Miércoles 5 de febrero de 2025, p. a31
Nunca acabarán de lamentar los dueños del negocio taurino en México haber apostado en el primer cuarto del siglo XXI por un brillante rejoneador español y no por la reactivación de la torería nacional de a pie, el surgimiento y estímulo de nuevos valores y el fomento de una genuina rivalidad entre ellos, junto con la participación de ganaderías menos predecibles en su comportamiento en el ruedo. En vez de apostar por la fiesta de los toros en el presente y el futuro cercano, optaron por las utilidades rápidas. Si a ello se añade que los imaginativos empresarios no supieron poner límites ni términos de contratación al vistoso caballista, sobre todo en el sentido de estipular que en cada una de sus actuaciones se anunciara a toreros jóvenes con potencial, el perjuicio fue completo. La fiesta de toros de México carece de productos atractivos y a Pablo Hermoso ya no le cabe el dinero en los bolsillos –aún se sigue despidiendo–. Ahora continúa su hijo Guillermo.
En otro cartel más bien ocioso, hicieron el paseíllo el rejoneador navarro –¿qué necesidad?– Guillermo Hermoso de Mendoza (25 años de edad, cinco de alternativa, y tres corridas toreadas este año); el queretano Diego San Román (29, tres de matador y tres festejos) y el moreliano Isaac Fonseca (26, dos años cinco meses, y cinco corridas este 2025) para enfrentar un encierro de la ganadería guanajuatense de La Estancia, que con esfuerzo, entrega y dedicación trabaja cotidianamente en la búsqueda de un toro con raza y casta que se emplee a fondo en los tres tercios con emotividad y clase
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¿Por qué un cartel más bien ocioso? Porque en lugar de un rejoneador extranjero que comienza bien podían haber anunciado a uno o dos jóvenes nacionales urgidos de confirmar sus cualidades y espíritu competitivo. Pero no, vuelta a las utilidades rápidas ignorando la urgencia de diestros con capacidad de convertirse en imán de taquilla en el corto plazo. Más de media hora después de la anunciada empezó la corrida con los diestros de a pie.
Sobrado de afición y de entrega anduvo Diego San Román con un lote descastado, circunstancia que el diestro remontó a fuerza de decisión y valor, lo que no le impidió ser prendido por su segundo enemigo y escuchar dos avisos ensimismado en riñonuda faena derechista.
Por su espartana parte, Isaac Fonseca salió con el ímpetu que le caracteriza para toparse con otro lote a la defensiva, siendo violentamente cogido por su primero al intentar un natural, y con su segundo logró las tandas más ligadas de la noche ante otro ejemplar menos incierto, pero débil de remos.
Con el único toro con calidad del encierro de La Estancia, el rejoneador navarro Guillermo Hermoso tuvo una lucida actuación que se tradujo en benévola oreja.