l miércoles pasado, el presidente Joe Biden se despidió de la sociedad estadunidense con un mensaje en el que denotaba tristeza y frustración, pero también la claridad de haber logrado una serie de importantes beneficios para la nación.
Ésta es una apretada síntesis de sus principales logros y fracasos.
Covid: la formidable respuesta que la administración Biden dio a la pandemia ocasionada por el covid se pudiera sintetizar en la producción y distribución de vacunas que permitieron que 250 millones de personas las recibieran y que el número de muertes se redujeran de 23 mil por semana a 400.
Infraestructura: la creación de un espectacular plan de gasto en la construcción y reparación de la infraestructura en carreteras, aeropuertos, puentes, sistemas de agua y comunicación por Internet a lo largo de todo Estados Unidos por más de un trillón de dólares.
Salud: amplió el sistema de salud conocido como Obamacare mediante el que se incorporaron aproximadamente 10 millones de personas a los beneficios de salud pública, incluyendo la promoción en la producción de medicinas y una disminución sustancial en su precio, entre ellas la insulina, tan necesaria para millones de estadunidenses diabéticos.
Desempleo: mediante una combinación de recursos públicos y privados se abatió el desempleo de 8.05 a 3.63 por ciento derivado de los programas de apoyo a la industria y los grandes y pequeños establecimientos comerciales, así como la inversión en infraestructura, independientemente de que los beneficios del programa no alcanzaron a madurar y llegar a toda la población.
Medio ambiente: los programas de apoyo al medio ambiente incluyeron la restricción en la explotación del petróleo en áreas reservadas y la obligación de aumentar el rendimiento de combustible por parte de los fabricantes de autos.
Pero, en medio de todo ello, también sus yerros marcaron su administración. Tal vez el más desastroso fue la salida de las tropas estadunidenses de Afganistán, después de que Trump en las postrimerías de su administración firmara un acuerdo con el Talibán para tal efecto. La forma precipitada y desorganizada en que se efectuó esa salida fue una mancha indeleble que marcó la administración Biden.
Otro gran problema que Biden trató de resolver tardíamente fue el de miles de indocumentados que cruzaron la frontera que abarrotaron calles y jardines de importantes urbes, como Nueva York, ante la impotencia de las autoridades para darles alojamiento y comida. La presión de los legisladores republicanos y los de su propio partido para que atendiera el problema en forma más eficiente obligó al presidente a tomar medidas extremas para coartar la llegada de indocumentados y deportar a miles que, a fin de cuentas, no dejaron satisfecho a nadie.
Su decisión de relegirse y el haber estado de acuerdo con la dirección del Partido Demócrata para que no hubiera elecciones primarias para escoger al candidato de su partido a la presidencia, y su tardía decisión de abandonar la carrera por la relección, después de su desastrosa participación en el último debate con Trump, fue considerado otro factor que costó a los demócratas la presidencia. La suma de errores que abrieron las puertas de la Casa Blanca a un personaje como Donald Trump fue tal vez la afrenta más grande para millones de estadunidenses.
Con todo, el legado del presidente Joseph Biden es laudable, si se toman en cuenta los graves momentos en que tomó las riendas de Estados Unidos y logró sacarlo de una de las más graves crisis que haya sufrido, incluido su esfuerzo por restaurar y reservar la democracia.
Hoy 20 de enero es considerado día de fiesta nacional en este país por celebrarse el nacimiento de uno de los más grandes defensores de los derechos civiles, Martin Luther King. Paradójicamente, también es el día en que rendirá juramento como presidente Donald Trump, quien se ha distinguido por su discurso racista en contra de los derechos civiles de los negros y las minorías raciales.