Los artistas José Luis Cuevas (1931-2017) y Manuel Felguérez (1928-2020), además de coetáneos y colegas, formaron parte de la Generación de la Ruptura, razón por la cual el Museo José Luis Cuevas organizó la exposición El todo y sus variaciones a manera de homenaje al pintor, escultor y grabador zacatecano.

Las 52 obras que componen la muestra provienen del entorno íntimo de Felguérez, es decir, son piezas custodiadas en su taller ubicado en la casa que compartió con su esposa, Mercedes Oteyza. Fueron realizadas en los últimos años de vida del artista, “más o menos en la época de su exposición Trayectorias en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (2019), pero que no fueron vistas allí. Su estilo es parecido a Agenda 2030, esculto-pintura de gran formato instalada en 2018 en la sede de Naciones Unidas en Nueva York”, expresa Jorge Reynoso Pohlenz, curador de la exhibición junto con Salvador Vázquez Araujo, Manuel Alegría y Gabriela Eugenia López Torres.

Estas obras de gran formato son una especie de resumen de varios periodos de Felguérez, aunque la exhibición también comprende escultura y gráfica de otros momentos a partir, más o menos, de los años 70. La exhibición, sin embargo, no está organizada por periodos creativos. Más bien aprovecha la oportunidad de utilizar las naves del museo y sus tiros para generar interferencias visuales en las esculturas y pinturas.

Reinvención

La idea que tengo de Felguérez es la de una persona que siempre se imponía una reinvención. Era un pintor serial, trabajaba a partir de imponerse limitantes en cada serie, aunque también variaciones. Al mismo tiempo hay este común denominador de que la obra tiene que estar en movimiento. Que no es algo opaco, sino que genera una tensión con el espacio donde está. Siempre tiene que haber una exploración de los materiales y procesos.

▲ En su obra, Manuel Felguérez combinaba libertad y disciplina, expresa el curador Jorge Reynoso Pohlenz.Foto Marco Peláez

Respecto al concepto limitantes, Reynoso Pohlenz explica que Felguérez tenía un principio como el de la teoría de juego. Decía: ‘voy a tomar un tema o una serie de elementos, y no voy a salirme de este parámetro’; no obstante, dentro de esto introducía variaciones.

“Un caso famoso es el proyecto de la Máquina estética, en el que se recurrió por primera vez en México a un sistema informático para sacar las variaciones conforme a un algoritmo, todo en colaboración con un matemático de la UNAM, un algoritmo surgido a partir de lo que se suponía como su estilo. Y fue haciendo una serie con muchas variables, hasta que de repente se agotaron las variaciones y dijo: ‘me voy a otra cosa. Voy a combinar elementos informalistas, o gestuales, con geometrismo’. Había esta idea de combinar libertad y disciplina. Felguérez parecía un artista muy intelectual y racionalista, pero más bien generaba un rigor a su fantasía”.

El guion museográfico también incluye material documental que brinda una amplia gama del trabajo que realizó el artista, desde obra de escala monumental para espacio público y la colaboración escenográfica con Alejandro Jodorowsky, hasta piezas de pequeño formato, de caballete. Además de fotografías, se muestran fragmentos de textos de testimonios de Octavio Paz y Teresa del Conde, entre otras figuras culturales, que hablan sobre su visión de la obra del artista zacatecano.

El todo y sus variaciones, exposición homenaje a Manuel Felguérez, permanecerá abierta hasta marzo en el Museo José Luis Cuevas (Academia 13, Centro Histórico).