Diyarbakir. Tras librar una insurgencia de 40 años en Turquía, el partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) declaró un alto el fuego a partir de ayer, dos días después de que su encarcelado líder, Abdullah Öcalan, pidió el desarme del grupo.

En un largo mensaje publicado en turco por la agencia ANF, cercana al partido armado, el PKK aprobó el llamado de Öcalan, que se transmitió el jueves en Estambul, en el que instó al grupo a deponer las armas y a disolverse por la paz y una sociedad democrática.

La agrupación política aseguró estar de acuerdo con el contenido del llamamiento tal como está, declaró que lo respetarán y ejecutarán, y añadió que ninguna de nuestras fuerzas llevará a cabo ninguna acción armada, al menos que sea atacada.

Según la agencia informativa Ap, desde que el grupo político lanzó su campaña armada contra el Estado turco en 1984, decenas de miles murieron. Es difícil calcular las bajas exactas, pero el International Crisis Group indicó que 7 mil 152 fueron asesinados desde que se reanudaron los combates en julio de 2015, incluidos 646 civiles, mil 494 miembros de las fuerzas de seguridad y 4 mil 786 milicianos de la organización.

Por su parte, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, afirmó que es una oportunidad histórica de destruir el muro del terror tras la declaración del fundador del PKK. Agregó que su gobierno vigilará de cerca que las conversaciones para poner fin a la insurgencia lleguen a buen puerto y advirtió que ya se tomaron medidas para evitar posibles provocaciones. Cuando se elimine la presión del terrorismo y las armas, el espacio para la política en democracia se ampliará de forma natural, prometió.

El Partido por la Igualdad y la Democracia Popular, formación política prokurda clave para la declaración del cese el fuego, espera que la organización armada y el gobierno turco resuelvan en tres meses una paz definitiva.