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Domingo 23 de febrero de 2025, p. a27
Cada clásico Pumas-América es un mundo. La gente que asiste le da sentido a una rivalidad que enciende lo extraordinario en medio de la nada. El de ayer puede resumirse en una imagen cargada de tensión al final del primer tiempo: la salida del técnico Gustavo Lema por expulsión y su caminata de regreso al vestidor, rodeado de cientos de personas que pidieron su salida en la derrota (2-0) contra las Águilas en el estadio Olímpico Universitario.
El argentino, furioso por la tarjeta roja que el silbante Fernando Hernández mostró a Piero Quispe, reclamó de forma airada como pocas veces y, al bajar al túnel que conduce a la salida, se sacudió los bolsillos del saco, como mostrando que en ellos no llevaba nada de valor mientras era silbado. Nadie pudo detenerlo. Con su salida y la del mediocampista peruano, también castigado por patear a Érick Sánchez en la pantorrilla, el actual tricampeón hizo lo necesario para ganar otra vez.
Pumas fue siempre un enigma, incluso cuando tuvo la posibilidad de jugar mejor pareció inseguro y temeroso, sin capacidad para hacer daño. Un error del portero mexicano-español Álex Padilla dejó al central americanista Israel Reyes con el arco abierto y sin marca para el 1-0 (23). Al ser un rival tan metido en su idea desde hace años, las Águilas prefirieron ir al frente antes que recurrir a la metódica tarea de contar pases sobre la cancha. Con la expulsión de Quispe, todo le resultó.
El español Álvaro Fidalgo amplió la cuenta tras el descanso (48) y, con ello, los más de 38 mil 200 asistentes en el recinto dejaron para otro tiempo el ¡Cómo no te voy a querer!
y mandaron un mensaje a su directiva que involucra a su actual entrenador: ¡fueeera Lema!
¡fueeera Lema!
Los jugadores intentaron despedirse de los pocos que quedaron en la zona del pebetero, pero entonces la respuesta para ellos fue la misma: ¡Pooongan hueeevos, los Pumas pongan hueeevos!
. Su tristeza fue la alegría de un América que sigue en segundo lugar de la Liga.
En una de las zonas bajas de la cabecera visitante, seguidores de Pumas golpearon a dos personas con camisetas de las Águilas hasta provocarles heridas en el rostro. La seguridad del recinto intervino para contener la agresión, ante el temor de los testigos por los ánimos ya desbordados hacia el final del encuentro.