México fue ejemplo de territorio seguro para el Opus Dei en AL
La periodista de investigación Paula Bistagnino habla en entrevista de su libro Te serviré, editado por Planeta
Lunes 17 de febrero de 2025, p. 2
Te serviré, libro de la periodista de investigación Paula Bistagnino, editado por Planeta, es un trabajo que abarca la historia del Opus Dei en Argentina, desde sus inicios hasta la actualidad.
La autora plantea que ciertas prácticas, como la captura de grandes fortunas y el sometimiento de personas pobres, son aplicadas sistemáticamente en cada uno de los 68 países donde opera el Opus Dei. Parte de la dificultad de su investigación residió en la ausencia de respuestas de la autodenominada La Obra, que, al contrario, decidió desmentirla en un comunicado, práctica habitual hacia quienes contradicen su discurso en el mundo. Esta es la primera parte de dos entregas, de la entrevista realizada a la periodista Paula Bistagnino.
−¿Qué es el Opus Dei?
−Es una de las instituciones más nuevas de la Iglesia católica, fundada en 1928 por el sacerdote español y hoy santo Josemaría Escrivá de Balaguer. Obtuvo el primer aval oficial en los años 40, pero la aprobación final y la constitución jurídica como prelatura personal se la otorgó Juan Pablo II en 1982.
“Esta figura, única en la institución, es una estructura jerárquica que funciona con autonomía de las diócesis y los obispados, y responde a sus propias autoridades en Roma.
Por encima del prelado del Opus Dei sólo está el Papa. Según declara, está en 68 países y suma unos 90 mil miembros, de los cuales sólo 2 mil son sacerdotes y el resto son laicos. Si bien todos son considerados iguales en su santidad y compromiso, hay distintas categorías o formas de pertenecer. En la punta de la pirámide están los sacerdotes y los numerarios, que son los miembros célibes que viven con compromisos de castidad, pobreza y obediencia en residencias de La Obra. Los numerarios son universitarios y trabajan en su profesión, en el ámbito privado o público, pero entregan sus salarios a la institución y reciben dinero para sus gastos. Otra categoría es la de agregados, que también hacen compromisos de castidad, pobreza y obediencia, pero pueden vivir en sus casas. Luego están los supernumerarios, que pueden formar familia. Su aporte es con dinero, bienes, trabajo y vínculos. La misma estructura se replica en la rama femenina, a la que además se agrega la categoría de numerarias auxiliares, que son las que llevan adelante el servicio doméstico de los centros, las residencias, las casas de retiro y las administraciones. Esa vocación no puede cambiar: no hay posibilidad de que una numeraria auxiliar se convierta en numeraria, por lo que toda su vida se desarrolla en tareas de cocina, limpieza y mantenimiento.
Un brazo contra la izquierda
−¿Hay relación directa entre el Opus y las dictaduras militares?
−El territorio más fértil para el Opus Dei fuera de España fue América Latina. Llegó primero a México porque les interesaba por su tamaño y el catolicismo; luego, a Estados Unidos, y después hacia los países del centro y sur. Entrevisté a ex miembros del Opus en México, Perú, Colombia, Argentina, Ecuador y Uruguay; en todos estos países se ha llevado muy bien con los gobiernos dictatoriales y la derecha, como aliado de la lucha anticomunista en Latinoamérica; ha sido un brazo muy importante para combatir incluso puertas dentro de la Iglesia, a las líneas más de izquierda.
En Argentina, en diferentes periodos de la dictadura fue donada al Opus Dei media cuadra en el barrio más caro de Buenos Aires, y luego le otorgaron un subsidio para la construcción de la sede principal. Esto era un cuento, hasta que pude corroborarlo con documentación.
−El Opus se caracteriza por su secretismo. ¿Qué más encontró en su investigación?
−Me llamó la atención que son personas muy formadas en lo profesional, y muy inteligentes, pero algo de lo religioso operó en ellos para hacer que su vida y su accionar esté condicionado por esa élite. Entraron para ser el engranaje de un plan mayor; el Opus Dei es una maquinaria que elimina la subjetividad de las personas. Su fundador, Josemaría Escrivá, decía que las personas son pequeños tornillos de esa maquinaria
. Entré buscando la fe y una forma de vida apegada a ella, y di con una maquinaria de poder, una organización de poder económico con un montón de personas al servicio de una institución que quiere gobernar, que tiene vocación de poder y que busca dinero con una intención directa y visceral.
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−¿Cuál es la relación entre el Opus Dei y México?
−México era lo más cercano en América al Opus Dei, una réplica fiel de España. Esa institución hizo en México lo mismo que en todos los países: ha tenido sus escuelas de mucamas, mujeres explotadas reclutadas en su adolescencia; también tiene acceso al poder, al gobierno y a la justicia. Actualmente, estoy extendiendo mi investigación a México.
“Hay un gran vínculo entre México y Argentina, porque, como a México llegaron las españolas, entonces todo era más riguroso; así, las mujeres argentinas eran enviadas para ser formadas por ellas o por mexicanas formadas con las españolas. México fue un ejemplo de territorio para América Latina, y creo que eso explica que las denuncias tarden más en aparecer. Era un territorio seguro para una historia como la que cuento en mi libro: dar refugio al banquero argentino Rafael Trozzo, que se fugó de Argentina en los años 80, luego de ser denunciado por quebrar al BIR, Banco de Intercambio Regional, y estafar a muchísimas personas. Recientemente, hablé con dos ex integrantes mexicanos del Opus Dei que lo tuvieron de profesor de ética en la Universidad Panamericana; también tuvo un programa en la televisión mexicana de la década de 1980, llamado Pregúntale a Trozzo.”
¿Secta o institución?
−¿Es secta el término correcto para describir a una organización como el Opus Dei?
−Hay una cantidad de pasos a seguir para una secta: la manipulación de la personalidad con la obtención de información y el uso de ésta para dominarte, el aislamiento de la familia y de otros vínculos sociales que no sean miembros de la institución, la obediencia… El Opus Dei aplica estas cuestiones a sus miembros célibes. Muchas personas que estuvieron en el Opus Dei dicen: yo estuve en una secta
; en algunos casos escaparon, ya que vivían en casas de las que no tenían llaves y bajo un sistema de vigilancia montado para que no tuvieran autonomía. Sin embargo, me cuesta decir que algo institucionalizado en la secretaría de culto de los países, en la Iglesia católica, que es la más institucional de las religiones en nuestros países, pueda ser llamado secta. Es complejo, porque tiene muchos elementos de ésta, pero está completamente legalizado. Entonces, además, funcionaron con esa tranquilidad.
−En el libro está documentado cómo el Opus Dei ejerció censura editorial respecto de los consumos culturales de sus integrantes. ¿Cómo se modificó esa situación con la masificación de Internet?
−Internet fue una de las cosas que mataron al Opus Dei respecto de lo que fue hasta 2000; sirvió para que los ex miembros pudieran compartir sus testimonios. Los más de 200 entrevistados me contaron que cuando se iban creían que sólo ellos se habían bajado de ese barco enorme, porque cuando algún miembro dejaba la institución ahí adentro les decían que lo habían mandado a otro país o que estaba loco. Cuando lograron poner los testimonios en común, se dieron cuenta de que en México, Argentina o Filipinas se vivían las mismas cosas: había una matriz que permitía que todo se ejecutara como una franquicia.