Opinión
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Una Biblia en Teuchitlán
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us familiares supieron que Merari estuvo en el rancho Izaguirre, en Teuchitlán, porque identificaron pertenencias de ella: tenis, mochila y una Biblia. La de Merari es una historia en la que se conjugan muchas vulnerabilidades, las que saben usar muy bien quienes, con engaños, reclutan a jóvenes para engrosar las filas del crimen organizado.

Merari Noemí García Mejía despareció en mayo de 2024, entonces tenía 19 años. Madre de un hijo, por las redes sociales Merari supo de una oferta de trabajo que consideró podría ser una salida para las dificultades económicas por las que atravesaba. Ella le comentó a su hermana Rubí de un ofrecimiento laboral en otro estado, no en Jalisco donde residía, que le darían hospedaje, alimentación y capacitación para ocupar un puesto con salario de 24 mil pesos. Rubí le advirtió que la oferta podría ser un engaño. Merari Noemí dejó de comentarle el asunto a su hermana, y ésta supuso que Noemí había hecho a un lado la propuesta de empleo. Estos datos están publicados en el sitio de Facebook de Rubí, al igual que los citados más adelante (https://www.facebook.com/Rmlaprima).

La familia de Merari supo que aceptó el trabajo comentado a Rubí porque el 20 de mayo de 2024, en su Facebook, subió fotografías tomadas en un vehículo de Uber que mandaron los supuestos empleadores. En las imágenes subidas estaban los tenis que llevaba y la mochila. Ya en la central de autobuses de Tlaquepaque, Merari Noemí hizo una llamada desde su celular, esto se sabría tras la desaparición, porque la fiscalía de Jalisco informó a los familiares del hecho. El número al que llamó era, presumiblemente, de quien la citó en el lugar y se la habría llevado a un destino tenebroso.

El pasado 5 de marzo el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco ingresó al rancho Izaguirre, localizado a 58 kilómetros de Guadalajara. En el video subido por el grupo a las redes sociales, Rubí reconoció mochila y tenis parecidos a los usados por Merari el último día que su familia supo de ella. Cuenta Rubí que ver los objetos fue una experiencia que la llevó de la certeza a la duda porque podría estarlos confundiendo con los de Merari. El corazón le dio un vuelco al ver la Biblia que su madre le obsequió a Merari Noemí.

Entre zapatos, mochilas, cuadernos, jirones, restos de huesos y más objetos que dan cuenta de los horrores perpetrados en el rancho, aparecieron otras biblias, de las que se distinguió la que llevaba Merari porque, a diferencia de las otras con pastas negras y canto rojo, las tapas son grises y el canto del volumen es blanco. Los tres objetos (tenis, mochila y Biblia) atestiguan que Merari estuvo en el rancho y, si no, que sus captores allí los arrumbaron para llevársela a otro lugar donde tal vez todavía la tengan retenida.

En la Biblia de Merari hay pasajes que, leídos a la luz de la ignominia que representa el rancho Izaguirre, tienen resonancias estremecedoras. Por ejemplo, la promesa escrita por el profeta Ezequiel (36:26), en la que habla de un corazón nuevo, transformado de uno de piedra a uno de carne. ¿Cómo hacer la transformación del corazón endurecido de quienes engañaron a Merari, pero no solamente el de ellos, sino también el de autoridades de todos los niveles que no se conmueven, y actúan en consecuencia, para desarraigar la crueldad sistémica que condena tantas vidas y las arroja en manos de verdugos?

En Amós 5:24 leemos que fluya el derecho como las aguas y la justicia como arroyo inagotable. Aquí está el deseo y demanda de leyes que sean cristalinas, no favorables a las turbiedades de poderosos intereses políticos y económicos. En Amós hay la exigencia de que se quiten los diques que impiden hacer justicia sin dilación, porque si ella no es pronta y expedita entonces la impunidad es favorecida en detrimento de tantas víctimas.

La utopía del profeta Isaías (2:4) visualizaba la trasformación de espadas en arados y en hoces sus lanzas. Ya no levantará su espada nación contra nación y nunca más se adiestrarán para la guerra. En la visión mesiánica de Isaías se inauguran nuevos tiempos: Porque todo calzado que lleva el guerrero en el tumulto de la batalla, y todo manto revolcado en sangre serán quemados, pasto del fuego. Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro, y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite (9:5-7). Los mantos ensangrentados ya no deben ser el presente ni el futuro abominable dominado por el crimen organizado y cómplices enquistados en los gobiernos.

De forma poética el Salmo 23:4, ¿lo tendría marcado Merari en su Biblia?, da esperanza en tiempos oscuros, en el versículo que dice: Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Basta ya de lugares sombríos y mortíferos.

Que el estrujante himno compuesto por Vivir Quintana (https://www.youtube.com/watch?v=K5jDXE4sncU) nos sacuda mental y emocionalmente. Que la frase final sea realidad todos los días: Y retiemble en sus centros la tierra, al sonoro rugir del amor. Amén.