le sirvieron la mesa (con los bienes de la nación), hicieron los cambios constitucionales a modo (para eso estaban los legisladores prianistas coimeados) y les entregaron todo (léase despojo garantizado). Y ellas, frotándose las manos, se dedicaron a especular con la riqueza petrolera mexicana, sin invertir un dólar pero ganando muchísimos, mientras el prometido Primer Mundo y la garantía de vivir como noruegos brillaron por su ausencia.

Ayer, en el acto conmemorativo del 87 aniversario de la Expropiación Petrolera, la presidenta Sheinbaum recordó los palabras del general Cárdenas: He hablado al pueblo pidiendo su respaldo, no sólo por la reivindicación de la riqueza petrolera, sino por la dignidad de México, que pretenden burlar los extranjeros que han obtenido grandes beneficios de nuestros naturales y que abusan considerándose ajenos a los problemas del país; con voluntad y un poco de sacrificio del pueblo para resistir los ataques de los intereses afectados, México logrará salir airoso y para ello confío en la comprensión y patriotismo de todos los mexicanos. Hoy podrá la nación fincar buena parte de su crédito en la industria del petróleo y desarrollar con amplitud su economía.

Y también recordó las palabras de Silva Herzog, personaje fundamental en la recuperación de los bienes nacionales: Es indudable que uno de los acontecimientos de mayor trascendencia en la historia de México ha sido la expropiación de las compañías petroleras, puesto que ello ha significado el principio de nuestra libertad económica; aquí estamos dando un mentís irrefutable a quienes han hablado y hablan todavía de la incapacidad de los mexicanos para manejar la industria petrolera; aquí estamos hoy, como hemos estado ayer y como estaremos mañana, siempre alertas para defender los legítimos y sagrados intereses de México.

Las rebanadas del pastel

Va para atrás la reforma a la Ley del Issste. ¿Quién metió la pata en su elaboración?

X: @cafevega