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Isocronías

Textos para Pedro

E

ste año Pedro Valtierra cumple 50 años como fotógrafo profesional. Con ese motivo habrá de presentarse el volumen Sin miedo a la luz, selección de fotos a las que intenté, en verso, ponerles pies, algo que en prosa he hecho tantas veces. Aquí un adelanto de ese trabajo (el primer texto no pie: traslación de un fragmento de plática en la que Pedro narró circunstancias de su venida al mundo).

“Despanzurrados, / cuáchala, cuáchala, / bajo los cascos de la bestia, / ranas y sapos, bajo la lluvia. // ¿De noche es, de madrugada? / De oscuridad lluviosa, percutida. / De nacimiento. // Cuáchala, cuáchala.

“Bajo los cascos / de la bestia, sapos y ranas.

despanzurrados. Va la partera // montada sobre ella // al nacimiento.

Escribir, qué contento, qué reposo, / dejar el rifle a un lado, la batalla / pendiente, y en de raya / cuaderno letras ir uniendo en gozo // al sólo imaginar quién las leerá. // Al sólo imaginar quién las leerá / esbozo una sonrisa. Quien las lea / que mucho piense en mí, sea como sea, / el caso es que me piense. ¿Así será? // Las palabras que digo por escrito, / que escribo y que no digo pero digo, / convocan la ilusión que necesito // en este andar al puro desabrigo / luchando por la vida necesaria. / Esta carta de amor es más plegaria // porque el amor esté siempre conmigo.

“He sucedido, sí, ¿pero he vivido? / Es esa mi pregunta, ¿y hay respuesta? / Se dijera que sí, hoy que la cuesta / es cuesta abajo ya. ¿Cómo han salido // las cuentas de mi vida. ¿Al menos tablas / si ya no gananciosas? ¿De qué me hablas?, / me dice mi silencio; no te entiendo. / Tenso alambre de púas, ¿estás oyendo // tales cavilaciones en la niebla? / La boca de vocablos se despuebla. / Hay que oír al silencio, de otra no hay. // Hacer pretendo a un lado el guirigay, / pasar en limpio este silencio bueno: /

vivido he, de mí no soy ajeno.

“Tirado de borracho, ahí tirado, / está el borracho. A un lado aún de pie / la botella bebida, mientras pasan / rumbo a la escuela, son casi las ocho, // las madres con sus hijos. Disimulan / unas, se escandalizan otras, nada / no obstante, nada, aunque apresuran, / tras un suspiro el paso a la pasada. // Amanecido está. En el aire tibio / del día que comienza flota un halo / que todo lo bendice, incluso al ebrio, // quien, bien dormido, súpito, si sueña / sueña con angelitos de la guarda, / –los viandantes que pasan–, que se salva.”