
Miércoles 19 de marzo de 2025, p. 9
El músico y compositor Javier Bátiz, fallecido en diciembre pasado a los 80 años, despertó el rock nacional y le quitó lo dulzón. Tal fue el acuerdo durante el concierto homenaje póstumo dirigido al también cantante, la tarde de este domingo en el Teatro Esperanza Iris.
El recital ¡Despertador! en reconocimiento al Brujo, contó con la participación de egresados e integrantes de la Escuela de Música del Rock a la Palabra, dirigidos por el músico Guillermo Briseño.
Tuvo la actuación especial de la hermana del homenajeado: Baby Bátiz, así como de los bajistas Jorge Alarcón y Ramón Rodríguez, el baterista Juan Santos, el saxofonista Pedro Encinas, integrantes de Cirko de Mente y la bailarina Myrna de la Garza.
En un texto versado dirigido a Bátiz, Briseño declamó: “te fuiste despertador / y nos dejaste un encargo: / deshacernos del letargo / y apropiarnos del sabor (...) Te llamo despertador / porque nos pusiste alerta. / Le dijiste al rock despierta, / deja el ingenuo candor / y empápate de calor (…) Te llamo despertador / porque eso fue lo que hiciste /. Tal vez ni cuenta te diste /, por eso te rindo honor”.
En algún momento se proyectó una conversación con Bátiz en la que con voz gruesa afirmó su posición: ser auténtico y no cambiar lo que soy, aunque haga falta cambiar la taza del baño
.
Un concentrado aplauso ardoroso y pleno de admiración fue dirigido para el músico nacido en Tijuana, quien llegó a la Ciudad de México en los años 60 del siglo pasado.
El ambiente de este tributo fue perfilándose desde que en un trolebús en Eje Central dos personas de unos 60 años se referían con entusiasmo a la conmemoración y al Brujo. Vestían de negro, aún con el sol todavía a plomo sobre la vialidad casi sin árboles.
Adultos en plenitud
Cuentan los antiguos conciertos a los que asistieron para ver a Betsy Pecannins, a Briseño, a Bátiz, a los Dug Dugs y a otros músicos, en Ciudad Universitaria, en El Chopo. El Teatro de la Ciudad va a estar con todo
, augura uno de ellos. Continúan sus memorias de cuando el rock era casi clandestino y anécdotas sobre la tira y del cambio de los espectáculos en la capital.
Ya en el recinto capitalino, el público estuvo conformado de forma mayoritaria por adultos en plenitud y algunos jóvenes. Se proyectaron imágenes de Bátiz acompañado por otras figuras del rock nacional y caricaturas de él realizadas por moneros como Rafael Barajas, el Fisgón, José Hernández y Rapé.
El roquero Álex Lora comentó, en mensaje videograbado sobre Bátiz: siempre lo recordaremos, su rocanrol y su buena vibra
. El percusionista Fito de la Parra destacó que Javier nos trajo la música del blues y del rhythm and blues a la ciudad y nos cambió la vida
.
Nos cambió la vida
El homenaje inició en el recinto capitalino con la canción Coming Home interpretado por unos 15 músicos y cantantes en el escenario, entre ellos Guillermo Briseño. Al fondo una especie de animación de Javier Bátiz. Las voces femeninas, baterías, teclados y bajos conducen al público de inmediato a la esencia batiztiana. Se proyectan imágenes de carreteras y se instala el hechizo del ritmo y la luna.
Continuaron con Charleena y Lucille, mientras en cada una hay una mujer de Cirko de Mente que ejecuta su baile aéreo y arroba al público, quien retribuye con aplausos. La noche estaba puesta. Se hilaron Piece of my heart e I’ll go crazy con la interpretación plena de emociones de Baby Bátiz.
Enseguida Hold on I’m Coming, Midnight Hour, Pride and joy y Mustang Sally, entre otras piezas. Mientras al fondo se observa la emblemática cabellera hirsuta de Bátiz, las interpretaciones recuperaban ese sonido crudo fuerte y casi visceral. Se sentían con los oídos y el corazón. Cada acorde final es pagado con nutridos aplausos, vítores y vivas.
Javier Hernández, Chelico, en un video mensaje, destacó que Javier Bátiz trajo canciones que no conocíamos y nos marcó
. En otra intervención emitida, Saúl Hernández comentó que el tijuanense es un gran músico y una parte fundamental del rock
.
Baby Bátiz regresó al escenario con su sentida versión de Me gusta más el rocanrol, seguida de una apoteósica Bailando con la luna.
Así concluyó el concierto con un largo aplauso de pie para los participantes, pero sobre todo para el músico que marcó una época con su trabajo y dejó un profundo legado para sus admiradores y amigos. Te amamos, Javier
, gritaban desde las butacas.