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Obra busca generar conversaciones sobre la paternidad, la ausencia y la posibilidad de sanar
 
Periódico La Jornada
Miércoles 19 de marzo de 2025, p. 4

Un mensaje inesperado. Un enojo profundo. Y, después, el inicio de un proceso de reconstrucción. Así nació Las calcetas de mi padre, obra escrita, dirigida y protagonizada por Daniel Ortiz Velázquez, que se estrenará este 26 de marzo en el Teatro La Capilla.

La historia no se cuenta desde la nostalgia complaciente, sino desde la honestidad de un hombre que, al enfrentar la inminente llegada de su hijo, se topa con la sombra del propio padre ausente.

Fue un mensaje en el Día del Padre lo que detonó todo esto, explicó Ortiz Velázquez en entrevista con La Jornada.

Me enfureció recibir una felicitación de alguien que nunca estuvo. Y ese enojo se convirtió en preguntas, en terapia y, finalmente, en teatro.

La puesta en escena es un rompecabezas emocional donde la escenografía se convierte en metáfora. Un balón de futbol, testigo mudo de una relación incompleta, se transforma en el espacio donde el protagonista revisita recuerdos, temores y anhelos.

La infancia es clave en la historia. En escena hay libros, títeres, máscaras... porque la memoria de un niño es la que está contando todo, añadió el dramaturgo.

Para Ortiz Velázquez, la paternidad sigue siendo un enigma sin respuestas absolutas. No quiero aleccionar a nadie. Lo que espero es que la historia toque fibras, que haga ver lo necesario que es sanar nuestras heridas para criar desde un lugar más amoroso, reflexionó.

La ausencia paterna, tan normalizada en la sociedad mexicana, se presenta aquí no como una condena inamovible, sino como un punto de partida para construir otras formas de ser padre.

El montaje también marca el debut de Topati Producciones, con dirección de Teté Espinoza. El teatro independiente es vital. Aquí nacen muchas de las voces que luego transforman la escena nacional, señaló Ortiz Velázquez.

Esta producción surge de esa convicción: contar lo que duele para abrir el diálogo, romper patrones, asumir que criar es, al final, una responsabilidad compartida.

La dramaturgia de Daniel Ortiz se nutre de la autoficción. No es un relato literal de mi vida, pero sí una exploración honesta de mis emociones, aclaró el autor.

Hay recuerdos que modifiqué, otros que resignifiqué y algunos que simplemente inventé para entender mejor lo que viví.

Uno de los ejes centrales de la obra es la herencia emocional. Nos guste o no, repetimos patrones, comentó Ortiz Velázquez.

No quiero ser ese padre ausente, pero en muchos momentos me veo reaccionando con los mismos miedos con los que me criaron. El proyecto escénico trasciende la catarsis personal para convertirse en una invitación a la reflexión colectiva. No importa si eres papá, mamá o hijo. Todos cargamos algo de nuestra infancia, y enfrentarlo nos permite ser más libres.

Desde el diseño de la puesta en escena, la narrativa busca evocar esa memoria fragmentada que caracteriza a los recuerdos de la infancia. La escenografía no es realista, sino simbólica, subrayó Ortiz Velázquez.

Hay elementos que representan momentos claves: un par de calcetas, un balón, una puerta que nunca se abre del todo. Todo eso ayuda a contar la historia sin necesidad de palabras.

El proceso de creación fue tan intenso como el trabajo en sí. El protagonista reconoció que escribirlo fue un acto de valentía. “Al principio tenía miedo de exponerme tanto, pero luego entendí que lo personal es político. Si mi historia puede ayudar a otros a mirarse en un espejo, entonces vale la pena.

Interpretar un personaje basado en ti mismo es complicado. Hay momentos en los que el dolor es real, pero el teatro tiene esa magia: te permite transformar lo que duele en algo que conecta con los demás. Ojalá esta historia ayude a abrir conversaciones sobre la paternidad, la ausencia y la posibilidad de sanar.

Las calcetas de mi padre tendrá funciones los miércoles y jueves a las 20 horas en el Teatro La Capilla (Madrid 13, colonia Del Carmen, alcaldía Coyoacán). La temporada concluye el 17 de abril.